''Pretender que reduciendo la jornada diaria en doce minutos se cumple la reducción de la jornada semanal en una hora, no es una forma admisible de cumplir la ley, sino una forma de burlarla, lo que los clásicos llaman un fraude''.

''No hay libertad en medio de la selva o el desorden; tampoco es posible una distribución justa de oportunidades cuando el azar del balazo o la encerrona es lo que decide; menos hay voluntad de cooperar cuando en vez de la cortés hipocresía hay simple incivilidad''.

''No es correcto revisar todas las conversaciones de un teléfono sobre la base de que una conversación parece delictiva. Una democracia liberal no puede descansar sobre un principio como ese: un principio voyerista e inquisitorial, que considera correcto hurgar en las comunicaciones de manera indiscriminada tras la búsqueda de delitos''.

''En la cultura contemporánea se ha llegado a creer que quien se presenta como víctima merece, por ese solo hecho, el máximo crédito, y que esperar el veredicto de un tribunal que examine las pruebas es una forma de complicidad con el abuso''.

Carlos Peña: "Como en una democracia liberal la política se define, en términos generales, por los medios institucionales empleados, no cabe duda de que la presión social que aspira a sustituir al resultado de las instituciones (en otras palabras, que aspira a torcer la voluntad de la mayoría política mediante lo que se ha llamado mayoría social, como dicen el senador Núñez o Diego Vela) no es genuinamente democrática".

''La izquierda ilustrada sostiene que hay un método —la razón— para configurar el mejor modo de vivir y no ha creído, como lo cree el wokismo, que el diálogo y el debate son una mera puesta en escena, un pretexto o un disfraz para esconder la lucha de intereses o el poder''.

''Cuando se demanda la fuerza para que los bienes más básicos de la vida social sean posibles, como está ocurriendo hoy en los barrios (donde la gente echa de menos salir al trabajo o a la escuela y volver indemnes, planificar una salida al parque, el día a día sin sorpresas ni sobresaltos), se está ante un síntoma flagrante de una crisis severa''.

''Esto de hacer de la permisión irrestricta del aborto una tesis de izquierda y oponerse a ella una de derecha no tiene fundamento. Es solo fruto de la irreflexión''.

''La democracia no excluye la lucha de convicciones, sino que la reclama. El diputado Winter plantea un problema digno de debatir. Los partícipes de la democracia —incluso luego de alcanzado un acuerdo— no deben renunciar a sus ideas, sino solo al empleo de medios violentos para imponerlas. La batalla cultural es parte del dinamismo de una democracia liberal''.

“Los jueces no son representantes de la ciudadanía, ni intérpretes de lo que la ciudadanía cree o espera, ni planificadores sociales para satisfacer necesidades, ni menos encargados del orden público o de la seguridad. Al revés, se trata de personas cuya tarea es aplicar la racionalidad contenida en las reglas frente a las pulsiones ciudadanas”.