En este tramo final que toma la carrera contra la pandemia del coronavirus, hay dos obstáculos que determinarán el éxito o el fracaso en los próximos cuatro a seis meses. El primero es la B-117, el nombre científico que recibe la variante del covid descubierta en Reino Unido y que usualmente se conoce como “la cepa británica”, con su característica de que eleva la tasa de contagio, o R, entre 0,4 y 0,7 por sobre el covid-19 original. El segundo es la capacidad de los gobiernos en obtener vacunas y administrarlas a su población.
En esto, Israel lidera el mundo con casi 30% de su población de 9 millones vacunados. EE.UU., en cambio, ha encontrado grandes impedimentos burocráticos y administrativos en la vacunación de sus ciudadanos donde solo 15,1 millones (el 5% de la población) han recibido al menos una dosis, pese a que los estados, de quienes depende la administración de la vacuna, han recibido más del doble de vacunas: 38.1 millones (12%).
La administración Biden planea inocular 100 millones de ciudadanos en 100 días, algo que pueden lograr de mantener la tasa actual de casi un millón por día.
La carrera por inocular los ciudadanos es aritmética, mientras el Covid avanza de forma geométrica y la nueva cepa B-117, descubierta en septiembre, es cumulativa a la antigua cepa
No obstante, la carrera por inocular los ciudadanos es aritmética, mientras el Covid avanza de forma geométrica y la nueva cepa B-117, descubierta en septiembre, es cumulativa a la antigua cepa. Este punto no debiese ser soslayado. Con un R superior, en menos de tres meses se convirtió en la cepa predominante en Gran Bretaña y en otros países de Europa. Algunos epidemiólogos estiman que con 50% de la población vacunada, el R de la cepa original caería a menos de uno; no obstante, para la cepa B-117 sería eventualmente 80%. Dos desenlaces en tiempo sustancialmente diferentes con consecuencias dramáticas en número de contagiados, muertos y destrucción adicional de la economía global ya fragilizada por un año de crisis sanitaria.
La capacidad de innovación y del mercado para alocar recursos eficientes han asegurados varias vacunas producidas por laboratorios privados. La más sorprendente fue la tecnología del laboratorio Moderna, que en enero del 2020, apenas un mes después del anuncio de la pandemia, ya tenía su vacuna desarrollada. Lograr las aprobaciones, escalar su producción mientras se reduce la tasa de infección han sido claves en la carrera durante 2020. Su desenlace final va a depender de la capacidad de EE.UU. de imponer restricciones de viaje, conglomeraciones, uso obligatorio de máscaras y otras restricciones que inciden en las libertades de sus ciudadanos. Esto requiere una guerra cultural contra de los seguidores de Trump, mientras ejecutan la vacunación a su población.
En Europa la nueva cepa ya es la predominante y la vacunación no va bien. Gran Bretaña lidera con 8% de su población mientras Alemania y Francia tienen menos de 2% de su población. Esto es producto de errores como tener pocas vacunas compradas: su mentalidad monopsónica, que atribuye gran poder de negociación al comprador, los llevó a ofrecer un cuarto del precio por vacuna a Astra Zeneca, el laboratorio con mayor número de dosis disponibles, pero que los relegó al final de la fila. Eventualmente, el Brexit será una razón adicional de Gran Bretaña para asegurar la vacuna AZ para sus ciudadanos antes del resto del continente.
En Chile el plan del gobierno depende en una primera etapa principalmente en mantener en raya al Covid mientras reciben las dosis. La fecha de aprobación de la vacuna de Astra Zeneca por parte del ISP es esencial, y cada semana de demora tiene consecuencias, dado que es la segunda vacuna más comprada, con cuatro millones de dosis, suficientes para dos millones de personas. Brasil parece ser el país con mayor riesgo que el B-117 y la cepa original hagan estragos dado una combinación de factores similares a EE.UU. en la guerra cultural, y la falta de vacunas compradas.
La carrera final contra el Covid va ser ganada por la humanidad pero va a permanecer por mucho tiempo, con muchas mutaciones. Esperemos que a futuro dejemos fuera a las pandemias de las guerras culturales, así como se tengan protocolos claros al inicio de una, se aumente la capacidad de producción a escala planetaria, se tenga procesos de aprobación de vacunas para pandemias simplificada y una capacidad de administración de vacunas eficientes. Al final no podemos referirnos y deslizar responsabilidades sobre pandemias definiéndolas como Cisnes Negros o eventos inesperados: debemos estar siempre preparados para enfrentarlas.