Mucho se habla de la “guerra” entre los bancos y las empresas fintechs, esta nueva generación de emprendimientos que busca crear valor combinando tecnología con servicios financieros. En Chile, muchos bancos les han cerrado las cuentas a empresas fintech, principalmente excusándose en el riesgo de operar con una compañía financiera no regulada. De hecho, hace pocos días, la Corte Suprema emitió un fallo respaldando la decisión de un banco de la plaza contra un mercado online de criptomonedas.
Por otro lado, quienes lideran este tipo de emprendimientos, que unen tecnología y el ámbito financiero, atribuyen que estas medidas adoptadas por parte de la banca responden a que esta quiere frenar la competencia.
Sin embargo, siendo pragmáticos, luego de la crisis de 2008, el apetito por riesgo de las instituciones financieras tradicionales bajó considerablemente. Sus equipos de compliance (cumplimiento normativo) se multiplicaron, las restricciones para hacer negocios subieron y la banca en general se volvió una industria mucho más rígida a nivel mundial que lo que era previo a ese año.
Esta situación provocó que una industria que ya se movía lento, lo hiciera aún más, justo en un momento en que la masificación de los smartphones, generó una oportunidad única para innovar: actores incumbentes lentos y repletos de restricciones, junto a un mercado exigiendo una nueva forma de relacionarse con la industria y una mejora considerable en su experiencia, acceso y productos, son un escenario ideal para impulsar nuevas iniciativas que creen valor.
Esto ya se ha visto en bolsa. En los últimos dos años, el crecimiento del valor bursátil de diez empresas líderes de la industria fintech fue el doble al que consiguieron diez compañías líderes del sector financiero tradicional.
Muchos dicen que los bancos deben abrirse a trabajar con empresas fintech. Pero es una manera equivocada de ver el desarrollo que debe asumir la industria. Los incumbentes deben transformarse en compañías fintech. No queda otra: en el futuro, la automatización de procesos va a ser una de las pocas ventajas competitivas que podrán desarrollar los actores de la industria.
Quien no sea capaz de automatizar procesos críticos de negocio y de personalización a cada cliente, simplemente no podrá competir en una industria compuesta por miles de oferentes de todo el mundo.
Si bien hoy las empresas fintech se ven como un complemento de los grandes bancos, es una mirada de corto plazo: en el día de mañana no existirá ningún actor financiero que no sea fintech.