La economía chilena se mueve con rapidez, aunque enfrenta algunos desafíos visibles. Creemos que el segundo trimestre de 2018 marcó el peak del actual ciclo económico de Chile, y que la reciente caída en los precios del cobre debilitará el crecimiento de la inversión. Además, una inflación más alta causará que el gasto de los consumidores se suavice y acelerará el proceso de alzas de tasas de interés, algo que nosotros esperamos que comience en octubre. Junto a ello, la política fiscal perderá fuerza.
No obstante, la escala de ajuste será modesta, mientras que la vigente brecha de capacidad (algo que queda en evidencia al mirar el mercado laboral chileno) implica que todavía hay margen para que la economía crezca rápidamente.
Además, creemos que el cobre ha tocado fondo y que se recuperará gradualmente hasta los US$2,95 hacia fines del próximo año, lo que ayudará a mantener los ingresos de exportación. Este año cerrará cerca de sus actuales niveles.
Nuestras perspectivas para la actividad del país son favorables. En el segundo trimestre, el crecimiento de Chile fue el mayor en más de cuatro años; la demanda interna fue el principal motor de crecimiento, con una expansión de la inversión de alrededor del 7% anual, y el consumo privado en más del 4% anual. Si bien los efectos de base de comparación ayudaron al impulso, aun así, el crecimiento trimestral subió 1,2% y 0,7% en los últimos dos trimestres, lo que indica un fuerte momentum subyacente.
Aunque la actividad económica y las ventas minoristas se debilitaron en julio, las encuestas sobre las expectativas de gasto de los hogares y las condiciones financieras relativamente laxas en Chile apuntan a que el gasto del consumidor se mantendrá más fuerte de lo que la mayoría espera.
No obstante, el crecimiento del PIB cercano al 5% anual está por encima del potencial, lo que podría generar restricciones de capacidad y sobrecalentamiento: nuestra estimación de crecimiento potencial a largo plazo para Chile es de alrededor del 3%.
Pero aún así el país puede disfrutar por un tiempo de cifras económicas por sobre ese umbral. Aunque la inflación está aumentando, y es probable que impulse el ajuste monetario el próximo mes, los precios no están repuntando a un ritmo alarmante. Además, a pesar del fuerte crecimiento de las importaciones, los déficits en cuenta corriente siguen siendo pequeños según los estándares recientes, lo que indica que la tasa de crecimiento es saludable.
Por todo esto es que anticipamos un crecimiento del 4,5% en 2018 y del 4,0% en 2019. Al mismo tiempo, esperamos que la tasa de política monetaria termine el próximo año en 4%, a diferencia del 3,5% que proyecta el mercado.
Los indicadores muestran que hay cierta holgura de capacidad en la economía, ya que la tasa de desempleo de Chile ha aumentado recientemente. Esto sugiere que todavía hay un grupo de mano de obra que puede utilizarse para satisfacer una demanda más fuerte.
En este marco, con base en nuestras estimaciones de diferencia entre el producto real y potencial (las "brechas de producción"), creemos que Chile todavía está operando por debajo de su potencial. En otras palabras, su economía parece tener capacidad adicional para satisfacer una demanda interna más fuerte durante los próximos 12 meses, aproximadamente, sin generar una inflación significativamente más alta. Son, en general, buenas noticias para un país que ya celebra el aniversario de su independencia. !Felicidades!