Desde hace un tiempo los ánimos en el país de los gauchos están abatidos. No solo por el fútbol, sino también por la crisis económica que ha sacudido la nación. La situación es difícil, es cierto, pero ya comienzan a brotar algunas oportunidades.
El 5 de mayo, un fuerte mazazo golpeó la economía argentina. Ese día, el Banco Central subió a 40% la tasa de referencia, que solo unos días antes se ubicaba alrededor del 27,25%, medida adoptada para evitar el derrumbe del peso. Si observamos hoy las cotizaciones de la moneda y del mercado de acciones, pareciera que Argentina está otra vez por los suelos. El país había puesto sus ilusiones en Mauricio Macri, un presidente que despertaba grandes expectativas, pues ponía fin a la controvertida "era Kirchner" y con su enfoque neoliberal de la economía, reanimaba esperanzas de tiempos mejores.
Pero no se ganan batallas sin municiones. Este fue el caso del Banco Central de Argentina, que intentó detener el desplome del peso con un modesto volumen de reservas. Podría pensarse entonces que la línea de crédito acordada por el Fondo Monetario Internacional llegó en el momento justo, si no fuera por el recuerdo de lo que sucedió a comienzos del milenio cuando el FMI cortó la ayuda financiera y hundió al país en una de las peores crisis de su historia. Hoy esta institución ha regresado y como de costumbre, ha impuesto una lista de condiciones en el plano de la política fiscal. Una situación delicada para Macri, cuya coalición política deberá someterse a prueba en las elecciones presidenciales el otoño del año que viene.
Una inflación muy por encima de la meta prevista y grandes déficit que se financian principalmente con un mayor endeudamiento en dólares son malos presagios en estos tiempos de alza del dólar y alzas en las tasas de interés de Estados Unidos. A todo esto se suma una de las peores sequías en la historia argentina y la ralentización del comercio mundial debido al endurecimiento de la postura de Washington en este campo. Al final, el presidente del Banco Central argentino presentó su renuncia y fue reemplazado inmediatamente.
Pero quizás el "tango argentino" no sea tan triste como parece en este momento. Los precios de las acciones de las empresas argentinas que cotizan en Estados Unidos cayeron a menos de la mitad de los valores máximos alcanzados en enero y ofrecen oportunidades. Los títulos de deuda soberana y los bonos a corto plazo de empresas establecidas vuelven a mostrar retornos atractivos.
Se espera que las numerosas medidas de política monetaria vayan surtiendo efecto paulatinamente y contribuyan a frenar la depreciación de la moneda. Cabe esperar también una normalización del déficit de la balanza comercial, el cual se vio seriamente agravado por la sequía. Se han previsto asimismo diversas medidas fiscales, como la reducción de los subsidios al sector energético. Y la ayuda del FMI aleja la amenaza de un déficit de financiamiento.