"La mesa de la Convención tomó una iniciativa dirigida a promover la diversidad política. Propuso ampliar el número de las vicepresidencias y hacerlo de un modo tal que permitiera que también llegaran a esa instancia representantes de Vamos por Chile. Podía haber pasado la aplanadora y no lo hizo".

"Cada vez que le han preguntado por Cuba, Jadue se queda sin nada que decir. Al final, hizo lo único que podía realizar un comunista en esas circunstancias: salir arrancando y negarse a participar en más debates".

"Las declaraciones destempladas, los actos de matonaje y la intransigencia de algunos convencionales que recién despiertan a la vida pública constituyen un problema para los frenteamplistas que quieren ser padres de la nueva Constitución".

"Todas las circunstancias parecen jugar a favor de Daniel Jadue, desde la debilidad de la izquierda democrática hasta la desorientación de la derecha. Pero nada lo favorece más que la creencia de partidarios y muchos detractores de que su llegada a la presidencia es un hecho inevitable".

"Si la idea del “matrimonio homosexual” corresponde a profundas exigencias de justicia, ¿cómo Sebastián Piñera no la planteó en la campaña presidencial, donde dijo exactamente lo contrario?".

"Siempre se dijo que el movimiento del 18 de octubre era inarticulado. Esto cambió. Con inteligencia, audacia y un uso genial de las redes sociales, ese fenómeno ha tomado forma más orgánica en esta elección".

"Las próximas elecciones no son un simple enfrentamiento entre gobierno y oposición. En ellas se juegan dos formas de entender la política y de organizar la convivencia social, que no coinciden con el eje derecha/izquierda: la democracia representativa y la de carácter asambleísta".

"Uno no puede proclamar ideales valiosos y luego realizar acciones que los hagan imposibles. La vida democrática impone exigencias. A quien no lo entienda, le espera una gran decepción".

"Pamela Jiles y su éxito actual son un fruto de una centroizquierda y una derecha que, por buscar ventajas pequeñas, han renunciado a sí mismas y han sido incapaces de pensar en el país a largo plazo".

"Muchos católicos, clérigos incluidos, piensan: 'Después de la crisis de los abusos, ¿con qué autoridad vamos a hablar?'. Es un modo de razonar comprensible, pero radicalmente falso".