''Trump no podría incurrir en todas estas desmesuras si no tuviera apoyo en una población que está hastiada por la arrogancia de las élites progresistas. El problema es que la respuesta, el wokismo de derecha, es una pésima solución''.

''El país tiene que saber que la oposición no posee ninguna varita mágica y que las medidas de ajuste de los próximos años serán dolorosas, dolorosísimas. La meta del próximo gobierno ha de ser muy modesta: poner la casa en orden”.

''Los católicos no sabían el nombre del elegido y ya estaban felices. ¿En qué otra institución del planeta sucede algo semejante? ¿Se imaginan que en una elección presidencial de resultado incierto pudieran empezar los festejos tan pronto se cierran las urnas sin conocer al ganador?''.

''El cristianismo está lleno de paradojas. Pensemos, por ejemplo, en el contraste que se da entre Tomás de Aquino y Francisco de Asís. Uno representa el orden y el espíritu sistemático; el otro, la espontaneidad. Benedicto XVI estuvo más cerca del primer estilo, aunque con muchas diferencias; en cambio, el de Francisco correspondió al de su tocayo''.

''En las derechas, cada uno parece más preocupado de su pyme que de tener un Parlamento que represente a ese Chile que fue capaz, con generosidad y altura de miras, de articular el gran frente del Rechazo en 2022''.

''Podemos discutir cuántos y cuáles deben ser los feriados y probablemente habrá que recortar alguno. Pero una sociedad que carece de días especiales, o donde uno dispone de ellos de la misma manera en que elige si comerá pizza o sushi, es una sociedad paupérrima''.

''Nos sentimos impotentes ante esa violencia que avanza impune. El nuestro es un problema de seguridad, por supuesto, pero también uno de carácter filosófico. En Chile estamos cosechando las consecuencias de una deficiente filosofía social, que debilita el derecho del Estado a ejercer la fuerza para defendernos''.

''La pregunta fundamental de la política no es: “¿dónde está mi enemigo?”, sino, por el contrario, “¿dónde está mi amigo?”. En una sociedad sana, lo primero no es el conflicto, sino la amistad cívica''.

''¿Quién podría haber imaginado que Gabriel Boric iba a terminar dando su apoyo a una reforma legislativa que, mal que le pese, significa una validación de las AFP?''.

''Los integrantes de la generación Boric piensan que, en el fondo, están haciendo lo mismo que el compañero Allende. Lo creen de verdad o quieren creerlo: imaginan que hoy llevan a cabo el sueño interrumpido de la Unidad Popular, que no fracasó, sino que simplemente fue derrotada''.