Plagas y enfermedades en arándanos
El crecimiento explosivo del cultivo de arándanos no ha estado exento de problemas de tipo sanitario. Las variadas plagas y enfermedades que pueden atacar a este berry han hecho que los manejos estén enfocados hacia el control integrado de plagas y, sobre todo, al monitoreo. Conozca a continuación las principales plagas y enfermedades que atacan a este cultivo.
Daniela San Martín
I-Plagas
En el caso particular del arándano existen tres plagas consideradas como las de mayor trascendencia, desde la perspectiva cuarentenaria, debido al gran impacto económico que generan. Lo cierto es que éstas son la principal causa de rechazo de las exportaciones de arándanos en el mercado de destino, por lo que su control es obligatorio.
Para los expertos, independiente de la plaga, el monitoreo es la clave para llevar a cabo un control oportuno. Sólo así se evitará que las poblaciones dañinas lleguen a niveles de fuerte impacto en el cultivo. “Para esto, es necesario conocer tanto el huerto como la biología de las plagas, y hacer una mejor selección de los productos, dando preferencia a los de origen biológico”, afirma Patricia Larraín, entomóloga y directora regional de INIA Intihuasi.
A continuación, repasamos las tres plagas más importantes para el cultivo del arándano:
Proeulia sp - A la izquierda macho, a la derecha hembra
Proeulia sp.
Cerca del 60% de los rechazos de arándanos chilenos para exportación, se debe a la existencia de polillas endémicas del género Proeulia. “El daño que producen es tanto económico como cosmético, debido a su característica de cuarentenaria y a que atacan principalmente el fruto para luego dar entrada a otros patógenos”, dice Larraín.
Biología: Entre noviembre y enero comienzan el primer vuelo, luego que las larvas hayan completado su desarrollo. Estas Eulias oviponen y generan la segunda generación durante el verano, emergiendo desde inicios de diciembre hasta mediados de febrero, para comenzar el segundo vuelo entre fines de enero y fines de marzo. Luego, las hembras oviponen, generando eclosión de larvas neonatas, las cuales se resguardan bajo las brácteas de las yemas e invernan hasta la próxima temporada, siendo capaces de producir entre 2 y 3 generaciones.
Daños: Al ser un insecto cuarentenario, basta con su presencia para originar el rechazo de las partidas en la inspección del embarque.
Las polillas pueden ocasionar cuantiosos daños, plegando y necrosando la superficie de la hoja o lámina.
En las yemas, las Eulias pueden dañar el tejido meristemático a fines del receso vegetativo.
Por último, el mayor perjuicio lo ocasionan a nivel de fruto, dañando la cosmética de éste. “Las larvas producen galerías superficiales que permiten la entrada de organismos patógenos que producen pudriciones”, explica Larraín.
Monitoreo: De acuerdo a la experta, es fundamental examinar hojas y frutos pequeños del mayor número de plantas posibles. “Mientras mayor sea la muestra, será más significativa. Estas deben ser tomadas al azar por cuartel y quincenalmente a partir de agosto”, enfatiza la entomóloga.
Además, recomienda utilizar trampas de feromonas para Proeulia auraria. “Son una muy buena herramienta para la detección de adultos durante los vuelos. Se deben posicionar dos trampas por cuartel como mínimo o bien una por cada cuatro hectáreas”, expone Larraín.
Manejo: Cuando se han capturado adultos durante tres días seguidos, es necesario hacer una aplicación para su control cinco a seis días después o una vez que se han encontrado las larvas.
Insecticidas Proeulia
Producto |
Dosis |
Carencia |
Laboratorio |
Imidan 70 WP |
100-130g/Hl |
10 días |
BASF |
Success 48 SC |
150ml/ha |
5 días |
Dow AgroSciences |
Diazinon 600 EC |
1,5-2,5 L/ha |
12 días |
Anasac |
Avaunt 30 WG |
17g/Hl |
40 días |
Du Pont |
Insecticidas biológicos (Bacillus thuringiensis)
Producto |
Laboratorio |
Dipel |
Bayer Cropscience |
Javelin |
ASP |
Chanchito blanco
Chanchito blanco
El chanchito blanco es la segunda causa más importante de rechazos de arándanos de exportación en los distintos mercados de destino. “Esta es una plaga difícil de erradicar, por lo que es necesario realizar un manejo adecuado e integrado, basándose en el monitoreo y en una buena programación del programa fitosanitario. Sólo esto llevará a que el manejo sea efectivo”, asegura Larraín.
Biología: En la zona centro del país, el chanchito blanco puede desarrollar entre 3 y 4 generaciones, las que al sobreponerse generan una población mixta de adultos y ninfas. El chanchito blanco está presente prácticamente durante todo el año en sus diferentes estadios de desarrollo.
Monitoreo: Durante el invierno, se encuentra protegido entre las grietas del tronco y en la zona del cuello y las raíces de las malezas aledañas, especialmente en la correhuela y la malva. “Para su monitoreo es preciso buscar durante el invierno, es decir, entre mayo y agosto”, indica la entomóloga.
Estrategias de control: De acuerdo a la experta, el control de esta plaga debe ser principalmente del tipo cultural. Y es que se deben eliminar los hospederos durante el invierno, es decir, las malezas como la correhuela, malva, hinojo, cargo y amor seco.
Otra posibilidad para el control del chanchito blanco, de acuerdo a la experta, es utilizar variedades más resistentes a su ataque.
Por último, el control biológico resulta una buena alternativa para su control, ya que se enfoca en preservar la entomofauna depredadora que pueda estar presente en el huerto, como las Crisopas, Coccinélidos y Pseudaphycus flavidulus, un parasitoide del chanchito blanco.
Lobesia botrana
Lobesia botrana
La Lobesia botrana o polilla de la vid se transformó en una de las plagas más importantes para el arándano durante el último año. “La preferencia por este berrie quedó negativamente expuesta la temporada pasada, cuando inesperadamente esta plaga se movió al arándano desde su principal hospedero, la vid, originando graves consecuencias para los productores y exportadores nacionales, en especial para aquellos que enviaban al mercado estadounidense”, explica Esteban Basoalto, ingeniero agrónomo y académico del Instituto de Producción y Sanidad Vegetal de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Austral de Chile.
Biología: Corresponde a una polilla pequeña, que inverna como pupa en zonas protegidas, sobre o cerca de la planta hospedera. En vides (Vitis vinifera L.), por ejemplo, las larvas de la primera generación se alimentan sobre las inflorescencias, dañándolas. Las siguientes dos o tres generaciones dañan los racimos verdes, en maduración y maduros. El daño en fruta madura o cerca de la madurez trae consigo la infección de los racimos por Botrytis cinerea P., lo que acentúa los daños sobre el cultivo. En ausencia de control biológico y medidas culturales, efectivas en Chile, la estrategia para su control se ha basado en el uso de insecticidas y herramientas de confusión sexual.
Control: El control de la Lobesia botrana es bastante riguroso y metódico, por lo que se aconseja seguir las medidas establecidas por el SAG y que se encuentran disponibles aquí.
Otras plagas
Si bien se encuentran en una segunda línea, existen otras plagas relevantes para el arándano que también pueden causar problemas de calidad en la fruta o rendimientos internos. Entre ellas, se encuentran las siguientes:
-Pulgones del algodón: Genera daño en brotes y base del fruto. Produce aborto frutal y floral.
-Arañitas: Deterioran el follaje, por lo que la planta pierde capacidad fotosintética. Así, producen fruta de menor calidad y alteran el rendimiento de la presente y futura temporada.
-Pololos (blanco y verde): Las larvas se alimentan de las raíces pudiendo incluso matar la planta.
-Trips: Generan alos en la fruta.
-Conchuela del olivo, negra y café: Las larvas se alimentan de la sabia de la planta. Los adultos expelen una mielecilla que causa la formación de fumagina, la que termina por afectar la fotosíntesis de la planta.
II-Enfermedades
Existe una gran variedad de enfermedades que pueden atacar al arándano. Éstas pueden ser de tipo fungoso, bacteriano o viral, y atacar a la planta o al fruto. A continuación, se detallan las enfermedades que tienen más incidencia en este frutal:
Cancro del cuello:
El Neofusicoccum está compuesto por varias especies, siendo la más común la que vive en el cuello de la planta, la cual es capaz de matar ramas y hasta la planta completa. El cancro comienza a colonizar la madera, necrosándola y tapando su sistema vascular. Si bien la planta intenta seguir funcionando con normalidad, el hongo es capaz de anillar todo el tronco y provocar su muerte. “En verano se ven los síntomas. Primero, una rama, luego dos y así, hasta que al tercer año está seca toda la planta. Por esto, si no se maneja adecuadamente, el productor puede quedar sin plantas”, asegura Andrés France, agrónomo M.Sc., Ph.D. y fitopatólogo del INIA Quilamapu.
De acuerdo al experto, la mejor medida de control es la prevención. Para ello se debe proteger los cortes de poda o adelantar esta práctica en los lugares con mucha presión de la enfermedad. Se debe realizar una poda sanitaria, eliminado completamente las ramas enfermas a medida que se produzcan. Éstas sólo servirán de sitio para que el hongo se reproduzca. “Por otro lado, el uso de fungicidas no tiene sentido en las plantas que ya están enfermas, sólo puede ayudar a disminuir el inóculo cuando éste se produce en otoño”, explica France.
Plateado
Plateado
El Plateado del arándano es una enfermedad causada por el hongo Chondrostereum purpureum. Si bien esta especie de hongo ha sido identificada en 240 huéspedes diferentes alrededor del mundo, en Chile, el arándano sigue siendo su huésped exclusivo.
Este hongo coloniza la madera, tapando los haces vasculares de la planta e impidiendo el flujo de nutrientes a través del sistema vascular. Además, es capaz de movilizar toxinas hacia las hojas, las cuales producen la característica típica del plateado: el desprendimiento de la epidermis de la hoja. “Respecto al color plomizo de las hojas, éstas se observan inicialmente en las hojas apicales, para luego ir progresando hacia las hojas basales. Lo cierto es que a las hojas sintomáticas se les puede desprender la epidermis con facilidad. A las sanas, en cambio, esta situación sólo les ocurrirá rompiéndolas”, agrega France.
Más información sobre esta enfermedad, aquí.
Pudrición carbonosa o cenicienta
La Macrophomina es un hongo de las raíces, que ataca el cuello de la planta y las raíces primarias, y produce una pudrición de aspecto carbonosa debido a la acumulación de numerosas estructuras de resistencia llamadas micro esclerocios. “Como mata las raíces, es un hongo que actúa rápido, sobre todo en plantas nuevas, con pocas raíces. Éstas pueden sucumbir en un año”, asegura France.
Lo particular de este hongo, es que para su desarrollo necesita altas temperaturas y suelos secos, los cuales le permiten sobrevivir en su estructura de resistencia, que además opera como su forma de diseminación. “En la medida que sigamos con los problemas de sequía y altas temperaturas, vamos a ver aumentada esta enfermedad, especialmente en la zona central y centro sur”, dice el fitopatólogo.
La Macrophomina no tiene control químico, por lo que evitar que el suelo se reseque y los mulch de plástico, que favorecen el calentamiento del suelo, son la principal medida para evitar su presencia.
Otras enfermedades
Además de las enfermedades fúngicas mencionadas, existen otras que también pueden repercutir de manera importante en los cultivos de arándanos:
-Almillaria: Este hongo está presente en zonas donde ha habido bosques de especies nativas o pinos. Cubre el cuello de la planta de manera lenta. Su principal problema es que no tiene control efectivo, por lo que el arranque de las plantas es la única solución.
-Pestalotiopsis: Hongo que coloniza el cuello de planta y produce una cintura de color café oscuro, que no deja pasar la savia. Éste es abundante en viveros donde exista exceso de residuos que puedan estar contaminados, alta humedad y calor. “Las plantas infectadas al primer año, tienen ramas muertas, lo que muchas veces en un cultivo de esta edad significa perder la planta. En plantas adultas, de más de 2 a 3 años, la enfermedad deja de tener importancia”, enfatiza Andrés France.
-Verticillium: El verticillium es un hongo que afecta las raíces. Su síntoma principal es muy parecido al efecto de la sequía en las plantas. Es decir, las hojas se necrosan por los bordes y luego se marchitan. Eso sí, la planta se puede defender, aunque hay que ayudarla eliminando la fruta y rebajando con poda la parte aérea, con el fin de compensar un sistema radicular parcialmente obstruido con una menor transpiración”, indica el especialista.
-Agalla del cuello: La agalla del cuello es provocada por la bacteria Agrobacterium tumefaciens y es un problema que se da principalmente en viveros, especialmente en aquellos donde se usa la propagación por estacas.
-Phomopsis: Este hongo, al igual que los anteriores, ataca la madera de la planta y es capaz de, en algunos casos, colonizar el fruto. “En China detectaron en fruto una de las varias especies de Phomopsis presentes en Chile y pusieron una restricción de ingreso o warning. En caso de llegar otra vez podrían incluso cerrar mercado. El problema es que este hongo puede colonizar aquellas ramillas que ya produjeron fruta, por lo que ahorrarse mano de obra para no podar estas ramillas puede ser un tremendo error, que derivará en la creación de un reservorio de hongos. Por lo mismo, siempre es recomendable sacarlas”, reafirma France.
-Botrytis cinerea: La Botrytis es un hongo que ataca al fruto produciendo principalmente problemas de pudrición durante el almacenaje y la poscosecha. “Es una enfermedad que parte en huerto, colonizando la flor y después desarrollándose en el fruto. Sin embargo, hay que manejarla durante todo el cultivo”, explica France.
El mayor daño que ocasiona este hongo es durante la floración, pudiendo llegar a botar el 30% o 40% de las flores. “Hay variedades que producen muchas flores en las que no se les nota el daño, el cual genera un inóculo que afectará luego a la fruta. Además, puede atacar como pudrición a la hoja”, enfatiza el fitopatólogo.
Por esta razón, el especialista recomienda realizar el control durante la floración. Con esto, asegura, se puede disminuir a la mitad la incidencia del hongo. “Si la flor es susceptible y afectada por el hongo, no se atizonará y logrará cuajar. Sin embargo, posteriormente este fruto se transformará en un reservorio de esporas”, asegura France.
De acuerdo al experto, el control durante la floración debe realizarse por calendario, con el fin de cubrir todo este periodo con fungicida. Por otro lado, cuando la fruta comienza a madurar, las aplicaciones deben ser a condición, es decir, el fungicida se debe aplicar en casos especiales, como por ejemplo en un escenario de lluvia, en el cual el follaje se mantiene mojado durante mucho tiempo. “Esto es importante para luego evitar recoger fruta que puede manifestar el hongo en poscosecha”, dice Andrés France.
-Deshidratantes del fruto: Aunque tienen menor incidencia en el arándano, existen otros hongos que pueden atacar al fruto al término de la cosecha. Entre ellos, se encuentran los que deshidratan la fruta, como Colletotrichum, Phomopsis y Hainesia. Para ellos, la aplicación de fungicida de amplio espectro puede ser suficiente para su control. “En estos casos, el fruto se deshidrata y no siempre es reconocido como un problema por hongos. Existe una trasmisión en poscosecha también, que puede deberse a la alta humedad relativa en almacenaje. Aquí no se ve el hongo hasta que las esporas que se están desarrollando internamente, rompen el fruto y se libera un liquido cargado de esporas de color blanquecino para Hainesia, negruzco para Phomopsis y color salmón para Colletotrichum”, agrega el fitopatólogo.
-Complejo de hongos: Existe un complejo de hongos conformado por Penicillium, Alternaria, Aspergillus, Mucor, Rhizopus y Cladosporium, que ataca al fruto durante la poscosecha. Estos hongos no deberían presentarse, siempre y cuando se respete la cadena de frío de la fruta. “El problema es que la cadena no siempre se cumple y la fruta llega a destino con alguno de estos hongos, lo que afecta directamente al productor, ya que hay que asumir de todas maneras los costos de llegar a destino con esa fruta que será rechazada”, explica Andrés France.
Recomendaciones generales
Algunos hongos de la madera se reproducen muy cerca del cuello de la planta, exponiendo sus cuerpos fructíferos —reservorios de esporas— a no más de 5 cm. El problema general que ocurre a nivel de campo, es que cuando se realiza la poda normalmente se dejan estos 5 cm donde vive el hongo. Por lo mismo, Andrés France recomienda tener especial cuidado con la poda sanitaria. En ese contexto, recomienda despatillar por completo la rama, ojalá a mano, antes de usar herramientas. “Esto es especialmente importante en el caso del cancro del cuello y del plateado”, asegura el especialista.
La otra recomendación apunta a realizar las podas de ramas gruesas de manera temprana, es decir, a finales del verano, cuando todavía no hay inóculo de los hongos de madera en el ambiente y la cicatrización es más rápida y, por ende, menos susceptible. “Un hongo que entra por un corte de poda no se verá hasta algunos años después. En ese caso no habrá nada más que eliminar ramas o toda la planta. Las lluvias de otoño dan el inicio de la producción de inóculo para los hongos de madera, por lo cual los cortes de ramas son susceptibles a infectarse. Las pinturas de poda no siempre logran ser 100% efectivas, debido a problemas de partidura producto de los cambios de temperatura. De hecho, algunas hasta se lavan con la lluvia”, concluye France.