Cómo establecer un huerto modelo de arándanos
Esta especie dispone de un amplio abanico de variedades, lo que le permite adaptarse de buena forma a las distintas condiciones edafo-climáticas del país y desarrollarse de buena forma, según las características del proyecto que se emprenda. Conozca las recomendaciones técnicas que hacen los expertos sobre este tema.
Claudia Fernández
Planta óptima, con buen sistema radicular. Crédito: Samuel Román.
El arándano, al igual que otras especies de berries, ha ido ganando terreno a nivel mundial al ser considerado una “súper fruta”, gracias a sus componentes nutricionales que resultan altamente beneficiosos para la salud de las personas.
Estados Unidos, país de origen de este frutal, es el mayor productor y consumidor de arándanos del mundo. Sin embargo, Europa y Lejano Oriente de a poco han ido tomando fuerza como mercados de destino.
Por esta razón, cultivar arándanos en Chile se ha convertido en una alternativa más que atractiva para los productores. Y así lo demuestran las cifras. En 2004, por ejemplo, la superficie destinada a este cultivo llegaba a 2.648 hectáreas a nivel nacional. Hoy, en cambio, existen 15.560 hectáreas plantadas, según el Comité de Arándanos, lo que significa un crecimiento de 588% en la última década.
¿Dónde plantar?
En Chile existen plantaciones de arándanos desde la región de Coquimbo a la de Los Lagos. Esto se debe a la diversidad genética que presenta esta especie, lo que le permite adaptarse a una amplia variabilidad de climas y suelos. De hecho, los único requerimientos que presenta son: ser cultivada en terrenos con buen drenaje, con pH ácido (< a 6) y zonas que permitan acumular más de 400-500 horas de frío.
“La retención de humedad y el buen drenaje es necesario porque, en general, estas plantas no tienen pelos radicales en su sistema radicular, lo que hace que la absorción de agua sea un tema delicado. Eso sí, la raíz se micorriza con hongos del suelo rápidamente, lo que aumenta su capacidad de absorción de humedad y productos químicos. Por lo tanto, es una planta sumamente interesante desde el punto de vista de la adaptabilidad tanto al suelo como al clima”, comenta el Dr. Fernando Medel, profesor de la Universidad Austral de Chile.
Planta con el sistema radicular enrollado. Crédito: Samuel Román.
Para el académico, este amplio abanico de posibilidades está dado por el gran número de cultivares que existen dentro de las tres clasificaciones del arándano: highbush (alto), lowbush (bajo) y rabbiteye (ojo de conejo o gigante), las que determinan el requerimiento de frío y la resistencia a las diferentes condiciones climáticas y de suelo.
En busca del huerto ideal
Samuel Román, ingeniero agrónomo, master en ciencias y asesor agrícola, indica que si bien se puede trabajar con arándanos al norte de la región del Maule, en zonas más áridas y con suelos más duros, esta situación significará un escenario más limitante para la adaptación del cultivo.
“En general, las condiciones agroclimáticas más favorables son las del sur de Chile, es decir, suelos sueltos, de pH ácido y clima fresco. Estos suelos son los trumaos, que son los derivados de ceniza volcánica y los que cuentan con menor densidad aparente. Estos suelos en clima fresco es lo mejor desde el punto de vista de la adaptación del arándano”, señala el asesor.
Samuel Román dice que los suelos arenosos o trumaos son los más indicados para el arándano debido a su drenaje. Y es que este frutal es una especie que necesita mucha oxigenación debido a que proviene de sotobosques, es decir, de suelos formados con acículas de pino y prácticamente orgánicos, muy sueltos, livianos, con muy buen drenaje y de pH ácido.
Respecto del clima, Román indica que lo mejor es contar con uno fresco, debido al número de horas frío que requiere este frutal. “El arándano es una especie que demanda muchas horas frío para poder brotar y florecer bien. De hecho, son pocas las variedades que se adaptan a climas cálidos y zonas áridas y secas. Justamente es ese el problema que tienen los productores de la zona norte o de Perú”, comenta Román.
El asesor enfatiza en que como el arándano es originario de climas fríos, lo óptimo es acumular al menos 800 horas frío. No obstante, existen variedades que pueden darse correctamente con 500 o 600 horas frío.
Preparación del suelo
“Los suelos para el cultivo de arándanos deben presentar texturas medias a gruesas (francos a franco limosos y franco arenosos, inclusive arenosos), buen drenaje, de profundidad superior a 60 cm, sin limitaciones dentro de esta profundidad. También deben ser ricos en materia orgánica, de fertilidad moderada a alta, adecuada disponibilidad de micronutrientes (hierro, zinc y manganeso), de baja concentración de sales dañinas como sodio, cloro y boratos. La conductividad eléctrica tiene que ser baja, con un grado de acidez moderada, cuyo pH se presente entre 4,5 y 5,8. Valores inferiores a 4,5 pueden generar toxicidad por aluminio”, explica Juan Hirzel, ingeniero agrónomo, M.Sc. e investigador del INIA Quilamapu.
Tal como ocurre en la mayoría de los cultivos, lo ideal es realizar un manejo de huerto al menos una temporada antes de la plantación, con el fin de tener un suelo libre de enfermedades. “Si se puede poner un cultivo de rotación, sería fantástico, ya que permitiría eliminar gran cantidad de malezas. En el sur, éste es uno de los principales problemas y su solución es muy cara”, indica el profesor Fernando Medel.
Ya sea con manejos tradicionales a través de aplicaciones químicas o mediante procesos de carácter orgánico, es importante que el suelo esté libre de malezas que compitan o inhiban la implantación del arándano. Este es un aspecto que se debe cuidar hasta la primera floración y fructificación. “La primera fructificación es inhibidora de una buena implantación y afecta el crecimiento vegetativo inicial. Vale la pena perder la primera temporada de floración para asegurar la implantación y el crecimiento vegetativo de una planta que se espera produzca muchos años”, recalca Fernando Medel.
Elección de variedades y plantas
Las recientes investigaciones genéticas han permitido que cada día se vayan desarrollando nuevos cultivares capaces de adaptarse a las distintas necesidades edafo-climáticas.
Por lo mismo, antes de emprender un proyecto de cultivo de arándanos es necesario estudiar a fondo las características del predio, con el fin de determinar cuáles son las variedades que mejor se adaptan a esa zona y suelo.
Samuel Román indica que en la actualidad existen algunas variedades que han sido probadas en distintas partes del país, las cuales han tenido muy buenos resultados. Entre ellas se encuentran las siguientes:
Emerald y Star: Son variedades precoces que se dan bien en zonas semi cálidas y, por lo general, se destinan a consumo fresco. Sus frutos tienen alto contenido de materia seca, lo que les permite llegar firmes a los mercados de destino.
Draper: Variedad temprana. Fruta de calibre grande, muy firme y con altos niveles de materia seca. No se trata de una variedad súper productiva, pero su extraordinaria calidad de frutos le otorga una gran capacidad de viaje, que le permite llegar en muy buen estado a mercados lejanos. Se adapta bien desde la región de la Araucanía a la de Los Lagos.
Liberty: Variedad tardía. Posee gran cantidad de materia seca y un calibre mediano. Tiene alto requerimiento de horas frío, por lo que se adapta bien desde la Región de La Araucanía hasta la de Los Lagos. Gracias a su firmeza llega en buen estado a mercados lejanos como China.
Legacy y Brigitta: Variedades muy productivas. Sin embargo, no se debe abusar de ellas con un exceso de carga, ya que la fruta pierde color y acumulación de materia seca. Usualmente se destina a congelados debido a que presenta falta de firmeza producto de cargas exageradas (20 a 30 mil kg/ha). No obstante, si se maneja adecuadamente la carga (15 o 16 mil kg/ha) la fruta podrá destinarse a consumo fresco. La primera fruta de estas variedades es de buen calibre, el que comienza a disminuir en la segunda fructificación.
Alternativas rabbiteye: Las variedades ojo de conejo representan una alternativa para las zonas más cálidas y se dan muy bien en las regiones del Maule y del Biobío. Sus frutos son de menor calidad al tener un calibre pequeño, mucha pepa y un sabor más astringente. Su beneficio es su cosecha tardía, la cual se realiza a finales de marzo o inicios de abril. Como en esta época no hay mucha oferta de otras variedades de arándanos, los precios que se consiguen, por lo general, son muy buenos. Además, son variedades altamente productivas (20 a 40 mil kg/ha).
Al momento de elegir las plantas que serán implantadas en el huerto se debe tener en cuenta una serie de factores, los cuales incidirán en el éxito del proyecto.
“Se deben elegir plantas sanas, con desarrollo vegetativo y radicular acordes a la edad (meses e inclusive más de un año) desde su generación en vivero. Deben tener el mayor número de brotes basales posibles, un gran volumen radicular, raíces con hábito de crecimiento que se alejen del cuello o eje basal de la planta, abundancia de raicillas nuevas, pocos entrenudos en los brotes basales y buen aspecto de color y olor. Además, debe existir presencia de hojas activas, al menos en los ápices, en lo posible que provengan de reproducción meristemática, y que el vivero tenga una trayectoria reconocida”, enfatiza Juan Hirzel.
Marco y época de plantación
Fernando Medel comenta que en un principio, cuando se introdujo el arándano en Chile, se estableció una densidad de plantación de 1,5x3 m (2.222 plantas/ha). Sin embargo, en la medida que el uso de las distintas variedades creció y se desarrolló se ha comenzado a aumentar la densidad de plantas, para lo cual se ha ajustado la distancia sobre la línea.
Por su parte, Samuel Román dice que la densidad más utilizada en la actualidad es de 3x1 m (3 metros entre hilera y un metro entre plantas o sobre hilera). En su opinión éste sigue siendo un buen marco de plantación para la mayoría de las variedades, salvo en aquellas que tienen muy poco vigor, como Draper, que es una planta pequeña, de crecimiento lento al inicio. Para esos casos, el especialista recomienda usar 3x0,75 m o 3x0,6 m. Por el contrario, si se trata de una variedad muy vigorosa como Brigitta o Legacy, su recomendación apunta a plantar a 3x1,20 m. “En resumen, diría que la distancia de 3 metros entre hilera es adecuada para evitar problemas con la maquinaria y, además, permite jugar un poco con la distancia dentro de la hilera de plantación, dependiendo del vigor de la variedad que se disponga”, dice el asesor.
Respecto a la época de plantación, esta decisión dependerá de la locación y de la calidad del sitio en el que se esté trabajando. Pese a ello, Román indica que lo más adecuado es hacerlo cuando las plantas se encuentran en pleno receso invernal, ya que en esa época sufren menos con el estrés del trasplante.
Planificación ante todo
Los expertos concuerdan en que antes de establecer un huerto de arándanos, es clave planificar cada detalle.
“Lo primero que uno debe preguntarse es qué quiero conseguir con la plantación de arándanos y cuál es el objetivo final. En función de aquello se debe buscar la asesoría adecuada. Y es que la situación cambia totalmente si se habla de un pequeño, mediano o gran productor. Por lo mismo, no definir bien todas las variables puede llevar a errores carísimos”, enfatiza el profesor Fernando Medel.
Otro aspecto importante, según Samuel Román, es tener claridad acerca del mercado al cual se desea llegar y el tipo de producto que se pretende conseguir. “Se debe pensar en el cliente final. A partir de allí hay que elegir las variedades a trabajar y todo el resto. La ejecución también debe cuidarse, ya que la inversión inicial puede moverse entre 20 mil y 30 mil dólares/ha. Por lo mismo, cuando hablamos de este nivel de inversiones, se debe exigir profesionalismo”, concluye.
Crédito: Samuel Román.
Consejos para elegir bien las plantas
Las plantas deben tener entre 3 y 5 raíces primarias, las que salen directo del tallo en disposición radial. Deben estar bien abiertas, sin enrollarse como brazos de pulpo. Si las raíces primarias vienen torcidas, la planta se estrangulará y no tendrá futuro.
Las raíces secundarias y terciarias deben tener un color claro y no pueden estar ennegrecidas. No debe existir pudrición producto de saturación de riego. Tampoco deben haber raíces anóxicas (asfixia puede provocar necrosis) ni enrolladas.
El productor debe revisar alrededor del 10% de las raíces de las plantas que comprará, con el fin de asegurar su inversión.
¿Plantar o no en camellón?
En general, el camellón ha demostrado tener ventajas para uniformar el huerto, especialmente cuando los suelos son heterogéneos, y para drenar. Por lo mismo, la nueva planta tendrá asegurado 30 o 40 cm de una zona libre de humedad.
Un huerto homogéneo facilita todas las labores: podas, aplicaciones y cosecha, entre otras. “El camellón, para mi gusto, es una herramienta fundamental, por lo que lo sugeriría en el 80%-90% de los casos”, señala Samuel Román.