Esta labor tiene un efecto vigorizante local, es decir, estimula la emisión de brotes generalmente vigorosos bajo el corte; y debe realizarse anualmente entre los meses de mayo y julio o agosto, dependiendo de la zona.
Pilar Bañados, Phd. ingeniera agrónoma y académica de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Estimulación de brotes nuevos.
La poda es una práctica esencial en el cultivo de los arándanos y consiste en eliminar ordenadamente partes de la planta, comúnmente tallos, brotes, ramillas o cañas. Su objetivo principal es mantener el equilibrio entre el crecimiento vegetativo y la producción de fruta de calidad a través del tiempo, además de mantener la forma de la planta y evitar su envejecimiento prematuro.
La poda de invierno es la que tradicionalmente se realiza en los arándanos. Sin embargo, la poda también puede realizarse “en verde” durante la etapa de crecimiento activo en primavera y verano. El momento en que se practica y sus efectos en la planta pueden diferir y depender de los objetivos y zonas productivas donde se cultive esta especie.
En general la poda de invierno tiene un efecto vigorizante local, es decir, estimula la emisión de brotes generalmente vigorosos bajo el corte. La poda en verde puede ser debilitante dependiendo de la cantidad de hojas y brotes que remueva, y se utiliza generalmente para estimular la emisión de brotes anticipados, multiplicando los centros productivos para la temporada que sigue.
La falta de poda produce escaso crecimiento, brotes cortos y delgados, exceso de fruta chica, de mala calidad, y como resultado, el envejecimiento prematuro de la planta. Por el contrario, la poda muy severa produce crecimiento vegetativo excesivo pero muy poca fruta y puede crear desbalances en las plantas. Ambas situaciones pueden observarse en los huertos de arándanos de nuestro país. Sin embargo, en los últimos años se ha producido un cambio notable y una toma de conciencia de la necesidad de utilizar esta práctica como una herramienta fundamental en la producción de arándanos de calidad, tal como ocurre en otros frutales. En este artículo se abordarán algunos conceptos básicos sobre las épocas y tipos de poda, incluyendo también algunas de las bases fisiológicas que ayudarán a una mejor comprensión de esta práctica esencial en el cultivo de los arándanos.
Conceptos básicos
Antes de podar es siempre importante identificar dónde se produce la fruta, de modo de favorecer ese tipo de estructura en la planta. Los arándanos producen fruta anualmente en la porción apical de las ramillas (también llamadas cañas de 1 año o más correctamente de una temporada).
Las yemas del arándano son simples: florales o vegetativas, tal como ocurre en los frutales de carozo como duraznos o cerezos. Las yemas florales darán origen a flores y frutos, y las yemas vegetativas a brotes. Las yemas florales se visualizan con facilidad desde fines de verano y en mejor forma en invierno, son redondeadas y de mayor tamaño que las vegetativas. La primera yema en diferenciarse es la apical (la de más arriba) del brote/ramilla.
La época en que se inducen y diferencian las yemas florales se relaciona con el momento de detención del crecimiento vegetativo del brote, que en Chile se produce desde mediados del verano y prosigue hasta el otoño. La inducción y diferenciación es un proceso continuo, que se inicia desde la yema apical y va avanzando hacia la base del brote. En la zona central de Chile es posible visualizar las primeras yemas florales a mediados de Enero, en aquellos brotes que han detenido su crecimiento en forma temprana.
Yemas florales por ramilla
El número de yemas florales por ramilla está determinado por la variedad y en gran medida por la época de detención del crecimiento del brote. Brotes largos que terminen su crecimiento temprano en la temporada (comienzos de enero) tendrán un mayor número de yemas florales que aquellos brotes con flujos sucesivos y tardíos que no detienen su crecimiento hasta fines de febrero. Esto también depende de la variedad, del vigor global de la planta y del largo del período cálido. Es así como en variedades como ´Elliott´ o ´Misty´ es común observar entre 8 y hasta 14 yemas por ramilla, lo que es poco usual en otras como `O´Neal` o ´Brigitta´.
En la zona centro-norte de Chile y en Argentina se puede observar un elevado número de yemas florales por ramilla en variedades como ´Star´ o ´Millenia´, debido a que crecen en zonas de veranos largos y otoños cálidos, condiciones favorables para la diferenciación de yemas florales del arándano. En estas condiciones se observa, además, un mayor número de flores por yema.
Entonces, dependiendo de la época en que ocurra la detención del crecimiento del brote, será la época en que se inicie la inducción y diferenciación floral, la cual puede variar de brote en brote en la misma planta.
Prácticas como la fertilización nitrogenada excesiva o tardía afectarán el vigor del brote, estimulando flujos adicionales de crecimiento y retrasando el desarrollo de las yemas florales.
Inicio de la poda de formación.
Tipos de poda
1. Poda de formación:
Es aquella que se realiza en los primeros años de vida del huerto, hasta alcanzar el 100% del cubrimiento de la hilera. El largo de este período puede variar entre 3 y 5 años, dependiendo de la densidad de plantación y de la velocidad de crecimiento de las plantas. La poda de formación deberá asegurar un número adecuado de cañas de estructura, y también una entrada temprana en producción. En plantaciones de alta densidad (mayores a 4000 plantas por hectárea) se espera que la etapa de formación sea más corta que en plantaciones de baja densidad, de modo que la entrada en producción sea precoz.
En Chile la poda de formación se inicia normalmente el invierno siguiente a la plantación de primavera. La recomendación general en esta etapa es eliminar los crecimientos bajos y débiles, y todas las yemas florales de la planta. Algunos productores con plantaciones densas se ven tentados a dejar fruta el primer año, y no eliminan todas las yemas florales. Esta situación se justifica sólo en aquellos casos de huertos vigorosos con buen desarrollo y con al menos tres buenas cañas (de mas de 90 cm de alto) por planta. Hemos desarrollado dos criterios que pueden servir como guía para la toma de decisión: el desarrollo de las plantas y la densidad de plantación.
Invierno 1
-Plantación en alta densidad y buen desarrollo de las plantas: Eliminar crecimientos bajos, mal ubicados y débiles. Eliminar las yemas florales mediante rebajes en al menos la mitad de las cañas.
Plantación en alta densidad y escaso desarrollo: Eliminar crecimientos bajos, mal ubicados y débiles, y todas las yemas florales mediante rebajes.
Plantación en baja densidad: Eliminar crecimientos débiles y todas las yemas florales mediante rebajes fuertes.
Invierno 2 y 3
En los años sucesivos de la etapa de formación será clave mantener el equilibrio entre las cañas que se dejan con fruta y aquellas que se rebajen para formar nuevos brotes vigorosos.
Como criterio general se recomienda rebajar (cortar a los 50 cm) al menos 2 y ojalá 3 cañas por planta (esto dependerá del número final de cañas en las plantas). Rebaje preferentemente aquellas cañas que han crecido tarde en la temporada y que no darán buena fruta. Se les puede distinguir claramente del resto, por su origen (de la corona) y aspecto de su zona apical.
En esta etapa es importante también contar el número de yemas que se dejarán en la planta. Dependiendo de su vigor y densidad, el número ideal de yemas florales en plantas de 2 años debería ser entre 100 y 200.
2. Poda de producción
Se realiza a través de la vida de la planta, durante sus años productivos. Se traslapa con poda de formación en los primeros años de vida del huerto. Para estimar el potencial productivo y la intensidad de poda, se recomienda evaluar el vigor y tamaño de la planta. La poda de plantas adultas consiste básicamente en:
A-Hacer una poda de limpieza, eliminando aquellos crecimientos débiles y tardíos ubicados en la base de la planta.
B-Eliminar ramitas cortas y débiles ubicadas sobre madera de tercer año en la parte más alta de la planta. No se debe olvidar que las cañas jóvenes producen más y mejor calidad de fruta que cañas viejas.
C-Dejar ramillas largas de 20 cm o más, bien ubicadas y distribuidas en forma uniforme en la planta. En ocasiones, las ramillas más cortas pueden dar buenos frutos, ya que han logrado diferenciar buenas y tempranas yemas.
D-En ramillas con muchas yemas (más de 12) se deben dejar 8. El número excesivo de yemas por ramillas puede reducir el calibre potencial de los frutos, retrasar y extender la maduración de la fruta.
E-El número y edad de cañas a dejar dependerá de la distancia de plantación. En otros lugares se ha recomendado mantener entre 10 y 12 cañas por planta y eliminar las cañas de más de 5 años.
F-En Chile la recomendación se basa más bien en el número de ramillas o yemas que se dejarán por planta. Se debe basar la recomendación de poda en el potencial del huerto. De igual forma, se recomienda dejar buenas ramillas en la planta.
G-Eliminar aquellos crecimientos bajos que al cargar producirán fruta en contacto con el suelo. Si el hábito de la variedad es muy abierto se podría considerar incluso el uso de algún tipo de sistema de conducción.
H-Asegurar dos o tres cortes de renovación a nivel basal o media altura.
I-Eliminar los crecimientos hacia el interior de la planta con cortes del tipo raleo, desde la base de su crecimiento. Se debe iluminar el interior de la planta.
J-Contar yemas para estimación de la producción y verificar en terreno la estimación realizada. Hacer los ajustes necesarios a la estimación después de la cuaja de fruta.
Cálculo del número de yemas por hectárea
Una recomendación de poda debe considerar el número de yemas frutales a dejar por hectárea. En el caso de los arándanos cada yema frutal puede originar entre 5 y 8 frutos. Dependiendo del calibre potencial de cada variedad se pueden definir algunos criterios en cuanto al número de yemas y ramillas a dejar por planta. El número de yemas y ramillas a dejar en cada planta dependerá de la distancia de plantación y del potencial productivo de cada variedad, pudiendo variar en huertos adultos entre 300 y 700 yemas por planta. Para hacer esta determinación se deben seguir los pasos anteriores y luego contar el número de ramillas a dejar por planta. Podemos utilizar un criterio severo o suave, es decir, ser muy estrictos en eliminar todo lo que no tiene buenas yemas, o hacer una poda menos severa. Es fundamental fijarse en las yemas florales, favoreciendo aquellas bien formadas y ubicadas en ramillas de uno o hasta dos flujos. Las ramillas largas pero con “yemas tardías”, en general, no darán buena fruta.
3. Poda de rejuvenecimiento o vigorización.
Este tipo de poda la utilizaremos cuando haya que rejuvenecer, más correctamente re-vigorizar una planta o huerto de arándano. Esta situación puede generarse cuando se ha dejado de podar las plantas o bien porque se ha utilizado una poda muy suave. Los síntomas que se producen en la planta son brotes cortos, falta de renuevos desde la corona y producción de fruta chica.
La época recomendada para esta poda es sólo el invierno y los objetivos que perseguimos son:
Poda de rejuvenecimiento a nivel de corona.
-Eliminar madera vieja e improductiva.
-Estimular el crecimiento vegetativo en sectores más bajos de la planta.
-Aumentar la proporción de brotes y cañas jóvenes en relación a las cañas más antiguas.
-Reestablecer el balance entre el crecimiento vegetativo y la producción de fruta. Esta poda puede eliminar parte de la producción de fruta el año que se realiza, dependiendo de su intensidad. Sin embargo, al año siguiente la producción se recuperará de forma notable. Los resultados que hemos observado en huertos es un aumento importante en el calibre de los frutos el año de la poda de vigorización; se tienen menos frutos pero de mayor tamaño.
Para renovar las plantas tenemos 3 tipos de opciones:
I-Poda de cañas a ras de suelo: este tipo de poda se recomienda en situaciones extremas donde la renovación que se requiere es completa.
II-Poda de cañas a media altura: Esta poda también responde a la necesidad de renovación total, pero aprovecha mejor la estructura existente de la planta, y demora menos en reestablecer el nivel productivo original.
III-Poda mixta: Se rebajan a media altura 2 a 3 cañas viejas de la planta, pero se deja producción en el resto de las cañas. Este tipo de poda demora más tiempo en producir los efectos deseados, y se realiza en etapas de 2 a 3 años, aunque normalmente no disminuyen los niveles productivos como las dos anteriores.
Término de la poda de formación.
Poda de Invierno
La poda invernal debe realizarse anualmente durante el periodo de letargo de la planta, lo que en nuestro país ocurre entre los meses de mayo y julio o agosto, dependiendo de la zona. Para empezar a podar se espera que al menos se haya iniciado la caída de las hojas. La poda debería estar terminada antes que las yemas comiencen a hincharse. Los cortes que se realizan son de raleo (cuando se elimina la rama completa desde su base) o de rebaje (cuando se corta una porción de la rama o ramilla). La altura a la cual se realiza indicará la intensidad del despunte: cortes bajos, por ejemplo, son considerados más intensos e inducen generalmente pocos brotes pero de gran vigor. Por el contrario, rebajes suaves (o altos) inducen mas brotes pero de menor longitud. Las recomendaciones efectuadas más arriba están diseñadas para ser realizadas en invierno.