Invernaderos: Una herramienta para proteger el negocio del cambio climático
El alza de las temperaturas, la disminución de las precipitaciones y la alteración de otras condiciones climatológicas, han obligado a los productores a buscar alternativas para resguardar su producción. Es en este escenario donde los invernaderos aparecen como una excelente alternativa.
Ximena Fernández S.
Desde hace algunos años, el cambio climático se ha convertido en uno de los temas centrales de estudio, especialmente en la agricultura. Este sector se ha visto particularmente afectado por la variación de las temperaturas mínimas y máximas y la disminución de las precipitaciones.
Un alza de 0,7 °C en la temperatura promedio, variación que es más perceptible en zonas ubicadas sobre los 2.000 metros; una disminución en las precipitaciones, especialmente en localidades al norte de Santiago y regiones costeras hasta Valdivia, e inviernos más cortos, son los principales factores que afectan hoy a la agricultura del país, según Fernando Santibáñez, doctor en bioclimática y director del Centro de Agricultura y Medio Ambiente de la Universidad de Chile (Agrimed).
Otra consecuencia del cambio climático es la modificación del régimen de vientos, nubosidad y eventos extremos de altas y bajas temperaturas, lo que ha hecho que ciertas zonas de cultivo se desplacen hacia al sur, permitiendo, por ejemplo, que la fruticultura aumente su viabilidad en esas zonas del país.
Para Fernando Santibáñez, los efectos de este fenómeno no son necesariamente negativos, aunque sí generarán que los productores deban adaptarse a estas nuevas condiciones. Esto, a su vez, llevará a que deban rediseñar sus sistemas productivos a través de un mejoramiento de la infraestructura.
Efectos del cambio climático en los cerezos
- Caída en la acumulación de horas de frío invernal, lo que dificulta la salida natural de los árboles del estado de letargo.
- Primaveras más cálidas en la zona norte y central de Chile, lo que acelera las fases de crecimiento del árbol en la temporada.
- Escasez hídrica, en especial en regiones como la de Coquimbo y Valparaíso, que permite cultivar variedades tempraneras.
- Exceso de radiación, lo que produce daño por sol en frutos y hojas y desórdenes fisiológicos, como los frutos dobles.
- Cambio de estacionalidad y zonificación de los terrenos aptos para el cultivo del cerezo. Esta situación permite crear nichos productivos, tempranos o tardíos, lo que amplía el periodo de disponibilidad de las cerezas.
Invernaderos, una solución tecnológica
El uso de invernaderos tiene dos objetivos bien claros: adelantar la fenología del cultivo y acelerar los procesos de cosecha de las cerezas; y proteger el cultivo de las condiciones climáticas adversas, con el fin de obtener una buena producción.
En nuestro país destacan dos áreas geográficas donde se han comenzado a instalar invernaderos para el cultivo del cerezo. En la zona comprendida entre las regiones de Coquimbo y el norte de la de O’Higgins es posible encontrar invernaderos sencillos, similares a los que se usan para el cultivo de hortalizas. En tanto, en ciertos sectores ubicados entre la Región del Biobío y la de Los Lagos se han emprendido proyectos, donde abundan invernaderos de estructura metálica, con un mayor nivel de tecnificación.
Marlene Ayala, especialista en fisiología y producción de cerezos y docente del Departamento de Fruticultura y Enología de la Pontificia Universidad Católica, explica que uno de los mayores beneficios de la utilización de invernaderos es poder ampliar la temporada de cerezas, posibilitando que los productores cosechen tempranamente en regiones de más al norte y en fechas más tardías (finales de enero a principios de febrero) en el sur del país. En estos sectores, el potencial productivo de los huertos no será tan alto, aunque debido a la menor oferta, tarde o temprano, en la temporada, alcanzarán mayores rentabilidades.
La docente de la PUC también recalca que si se opta por utilizar invernaderos en huertos de cerezos se debe tener claro el costo económico –el que puede llegar hasta los US$ 80.000 o US$ 100.000 por hectárea, en el caso de los invernaderos más sofisticados–, las variedades que se utilizarán y los manejos productivos necesarios para este tipo de cultivo protegido, donde destaca el control constante de las condiciones de temperatura, la radiación solar y la humedad relativa al interior de la estructura.
Cuando se plantea instalar un invernadero, lo ideal es que el productor diseñe el huerto para este fin, considerando la variedad y el portainjerto que se utilizará, el sistema de conducción, la distancia de plantación, la altura del árbol y sus requerimientos hídricos, nutricionales y sanitarios.
El huerto debe ser planificado para el invernadero. No es conveniente cubrir el huerto cuando este ya está establecido, ya que el productor se verá obligado a modificar la altura del árbol y alterar varios manejos para adaptar el huerto al invernadero.
La sofisticación de los invernaderos del sur del país debe ser mayor ya que el objetivo de usar esta tecnología es producir bajo condiciones que no son óptimas, es decir, un clima adverso con más lluvia, bajas temperaturas primaverales y vientos más intensos. Esto, a la vez, aumentará el riesgo de sufrir partiduras o enfermedades como el cáncer bacterial, y la destrucción de las estructuras más sencillas.
La clave
Pese a que el cerezo es una especie que soporta bien las temperaturas invernales bajas, el cultivo manejado en invernadero obliga a monitorear de forma constante las condiciones al interior de éste. “En los meses de octubre a diciembre se necesita una mayor ventilación para bajar la temperatura del huerto. El árbol soporta bien entre 25°C y 27°C. Sobre eso ya se producen problemas fisiológicos y bioquímicos que afectan la fotosíntesis como, por ejemplo, el cierre de estomas. Para prevenir esto, se debe controlar el ambiente con paredes húmedas, ventiladores o extractores de aire”, comenta Marlene Ayala.
La académica añade que es necesario mantener el huerto con una temperatura sobre los 12°C en primavera para que los agentes polinizadores (abejas o abejorros) puedan trabajar al interior del invernadero.
El control de la temperatura también es trascendental para decidir el momento en el que el invernadero se abrirá o se cerrará, con el fin de asegurar la acumulación de frío o la ventilación dependiendo del estado fenológico del árbol durante la temporada.
“El requerimiento hídrico en un invernadero puede ser igual a la de un huerto tradicional si se tiene la misma densidad, superficie foliar y tamaño de los sistemas radicales, pero en general debiera ser mucho más eficiente en el uso del agua ya que se regará de forma más oportuna y precisa”, complementa Marlene Ayala. La experta señala que es altamente probable disminuir el consumo de agua en un huerto protegido por este sistema, a menos que sea necesario enfriar las plantas con nebulizaciones, como puede ocurrir desde la Región de Valparaíso hasta el norte de la Región de O´Higgins, donde las temperaturas son más elevadas en primavera-verano.
Techos, otra alternativa para evitar la partidura
Huertos techados
- Se utilizan principalmente en la zona central (V, RM, VI y VII regiones) para evitar las lluvias tardías, que por lo general ocurren antes de la cosecha y provocan la partidura de la fruta.
- Se utilizan para cubrir los árboles desde la pinta (cambio de color) en adelante, lo que reduce la partidura de forma considerable y permite salvar la fruta de variedades tempraneras o de media estación, las cuales son más susceptibles. Cabe destacar que una lluvia sobre 20 mm antes de la cosecha —época de activa acumulación de azúcares— puede generar una pérdida superior a 80%. Así, el uso de techos puede representar una herramienta de protección muy eficaz.
- Su valor fluctúa entre US$ 18.000 y US$ 20.000 por ha. En comparación con el resto del mundo, en el país se han instalado estructuras sencillas de tres alambres con cobertura plástica retráctil de forma manual.
- La finalidad del techado es principalmente evitar la partitura y no tiene mayor efecto en adelantar la entrada en producción.