Nutrición del cerezo: En busca del balance y el monitoreo del huerto
No existe una receta preestablecida a la hora de determinar el régimen de fertilización de un huerto de cerezos, pero en la actualidad existen herramientas de análisis que permiten saber con exactitud las necesidades de cada predio. Siguiendo las recomendaciones es posible resguardar la calidad de la producción de la temporada.
Ximena Fernández S.
La nutrición de los cerezos debe ser balanceada y programadade acuerdo a los resultados de los análisis de suelo y foliar. Crédito: Laboratorio de Servicios de Agroanálisis UC.
Al igual que todos los frutales, el cerezo necesita de los elementos esenciales para desarrollarse adecuadamente. Entre los macronutrientes se encuentran el nitrógeno (N), fósforo (P), potasio (K), calcio (Ca), magnesio (Mg) y azufre (S), los que varían en cantidad según la edad del huerto y los rendimientos, entre otros factores. Su deficiencia, por su parte, afecta el crecimiento y la producción de la planta. Es importante saber que no siempre será necesario aplicar todos estos nutrientes en cada uno de los huertos, esto dependerá de las condiciones propias del suelo y del manejo.
En cuanto a los micronutrientes —aquellos que se requieren en pequeñas cantidades—, como el cobre (Cu), zinc (Zn), manganeso (Mn), hierro (Fe), boro (B), cloro (Cl), molibdeno (Mo) y níquel (Ni), la Dra. Claudia Bonomelli, directora del departamento de Fruticultura y Enología y miembro del Directorio del Laboratorio de Servicios de Agroanálisis, ambos de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Pontificia Universidad Católica, explica que por lo general estos elementos existen en el suelo en cantidades adecuadas, aunque en algunas ocasiones es necesario aplicarlos como fertilizantes, ya sea porque no hay suficiente suministro en el suelo o porque no están presentes de forma asimilable por las plantas debido a condiciones químicas inadecuadas.
Para lograr una nutrición apropiada del cerezo, el productor debe aportar lo necesario para que la planta alcance un óptimo crecimiento, desarrollo y producción, pero siempre apuntando a un balance, ya que si existe un déficit de alguno de estos elementos químicos la planta no alcanzará su potencial productivo; mientras que si hay un exceso de alguno de estos nutrientes, se pueden producir desbalances o antagonismos nutricionales, lo que afectará a la planta y con ello la producción o calidad de la fruta.
En relación a lo anterior, la Dra. Bonomelli destaca que no todos estos elementos son necesarios en un programa de fertilización, dado que en muchos casos existen cantidades suficientes en el suelo. La determinación de qué es lo que se debe aplicar, se verificará mediante un análisis de suelo, que permitirá establecer si el suministro de nutrientes en el suelo es suficiente; y un análisis foliar, que permitirá saber si la absorción por parte de la planta es la adecuada.
Macronutrientes
El fertilizante que se aplica con mayor frecuencia en el cerezo es el nitrógeno, el cual permite asegurar un óptimo crecimiento, vigor y producción. “El nitrógeno, en general, se aplica todos los años, dado que no se acumula en el suelo de forma asimilable para la planta. Además, es móvil y está sujeto a pérdidas”, señala la docente de la PUC.
Las dosis de nutrientes son específicas para cada huerto,lo que puede ser muy recomendable para un huerto puedeser muy perjudicial para otro.Crédito: Laboratorio de Servicios de Agroanálisis UC.
Los signos más claros de déficit de nitrógeno son un menor crecimiento, follaje con amarillez en hojas adultas, hojas más pequeñas, caída prematura de hojas, frutos de menor tamaño y maduración temprana. Por el contrario, el exceso de este elemento se manifiesta con árboles con mucho vigor, presencia de chupones y baja cuaja.
El potasio –según Claudia Bonomelli– es el segundo nutriente que se requiere en mayores cantidades. Se asocia directamente a la calidad del fruto, debido a que está conexo a las relaciones hídricas de la planta. En muchas ocasiones, debe ser aplicado, aunque antes de hacerlo se debe realizar un análisis de suelo, con el fin de conocer su disponibilidad. Posteriormente, se debe verificar si existió absorción mediante un análisis foliar. Es importante considerar que si existe en cantidades altas en el suelo, una sobre fertilización podría ser perjudicial.
La sintomatología de un estado deficitario de potasio se presenta en los márgenes de las hojas, las cuales primero se ponen cloróticas y luego necróticas (tejido muerto). Estos síntomas, en algunos casos, se confunden con deficiencias de magnesio o presencia de sales. Otros macronutrientes como el calcio, magnesio, fósforo y azufre suelen estar disponibles en cantidades abundantes en los suelos, aunque es necesario verificar esta condición cada año a través de análisis de suelo y foliar.
La falta de alguno de estos componentes puede manifestarse de la siguiente forma:
- El calcio, que es un nutriente de baja movilidad en la planta, no siempre llega en cantidades suficientes al fruto, lo que puede originar desórdenes fisiológicos en éste, ocasionando un deterioro en la calidad y vida de poscosecha de los frutos.
- La deficiencia de magnesio se puede manifestar con clorosis intervenal en las hojas.
- La carencia de azufre es poco común, aunque de manifestarse el cerezo presentaría una clorosis generalizada, similar a la sintomatología que se podría ver en una deficiencia de nitrógeno.
Micronutrientes
El cobre, zinc, manganeso, hierro, boro, cloro, molibdeno y níquel son nutrientes que el cerezo necesita en pequeñas cantidades, por lo que es necesario aplicarlos siempre que el suministro del suelo sea insuficiente o existan problemas de absorción. “Se debe verificar mediante un análisis de suelo y foliar la cantidad de micronutrientes presentes, ya que muchas veces las deficiencias se deben a un problema de absorción, por condiciones químicas o físicas no óptimas, más que a un bajo suministro en el suelo”, dice la Dra. Bonomelli.
Alto pH, salinidad y exceso de algún elemento, son los principales factores que afectan la disponibilidad y absorción de estos elementos, siendo el zinc el mineral que más frecuentemente se necesita aplicar en carozos.
Dependiendo del micronutriente y la causa de su deficiencia, la aplicación se puede llevar a cabo a través del suelo o vía foliar, lo que dependerá de las condiciones propias de cada huerto.
Análisis foliar y de suelo
Dosis excesivas de fertilizantes pueden ser perjudicialespara el rendimiento o calidad de la fruta.Crédito: Laboratorio de Servicios de Agroanálisis UC
El análisis foliar determina la concentración de nutrientes existente en las hojas y los estándares que permiten saber el estado de nutrición de la planta, es decir, si se presenta un déficit o un exceso de los distintos elementos. “Es fundamental realizarlo anualmente, de tal forma de controlar la nutrición y no aplicar elementos que la planta no necesita, o de diagnosticar a tiempo un déficit que afecte los rendimientos y la calidad de la fruta”, argumenta la experta.
Para obtener esta información es necesario que cada productor realice el muestreo de hojas entre enero y febrero, según las pautas e indicaciones del laboratorio, y que están asociadas a los estándares de comparación de cada especie.
Por su parte, el análisis de suelo es un muy buen indicador para casi todos los elementos que necesita esta especie, a excepción del nitrógeno. “El análisis e interpretación se debería realizar antes de hacer el programa de fertilización, de manera de aplicar sólo lo que realmente necesita la planta. En el caso del análisis de suelo, puede ser realizado en cualquier época del año, idealmente antes del inicio de la temporada”, señala Claudia Bonomelli. La especialista también indica que ambos análisis –foliar y de suelo– son complementarios, ya que el primero mide el suministro de nutrientes presentes en el suelo, mientras que el segundo verifica la absorción de los nutrientes esenciales por parte de la planta.
Consejos de aplicación
En el caso del nitrógeno en cerezos, se recomienda hacer la primera aplicación cuando el suelo tenga temperatura, es decir, ya existan raíces absorbentes capaces de tomar este elemento, lo que ocurre alrededor de la primera semana de octubre, según indica la académica. La segunda aplicación, y la más importante, se debe llevar a cabo entre la última semana de octubre y mediados de noviembre, cuando existe una alta demanda y competencia entre las distintas partes de la planta. La última se debe realizar en marzo, cuando aún hay hojas verdes y se quiere apuntar a las reservas nitrogenadas del árbol.
Es importante que exista un balance entre el crecimientovegetativo y reproductivo en los árboles.Crédito: Laboratorio de Servicios de Agroanálisis UC
El fósforo y potasio, en caso de que el análisis previo indique un déficit, puede aplicarse en cualquier época del año, debido a que ambos tienen poca movilidad en suelo. “Probablemente en suelos arenosos, el potasio convendría aplicarlo en forma parcializada al igual que el nitrógeno”, añade Bonomelli.
En el caso del calcio y el magnesio, un estado deficitario puede corregirse en una sola aplicación realizada en primavera. El azufre, en tanto, podría estar deficitario en suelos de la costa y el sur de Chile, por lo que podría aplicarse de una sola vez a través de fertilizantes como el yeso agrícola.
Respecto de los micronutrientes, como se mencionó anteriormente, se debe verificar su concentración mediante los análisis de suelo y foliar, para establecer si se trata de un problema de absorción o bajo suministro en el suelo. De necesitar una corrección, los micronutrientes pueden ser aplicados vía suelo o foliar, a diferencia de los macronutrientes que deben ser administrados mediante fertilización al suelo por las cantidades que se necesitan.
Niveles de referencia
La directora del departamento de Fruticultura y Enología de la Facultad de Agronomía de la PUC hace hincapié en que en un huerto no existe una cantidad o dosis de fertilización preestablecida, dado que cada huerto presenta condiciones diferentes de suelo, manejo o potencial productivo, entre otros factores. “Existen múltiples condiciones de suelo en el país, ocurriendo muchas veces que lo que es recomendable para un huerto puede ser perjudicial para otro. Lo anterior puede llevar a deficiencias o sobre fertilización, afectando la calidad, condición y rendimiento de la fruta”, explica Bonomelli.
En todo caso, indica que lo más importante a la hora de manejar la nutrición del huerto es apuntar a un balance, al que se llega mediante buenos diagnósticos del estado de las plantas (análisis foliar y de suelo). Esto permitirá llevar un control anual que determinará los elementos y cantidades necesarias a aplicar.
La ventaja de usar los análisis foliares es que existen niveles de referencia para cada especie, los cuales han sido establecidos en distintos centros de investigación del mundo. Éstos son una herramienta usada universalmente, que posibilita el control nutricional de las plantas. Lo importante, dice la experta, es que los resultados de estos diagnósticos sean interpretados por profesionales especializados en el área, de tal manera de prescribir a tiempo la aplicación de fertilizantes y enmiendas y evitar aplicaciones que no se justifiquen.