La tarea pendiente
Los expertos aseguran que establecer un programa de mejoramiento genético es prioritario si se quiere potenciar el desarrollo del sector.
Ximena Fernández S.
Las distintas razas se caracterizan por presentar una composición diferente de la ganancia (proporción de hueso, músculo y grasa), tasa de crecimiento, tamaño corporal, dificultad de parto, producción de leche y edad de pubertad, entre otros aspectos. Estas diferencias representan un valioso recurso genético que permite mejorar la producción y eficiencia del rebaño.
En el pasado se realizaron esfuerzos en nuestro país para mejorar las razas de carne a través de la inseminación artificial. Sin embargo, no se obtuvieron resultados que perduraran en el tiempo. Si bien se registraron algunos avances puntuales, ninguno de los híbridos resultantes formó parte de un proyecto de desarrollo de largo plazo.
Lo peor es que este problema se sigue repitiendo en la actualidad. De hecho, a menudo cada productor importa el semen del linaje que cree adecuado, el que más tarde es implantado en vacas criollas. De ese proceso se obtiene un híbrido con atributos cárnicos impredecibles, lo que muchas veces termina siendo desfavorable para el productor.
“A mi parecer eso crea una heterogeneidad en la carne que se está produciendo y, por ende, se genera un problema en la comercialización, ya que los mercados piden carne con atributos determinados”, comenta Víctor Martínez, PhD en Genética Animal y docente de la Universidad de Chile.
A juicio de Martínez, la industria está atrasada en esta materia ya que no cuenta con una institución u organismo capaz de crear y administrar un programa real de mejoramiento genético de bovinos de carne, ni tampoco con el incentivo proveniente del consumidor que pueda impulsar a los productores a realizar inversiones.
Otro error común que se comete en el sector es confundir cruzamiento con mejoramiento genético. El primer concepto apunta a la mezcla de razas sin un fundamento científico, basado en el desempeño individual de los animales que se pretenden cruzar. “Eventualmente puede existir un productor que haya logrado una cruza que le dé buenos resultados. Sin embargo, esa cruza no se encuentra documentada, no se conocen con detalle sus atributos y, por ende, no se puede asegurar su calidad y origen frente a los consumidores”, dice Martínez.
El mejoramiento, en tanto, se realiza a partir del análisis del genoma de los animales, la posterior determinación de genes compatibles y la capacidad de potenciarse entre ellos. El resultado es una cruza terminal capaz de producir más y mejor carne.
Cómo se debe generar un cruzamiento
Antes de generar un cruce terminal, se debe tener claro cuál es el objetivo del nuevo animal. Para realizar la elección de los ejemplares, se debe analizar las características (peso de faena, grado de marmoleo, etc.) de las distintas razas y llevar a cabo un análisis genético de los animales.
Los cruzamientos terminales son beneficiosos, ya que se obtiene un híbrido con las mejores características de cada una de las razas utilizadas. “Lograr un híbrido terminal requiere realizar muchas pruebas genéticas. No se trata de llegar y cruzar una raza A y una B porque quiero potenciar ciertos atributos de ellas, ya que lo que se busca es cierto grado de heterosis”, señala Martínez.
En ese caso, la mejor opción es analizar los genes de cada una de las razas que se desee utilizar en la cruza y definir cuál de ellas posee los genes apropiados para obtener un producto terminal con mejores atributos.
“Cuando se selecciona animales para un sistema de cruzamiento, la raza debe ser su primera consideración. Las razas que se seleccionen dependerán de una serie de factores, tales como: composición actual del rebaño, forraje y entorno de producción, sistema de desarrollo de reemplazos y objetivo de comercialización”, indica Rodrigo Arias, director de la Escuela de Agronomía de la Universidad Católica de Temuco y miembro de la directiva de la Sociedad Chilena de Producción Animal A.G. (Sochipa).
Lo que no se debe hacer jamás es implantar semen de una raza específica en un híbrido, debido a que se obtendrá una segmentación de genes pertenecientes a las dos razas que dieron como resultado ese híbrido más la que se está introduciendo. Todo esto, de acuerdo a Martínez, hará que el productor obtenga un producto altamente impredecible.
Para realizar un cruzamiento de forma correcta se deben llevar a cabo pruebas genéticas, las cuales son poco comunes en Chile y tienen un alto costo. Además, el periodo de tiempo para apreciar los resultados del avance genético logrado entre una generación y otra, se puede extender por 4 o 5 años.
Pese a esto, se debe apuntar a crear una raza local para la producción de carne, capaz de adaptarse a las condiciones generales de nuestro país y presente características productivas rentables para el productor, según advierten los expertos.
Tendencias mundiales
Para los expertos los cruzamientos en base a pedigrí son parte del pasado. Hoy, estos procedimientos se llevan a cabo a partir de información molecular. La idea es analizar el genoma completo de las razas, de donde se extrae valiosa información referente a las características fenotípicas alojadas en cada marcador molecular (en bovinos son más de 800 mil), para que a la hora de emprender un proceso de mejoramiento se opte sólo por las cualidades que se esperan lograr.
*Este artículo fue realizado en base a las entrevistas de:
- Víctor Martínez, médico veterinario PhD. En Genética Animal y docente de la Universidad de Chile
- Dr. Rodrigo Arias, director de la Escuela de Agronomía de la Universidad Católica de Temuco y miembro de la directiva de la Sociedad Chilena de Producción Animal A.G. (Sochipa).