El estadounidense Tommy Paul (17º) pasa por el mejor momento de su carrera. En enero pasado, alcanzó las semifinales del Abierto de Australia, resultado que lo impulsó al top 20 por primera vez.

El norteamericano será el rival de Nicolás Jarry (35º) en la segunda ronda de Roland Garros, pleito programado para este jueves alrededor de las 9:00 horas (tercer turno del court 14 del complejo parisino).

Para cualquiera de ambos será un hito: ninguno ha podido sortear la segunda ronda en la Porte d’Auteuil, aunque el estadounidense tiene historia en el polvo de ladrillo: allí mismo ganó Roland Garros juniors en 2015.

Claro, porque los mejores resultados de Paul han caído sobre pistas rápidas, pero en arcilla no le ha ido mal: sus primeros cinco títulos en futuros fueron sobre polvo de ladrillo y ha conseguido buenas victorias en la superficie, lo que lo convierte en un rival peligroso para el santiaguino.

“No ganó partidos en los torneos importantes previos a París, pero sí llegó a una final de challenger de 175 mil dólares. Además, a diferencia de otros estadounidenses, se nota que quiere jugar más y no acorta la gira de arcilla”, admite Cristóbal Saavedra, quien entrenó a Jarry antes de su actual coach, Juan Ozón.

“Era importante ganar el primer duelo después de una semana tan exigente como la de Ginebra. Vencer en tres sets da la sensación de que Jarry se adapta bien a las condiciones y seguro estará muy positivo para la segunda ronda”, añade el extenista.

De todos modos, con estos antecedentes, los especialistas se la juegan por las opciones del nacional de avanzar a tercera ronda.

“Así como ha estado jugando ‘Nico’ debería salir airoso, aunque los partidos se ganan en la cancha. Ojalá las condiciones no estén muy rápidas, porque a Paul le gusta jugar rápido y puede sacar ventaja”, explica Hans Gildemeister, excapitán de Copa Davis de Chile.

El extenista, campeón de dobles en París, confía en que el ritmo de competencia le ayude al chileno a conseguir un inédito pase a la tercera ronda en un Grand Slam, más allá de que por ranking y números, el favorito es su oponente.

Y es que las dos veces que se midieron (en un futuro en Estados Unidos en 2014, cuando ambos no habían cumplido los 20 años, y en las clasificaciones de Adelaida 2020) salió airoso Paul, la primera de ellas sobre tierra batida.

“Lo bueno es que es un partido a cinco sets, ojalá que aguante la velocidad de pelota del norteamericano, pero por la manera en la que está jugando y la confianza con la que llega después de ganarles a tres grandes figuras en Ginebra y superando la primera ronda, que siempre es difícil”, añade el “Biónico”.

“Nicolás tiene la ventaja de ser un jugador agresivo con derecho y revés, tiene buen saque, se está moviendo mejor y tiene un patrón de juego definido. Por todo eso, la mayoría de los partidos dependen de él, de su juego, y en estos momentos está pasando por una buena racha, está con confianza y tranquilidad”, valora Saavedra.

Como preludio, Jarry (sin ranking en la especialidad) avanzó a la segunda ronda de dobles junto al suizo Marc André Hüsler (295º), merced a un triunfo por 6-3, 6-7 (4) y 6-3 sobre la pareja del brasileño Marcelo Demoliner (71º) y el italiano Andrea Vavassori (44º).

Menos suerte tuvieron Alexa Guarachi (48ª) y la neozelandesa Erin Routliffe (34ª), que perdieron en el estreno ante las estadounidenses Lauren Davies (693ª) y Claire Liu (269ª) por 6-2, 5-7 y 6-2.

La jornada estuvo marcada por las victorias de los tres candidatos a terminar el torneo como número uno del mundo y que, para darle más sazón, quedaron por la misma mitad del cuadro.

El español Carlos Alcaraz (1º) venció en cuatro sets al japonés Taro Daniel (112º), el serbio Novak Djokovic (3º) tardó tres mangas en despachar al húngaro Marton Fucsovics (83º), mientras que el griego Stéfanos Tsitsipas (5º) también se impuso en parciales corridos al español Roberto Carballés (57º).

Sin embargo, el tema del día ha sido la discusión interminable por las pelotas elegidas por la organización para la versión 2023 del torneo, más pesadas que lo habitual y que, aseguran los tenistas, complica bastante para meter tiros ganadores y aces.

Uno de los que sacó la voz fue el ruso Daniil Medvedev (2º) luego de perder en primera ronda ante el brasileño Thiago Seyboth (172º). “En mi opinión, los jugadores que tienen, no sé cómo decirlo, un juego de muñeca, como mi oponente, como Carlos (Alcaraz) o Stéfanos (Tsitsipas) tienen una gran ventaja con estas pelotas. Porque pueden crear un dominio fácil, que yo no tengo”, expuso.

Otro de los favoritos, el danés Holger Rune (6º), también se notó molesto con las pelotas, que, según él, cambian la forma de jugar respecto de ediciones anteriores.

“Hay que reconocer que la pelota se pone muy grande y esponjosa, eso hace que sea muy difícil conectar golpes ganadores, porque las condiciones se vuelven tremendamente lentas. Siento una gran diferencia respecto al año pasado”, expuso.

El siempre lenguaraz Benoît Paire (149º) dejó de lado la diplomacia y se lanzó con todo: "Es Roland Garros, uno de los mejores torneos del mundo, y estamos jugando con estas bolas estúpidas. Son ridículas, se hacen muy grandes en dos segundos. Las bolas nuevas no duran ni un juego, son una basura”, disparó.

“Se está poniendo muy pesada y muy gorda. Y eso que hace sol y calor, así que la pelota vuela más. No me quiero imaginar esta pelota con lluvia o con una superficie muy pesada. Es una pelota con la que te puedes hacer daño en partidos largos”, aportó el español Roberto Bautista (24º), eliminado este miércoles por el peruano Juan Pablo Varillas (94º).

¿Una buena? El argentino Diego Schwartzman (95º), que ganó por primera vez en nueve meses dos partidos seguidos, celebró el cambio.

“Siempre he tenido buenas sensaciones en este torneo, creo que las condiciones se adaptan perfectamente a mi tenis y las bolas de este año favorecen peloteos largos y duros, lo cual me beneficia”, destacó “Peque”.