Santiago de Chile.   Mar 07-10-2025
14:41

La Roja se abruma, paga todos sus pecados en el Mundial y sigue con vida por el fair play

El equipo de Nicolás Córdova falló cuando no tenía margen y perdió su segundo partido seguido, esta vez sobre la hora ante Egipto, con un tiro libre. El local sigue frágil en las áreas, incapaz de transformar en goles el dominio que por momentos logra, pero la menor cantidad de tarjetas en comparación con los africanos y Nueva Zelandia le permite clasificar.
Foto: Photosport
Claudio Herrera de la Fuente04 de octubre, 2025
Tenía tantas ganas como presión encima la Roja, que en una pelota al vacío la fueron a buscar desbocados Francisco Rossel y Lautaro Millán, chocaron entre ambos y terminaron en el pasto. Corría la media hora del primer tiempo y Chile luchaba contra una tensión que no soltó nunca el equipo en esta fase grupal.

El equipo de Nicolás Córdova a esa altura ya estaba en ventaja, pero la rigidez emocional del colectivo anfitrión no se iba nunca. El impacto de un Mundial, el cartel de dueño de casa, las limitaciones propias —que no son pocas— agarrotan por largos pasajes a un equipo que tiene incorporado funcionamientos y respuestas aprendidas para resolver situaciones varias.

Había que romper el partido con el gol. No había otra. Este equipo se va descomponiendo si la jornada avanza, necesita señales a favor para seguir progresando y validar su mejor cara.


Un cabezazo elevado de Rossel, valioso en sus movimientos y aporte fuera del área, pero inocuo por ahora dentro de ella, y un remate cruzado de Vicente Álvarez sobre el arco norte entibiaron la jornada ñuñoína.

El zapatazo de Javier Cárcamo desató la catarsis, venciendo al meta Ahmed Wahp, porque el equipo sintió que validaba todo su esfuerzo. La jugada tuvo secuencias de manual: el saque largo del confiable meta Sebastián Mella en busca de Millán, que sostuvo la pelota para apoyarse en Agustín Arce, y este puso a correr por dentro al lateral Patricio Romero, esta vez muy selectivo en sus descuelgues, asistidor de lujo del volante acerero.

El trabajo de Chile siguió siendo igual de duro. Mucha batalla, cortar jugadas, chocar. Muy bien Arce en la refriega y crecido Mella para cortar cualquier lanzamiento aéreo. El zurdo Hamed Abdallah metía desde la banda derecha hacia el medio. El africano lanzó un tiro libre al travesaño que paralizó las más de 40 mil almas en Ñuñoa.

Tras el descanso, Córdova metió mano en el equipo: fuera el amonestado Romero y adentro Mario Sandoval, retrocediendo Milovan Celis a la zaga, y reubicando a Ian Garguez y Nicolás Suárez. Muchos ajustes, suficientes para despistarse en el primer balón parado: córner egipcio y cabezazo del zaguero Ahmed Adbin en el área chica con los rivales petrificados.


Reaccionó con furia la Roja, casi por instinto: Millán llegó a fondo por la derecha en dos ocasiones y luego Rossel falló un testazo, tras pivoteo de Álvarez.

El partido se abrió y se volvió golpe por golpe. Nuevos extremos para Chile (ingresaron los zurdos Godoy y Marchant), que empezó a defender en la cornisa con muchos metros a espalda de sus zagueros. Y lo sufrió.

El tiro libre en tiempo agregado del atrevido Kherd, encajado en el ángulo derecho de Mella en el arco norte, fue un golpe gigante y doloroso. Chile quedó nocaut sobre la cancha, pero una inesperada combinación estadística la salvó del desastre.


Nueva Zelandia perdió con Japón y los oceánicos empataron con la Roja y Egipto en tres puntos, diferencia de gol y tantos anotados (todos los ? partidos entre sí fueron 2-1). Hubo que recurrir al fair play, y esa métrica salvó al cuadro de Nicolás Córdova, que quedó segundo en la tabla.

Con ello, la ruta nacional sigue el martes en Valparaíso. Brasil, México o España esperan. No será fácil.

Claudio Herrera De La Fuente

es redactor de Deportes El Mercurio, especializado en fútbol y en atletismo de fondo, especialmente en maratón y pruebas de ultradistancia, con más de 20 años de experiencia en periodismo escrito.

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