Recomendaciones para aumentar el calibre en las mandarinas
Pese a los buenos resultados conseguidos por las mandarinas en las últimas temporadas, en el sector existe cierta preocupación debido a que muchos productores en la actualidad no están siendo capaces de responder a las necesidades de los mercados internacionales, los cuales buscan fruta de gran calibre.
Luis Muñoz G.
Según los expertos, los productores deben aspirar a
producir sólo mandarinas de calibres 4, 3, 2 y 1.
Crédito: El Mercurio.
Hasta hace unos años, Chile exportaba todas las mandarinas que producía, sin importar que estas fueran de un calibre modesto. El principio era claro: satisfacer la creciente demanda que comenzaba a surgir especialmente desde países como Estados Unidos, principal comprador de nuestros cítricos. Sin embargo, con el tiempo, tal como ocurre con cualquier negocio, el mercado encontró su equilibrio y con ello los distintos compradores aumentaron sus requerimientos, poniendo especial énfasis en el calibre de la fruta. Esta situación, que comenzó tímidamente en 2014, se desató con fuerza durante 2015, cuando Estados Unidos dejó de comprar mandarinas de calibre 6 y disminuyó al mínimo sus adquisiciones de fruta calibre 5.
Si bien los márgenes del negocio siguen siendo buenos para los productores, especialmente para aquellos que producen mandarinas tempranas (siempre logran altos precios en el mercado), esta situación según los expertos llevará necesariamente al sector productor de W. Murcott —la variedad más plantada en el país— a tener que reenfocar su estrategia. De lo contrario, advierten, Chile podría ceder terreno ante otros competidores directos como Perú, país que es capaz de producir mandarinas de gran calibre de manera natural, gracias a que cuenta con acumulaciones de grados-día altas.
“Hay muchos productores que por estos días repiten un discurso bastante erróneo y que se refiere a que da igual que la fruta de Chile sea más pequeña que, por ejemplo, la peruana. Lo más importante, sostienen, es que la nuestra tiene mejor color. Por cierto que esa es una visión totalmente errada de lo que busca el mercado. Hoy, lo que se privilegia es el calibre, y en eso los peruanos nos ganan”, asegura Julio Cornejo, asesor de Agroconsultores.
Cambio de mentalidad
Por lo mismo, los expertos coinciden en que resulta fundamental que los productores entiendan que si se quedan estáticos esperando que los mercados vuelvan a comprar mandarinas de calibres pequeños o que la fruta chilena adquiera naturalmente un calibre mayor como lo hace la peruana, el negocio no prosperará. En ese contexto, los instan a tener un cambio de mentalidad, para lo cual resultará fundamental cambiar el concepto de lograr kilos/hectárea por el de obtener calibre/hectárea
“Me parece muy bien que existan huertos que produzcan cerca de 60 ton/ha. Lo que me complica es que solo se pueda exportar cerca del 50% de ese volumen. Por lo mismo, prefiero un huerto que produzca 35 o 40 ton/ha, pero obtener solo fruta de buen calibre, de modo de poder exportar todo lo producido”, asegura Julio Cornejo.
En el sector apuntan a que, al final del proceso, los productores no pierdan fruta y se vean beneficiados por los precios que pagan los mercados por la fruta de mayores calibres. Es más, en ese sentido los expertos son claros: los productores deben aspirar a producir solo mandarinas de calibres 4, 3, 2 y 1, que son las más demandadas por estos días.
La importancia de los manejos
Para lograr este objetivo existen una serie de manejos que, dependiendo del momento de la temporada, pueden ser realizados por los productores:
-Usar nuevos portainjertos
Una de las alternativas más recomendadas por los expertos es usar portainjertos que sean capaces de inducir un mejor calibre y calidad en la fruta, como C-35, el cual a la fecha ha dado excelentes resultados en las principales zonas de producción del país.
Cabe destacar que en la actualidad gran parte de la superficie de mandarinos está puesta sobre Citrumelo, aunque también hay un porcentaje menor ubicado sobre Carrizo y Macrophylla. En el caso de este último, se sabe que este portainjerto es capaz de producir fruta de buen calibre, pero con mala calidad interna.
-Apostar por la poda
Pese a que hasta unos años eran pocos los productores de mandarinas que podaban (o si lo hacían realizaban una bastante débil), existe certeza de que esta labor, que idealmente se debe realizar en primavera, es esencial para conseguir un equilibrio en la planta y una buena distribución de ramillas vigorosas, que a su vez permitan obtener frutos con buen crecimiento y potencial de desarrollo.
Julio Cornejo comenta que junto a Johanna Mártiz, investigadora y académica de la Facultad de Agronomía de la Universidad Católica, han desarrollado varios trabajos sobre poda en cítricos —donde se incluyen las mandarinas—, los cuales han demostrado que esta labor es de vital importancia para conseguir fruta de alto calibre. Por lo mismo, afirma el asesor, se debe apuntar a establecer una política de interacción de podas de forma constante, lo que en la práctica implica contar con un programa, de manera de promover estructuras frutales vigorosas que generen un buen potencial de calibre y remover estructuras frutales envejecidas.
Pese a lo avanzado de la temporada de producción, Julio Cornejo sostiene que los productores aún están a tiempo de realizar algunas podas de verano, las cuales si bien no tendrán los mismos efectos que una que se lleva a cabo en primavera, en algo ayudarán a conseguir el objetivo de aumentar los calibres de fruta.
-Usar reguladores de crecimiento
Otra de las alternativas para mejorar los calibres de las mandarinas es apostar por el uso de reguladores de crecimiento, como Maxim, que corresponden a auxinas de síntesis que potencian o ayudan al desarrollo de la planta. Julio Cornejo recomienda utilizar este tipo de productos durante el mes de diciembre.
Sin embargo, el especialista sostiene que la evidencia ha demostrado que hay años específicos en que ciertas hormonas tienen un mejor comportamiento que otras, lo que se relaciona de manera directa con la condición de carga que tenga el árbol. Así, habría que monitorear la elección del producto.
“De todas maneras, estas herramientas son súper efectivas. El problema es que en general existe un poco de desconocimiento respecto a su uso”, dice.
-Utilizarbioestimulantes y ácido húmico
La aplicación de bioestimulantes durante periodos críticos del proceso productivo, como floración y cuaja, tiene un efecto positivo sobre el calibre y nivel de cuaja de la fruta, de acuerdo a Julio Cornejo.
Por su parte, usar ácidos húmicos permite mejorar la condición del suelo y el desarrollo radicular de la planta, lo que en la práctica también ayudaría a mejorar el tamaño de las mandarinas.
Si bien la idea es utilizar ambos productos en una etapa más temprana de la producción, Julio Cornejo sostiene que llevar a cabo una aplicación en estos momentos aún podría ayudar a aumentar en algo el calibre de la fruta.
-Apostar por el raleo químico o el ácido giberélico
La floración de los mandarinos W. Murcott es muy larga, por lo que según Gonzalo Vargas, asesor de GVC y Cía Ltda., la obtención de calibres de fruta pequeños a veces no se debe a malos manejos en la poda o la incorporación de nutrientes, sino que es el resultado de lo que ocurre con la última flor de la planta. En esos casos, indica que una de las alternativas para lograr mandarinas de mayor tamaño es comenzar a comprimir los tiempos, con el fin de que la floración termine antes.
Para ello recomienda ordenar la flor, lo que implica ralear su última porción. Y es que en esos casos es esta la que genera como resultado un calibre de fruto menor.
En ese contexto, Gonzalo Vargas recomienda apostar por el raleo químico, aunque reconoce que en la actualidad son muchos los productores que no ven con buenos ojos su utilización.
Por lo mismo, antes de tomar la determinación, se debe realizar un conteo de frutos por árbol. Así, cuando este es mayor a 1.000-1.200, se debería ejecutar el raleo. No obstante, si el conteo no supera los 800 frutos/árbol, la mejor opción de ganar calibre con esos frutos tal vez sea realizar una aplicación tardía de ácido giberélico con 6 benciladenina.
“En vez de ralear y quemar la última flor, que es la última cuaja, se puede aplicar este giberélico, lo que de acuerdo a nuestras pruebas tiene muy buenos resultados”, asegura Gonzalo Vargas.
Cabe destacar que lo normal es aplicar giberélico en flor y finales de flor. De hecho, muchos productores tienen miedo de aplicar este producto después que la fruta alcanza los 20 mm, debido a que en teoría podría alterar la toma de color de las mandarinas.
“Existe el temor de que la fruta quede verde. Sin embargo, hemos evaluado muy bien ese tema y las fechas, y hemos llegado a la conclusión de que no hay problema de aplicar giberélico de forma tardía la segunda y tercera semana de enero, como último plazo”, explica Gonzalo Vargas.
Al contrario, se estima que las aplicaciones de giberélico en febrero, marzo y abril podrían alterar la toma de color y, lo que es peor aún, impedir la floración, ya que se afectan las ramillas.