La presencia de semillas en variedades de mandarinas que en teoría no deberían tener (seedless) se ha transformado en un tema realmente incómodo para los cientos de agricultores que por estos días se encuentran en el negocio. Este año, por ejemplo, los más afectados han sido los productores de clementinas (oronules, orogrande, clemenules y hernandinas, entre otras), especialmente aquellos ubicados en la Región de Coquimbo, en los valles de Limarí y Elqui interior.
La problemática también ha llegado a los productores de otras variedades seedless como W. Murcott, aunque en menor medida.
Antes de ahondar en las razones que han llevado a esta situación, resulta fundamental entender que las mandarinas son una especie capaz de fructificar mediante partenocarpia, por lo que su flor no requiere ser fecundada para desarrollar el fruto. Sin embargo, al producirse una fecundación cruzada con otros cítricos algunas variedades auto-incompatibles y seedless pueden llegar a desarrollar semillas.
En ese contexto, la cada vez mayor cercanía entre las plantas de clementinas y de W. Murcott en las principales zonas citrícolas del país, ha llevado a que ambos grupos de mandarinas terminen perjudicándose entre sí. Y es que al no existir una frontera física entre las mandarinas tempranas y las tardías, se produce una mezcla de pólenes que desencadena la polinización cruzada y con ello la aparición de semillas tanto en clementinas como en W. Murcott.
Las clementinas, por ejemplo, son las más sensibles a la polinización cruzada, viéndose afectadas por limoneros, mandarinas W. Murcott y Fortuna, y naranjas Valencia. Las experiencias con W. Murcott, en tanto, han sido variadas, observándose casos en que los limoneros no han generado contaminación con semillas.
Clave en el avance de este problema ha sido la expansión de las ciudades hacia zonas que hasta unos años estaban dedicadas en un ciento por ciento al desarrollo de la agricultura. Así, se ha llegado a un panorama en que muchos propietarios de parcelas de agrado plantan, con fines ornamentales, determinadas variedades de limones o naranjos que, en la práctica, resultan tremendamente nocivas para las mandarinas seedless.
Aunque parezca increíble, a veces la polinización cruzada se origina en el vivero, donde se mezclan variedades que terminan siendo plantadas en el mismo huerto. Esta situación es más común de lo que parece, por lo que siempre hay que estar atento —especialmente en los primeros meses posplantación— a la presencia no deseada de alguna planta contaminante.
De igual forma, muchas veces de los portainjertos que sostienen a las mandarinas, como carrizo o c-35, emergen brotes que al crecer terminan, con los años, semillando la fruta. El problema es que con pocas plantas que sufran de este problema, se puede contaminar todo el resto del huerto.
Un factor determinante en el nivel de infestación de semillas que pueda alcanzar un huerto de clementinas o W. Murcott será el número de insectos que exista en las zonas aledañas a la plantación. El año pasado, por ejemplo, las lluvias primaverales generaron que algunos cerros presentaran floración nativa y, por ende, una mayor presencia de insectos, resultando perjudicada una vasta superficie de mandarinas.
En ese sentido, es importante considerar el peligro que significa para un huerto de clementinas o W. Murcott tener en las cercanías paltos, los cuales requieren de abejas para realizar su polinización. Cuando esto ocurre, lo normal es que estos insectos prefieran bajar de los cerros y acercarse a los cítricos, elevando el riesgo de que la fruta se pueda semillar.
Buscando soluciones
En países como Sudáfrica el tema de la polinización cruzada se ha logrado manejar de manera adecuada gracias a la zonificación de los cultivos, plantando las mandarinas en lugares donde se sabe que no existirán problemas de infestación de semillas.
Una buena opción para enfrentar este problema es
utilizar mallas. Crédito: Comité de Cítricos.
En Chile, en cambio, estamos llegando a una situación peligrosa, que en el futuro le podría generar tremendos daños a la industria productora de mandarinas. De hecho, en los últimos años, muchos exportadores chilenos han debido enviar su fruta a Estados Unidos bajo la denominación “Almostseedless (casi sin semillas en español)”. Si bien bajo esta designación la fruta se sigue vendiendo bien, no hay nada como ser ciento por ciento sin semillas. Creo que como industria debemos apuntar en esa dirección.
Pero la zonificación no es la única opción: en lugares donde esto no se pueda llevar a cabo, una buena alternativa es instalar algunas hileras de naranjas Navel (Fukumoto, Caracara y Washington Parent) por todo el contorno del huerto, con el fin de generar una especie de cortina de protección que permita limpiar el polen externo que traen las abejas.
En el caso de que un productor tenga un huerto de mandarinas y otro de paltos a corta distancia, la recomendación apunta a que atrase la postura de abejas para fines de octubre, debido a que la primera flor del palto tiene pocas posibilidades de cuajar producto del frío. Así, lo mejor será apostar por poner las colmenas en la segunda y tercera flor, que son las que cuajan. Con ello, de forma paralela, se bajará la presión de insectos polinizadores en el lugar al inicio de flor.
Otra alternativa es usar repelentes para insectos. Si bien estos productos, que en su mayoría son nuevos, cumplen con su objetivo, tienen un nivel de efectividad en el tiempo que dependerá, en gran medida, de la periodicidad de las aplicaciones. Así, de acuerdo a mi experiencia, funcionan cuando se aplican todas las semanas. Al contrario, si se aplican de vez en cuando las abejas volverán al huerto.
En la misma línea, un tratamiento que a la fecha ha dado bastantes buenos resultados ha sido la aplicación foliar de cobre en bajas dosis, la cual se realiza cuando la planta se encuentra en plena flor. Al igual como ocurre con los repelentes, la mayor efectividad del tratamiento se dará en la medida que las aplicaciones se realicen idealmente casi todas las semanas. De esta forma se cortará el tubo polínico, evitando que este siga elongando y llegue a fecundar el ovario.
Respecto a las dosis, estas deben ser ajustadas dependiendo del lugar. Así, si en el lugar hace calor, lo mejor será utilizar una dosis muy baja, debido a que como las flores se deshidratarán más, el riesgo de que estas se quemen aumentará. De hecho, he sabido de empresas que tras aplicar cobre en una dosis más alta de la recomendada terminaron perdiendo el 90% de su producción.
Una medida de alto costo, pero de alta efectividad, es la instalación de mallas polisombra blancas, las cuales sirven para envolver las plantas y evitar que los insectos se acerquen a ellas. Lo mejor de todo es que no sólo ayudan a evitar la polinización, sino que benefician el desarrollo del árbol, al reducir la radiación. De igual forma, con ellas se hace un mejor uso del agua. Quizás el único problema que presentan estas herramientas es su alto costo, el cual puede oscilar entre 15 y 18 millones de pesos por hectárea. No obstante, se debe considerar que con su uso se podrá asegurar que las mandarinas presentarán cero semillas.
Es importante tener en cuenta que desde que se usan estas mallas se han dado casos en que el volumen y calibre de la producción ha bajado de manera importante. Esto está relacionado con que las plantas de clementinas y W. Murcott requieren que su polen se mueva al interior de la planta. Por lo mismo, lo que se está haciendo en esos casos, con muy buenos resultados, es poner colmenas de abejas al interior de la superficie enmallada.