Reguladores de crecimiento en cerezos: Características, claves y aplicaciones
Estas herramientas promueven o inhiben la formación de órganos en la planta, lo que influirá directamente en su manera de desarrollarse y crecer. Esto, a su vez, permitirá controlar una amplia gama de procesos fisiológicos como la abscisión, el crecimiento y la maduración de la fruta.
Rolando Araos Millar
Las auxinas se suelen usar para aumentar los calibres de
las cerezas. Crédito: El Mercurio.
Pese a que durante los últimos años los productores de cerezas se han centrado en alcanzar grandes volúmenes para satisfacer sobre todo la demanda asiática, el mercado se ha puesto más exigente al requerir fruta de mejor calidad y condición.
La gran limitante para obtener un fruto de tal categoría radica en que los cultivos están permanentemente expuestos a diferentes condiciones de estrés. Por lo mismo, para los expertos es fundamental que los productores aprendan a contener estas situaciones, especialmente durante las etapas de poscosecha temprana y poscosecha tardía.
En ese sentido, una de las herramientas que más han ayudado a conseguir estos objetivos son los reguladores de crecimientos, los cuales son productos que promueven o inhiben la formación de órganos en la planta e influyen profundamente en la naturaleza y dirección del crecimiento del cultivo, controlando una amplia gama de procesos fisiológicos como la abscisión, el crecimiento, la maduración, la cuaja, la transpiración, la latencia y la germinación. Incluso juegan un papel clave en la distribución de los productos de la fotosíntesis.
“Por tanto, debemos aprender a manejarlos de forma tanto técnica como sustentable, logrando optimizar el potencial productivo de nuestros huertos. Porque independientemente de si obtenemos producciones con elevada carga frutal o precoces, el objetivo siempre será contar con fruta de calidad superior”, sostiene Patricio Espinosa, director técnico de PEC Consulting.
Para alcanzar tal objetivo es necesario comprender que el huerto es un ecosistema único, que cuenta con factores ambientales que interactúan naturalmente como la luz, la temperatura, el agua y la nutrición.
“Estos parámetros, en conjunto con los factores endógenos de las plantas, llamados hormonas vegetales, fitohormonas, biorreguladores o simplemente reguladores del crecimiento, imponen los límites de la producción”, asegura Patricio Espinosa.
Consideraciones preliminares
La gran mayoría de los asesores está de acuerdo en que las dos etapas fenológicas de mayor importancia en los cerezos son:
Poscosecha temprana.. Crédito: Patricio Espinosa.
- La poscosecha temprana: Abarca desde el término de la cosecha hasta que termina el crecimiento de los brotes del año. Además es el periodo durante el cual la planta debe recuperar todo lo invertido en la reciente producción.
- La poscosecha tardía: Se inicia cuando los crecimientos del año comienzan a lignificarse, produciendo la caída de hasta el 50% de las hojas. En este proceso, la planta inicia la acumulación de sus reservas de carbohidratos o CHO necesarios para apoyarse en las etapas siguientes, que corresponderán a la brotación, la floración y la cuaja de la nueva temporada que acaba de comenzar. Si el cerezo no realiza adecuadamente este proceso, el impacto en la calidad y condición de los frutos podría llegar a ser importante.
Poscosecha tardía. Crédito: Patricio Espinosa.
En ambas etapas fenológicas, el objetivo se centra en reducir al mínimo e incluso a cero las situaciones potenciales de estrés.
Por ello, será clave mejorar la distribución de luz dentro del huerto para potenciar la fotosíntesis y, con ello, generar un mayor consumo de agua por parte de la planta. Esto, a su vez, llevará a que se produzcan pequeños déficits hídricos que pueden reducir el tamaño de las hojas y limitar la intercepción de luz. Si esto no se controla, puede desatarse un estrés hídrico y generarse una reducción en la transpiración, lo que irá acompañado de un aumento en la temperatura de los cultivos.
A este aumento de temperatura le seguirá un incremento de la tasa de respiración, lo que implica un autoconsumo de los CHO disponibles.
Como las plantas requieren de una nutrición adecuada para que regulen su balance hídrico y tengan estomas funcionales, será necesario proporcionarles los reguladores de crecimiento que les permitan desarrollar sus tejidos y órganos para superar esta etapa sin contratiempos.
“De esta forma, se obtendrán y recuperarán los elementos nutritivos esenciales y los carbohidratos de reserva —como Arginina o Almidón— suficientes para obtener el mayor potencial productivo de nuestros huertos”, dice Patricio Espinosa.
Los reguladores de crecimiento
Dentro de los reguladores de crecimiento más importantes, se encuentran las auxinas, las citoquininas y el ácido giberélico. Es relevante entender que la aplicación de estas tres sustancias está estrictamente ligada a los estados fenológicos del cerezo que comprenden los estadios: previo a plena flor, brotación, floración y cuaja y cosecha.
En este sentido, el gráfico indica que los estados recomendados para aplicar los principales reguladores de crecimiento son:
- Citoquininas: Periodo de división celular.
- Auxinas: Periodo de expansión celular.
- Ácido Giberélico: Periodo de elongación celular.
“Esta información se basa en las experiencias que hemos tenido en Chile, porque el caso a caso, en cada país, podría ser distinto”, recalca Patricio Espinosa.
Entre los reguladores de crecimiento que se utilizan específicamente para el cultivo del cerezo se encuentran:
1- Citoquininas y auxinas: Según los últimos avances alcanzados por la compañía que representa Patricio Espinosa e inspirados en el investigador Todd Einhorn del Oregon State University, se ha descubierto que mientras la citoquinina estimula la división celular, las auxinas hacen lo propio con la elongación celular, lo que da como resultado mayores calibres.
“Ensayos comerciales realizados principalmente en huertos ubicados en la Región del Maule, han mostrado que el uso de citoquininas en el estado 3 (ver el cuadro de estados fenológicos), ha mejorado el calibre medio ponderado, con diferencias estadísticas al comparar los diferentes tratamientos, dosis y fechas de aplicación. Esta fecha, dependiendo de la variedad, oscila entre 15 DAPF y 20 DAPF”, indica Patricio Espinosa.
Otros ensayos en terreno han mostrado que aplicaciones de citoquinina en los estados 3, 4 y 5 son mejores que realizar una sola entrega, ya que siempre mejora el tamaño del fruto, número y largo de los brotes del año.
“Esto se explica porque al día 0 o plena flor (etapa 6 del estado fenológico), el 50% del total de las células ya están divididas, por lo que el otro 50% de las opciones de tener una mejor fruta ya se perdieron”, explica Patricio Espinosa (ver gráfico a continuación).
Una vez transcurridos 15 días tras la floración, el 100% de las células ya se han dividido y el productor no tendrá posibilidades de mejorar el calibre de sus cerezas. Crédito: Patricio Espinosa
Los resultados de estas investigaciones, según comenta el experto, han permitido formar huertos con el deseado número de ramas y más precoces y obtener un mayor número de potenciales cargadores al compararse con el tratamiento testigo. Sin embargo, es algo que continuará en evaluación.
“En esta última temporada realizamos otro ensayo donde comparamos aplicaciones de citoquininas en los estados fenológicos 3, 5 y 9, sumado a aplicaciones de auxinas en los estados 9, 7 días después del estado 9 y cuando el fruto adquiere un color pajizo. Todos los tratamientos presentaron diferencias estadísticas respecto del testigo”, asegura Patricio Espinosa.
Según el experto, al comparar los tratamientos entre sí, aquellos que consideraron aplicaciones de citoquininas más auxinas, en conjunto, siempre presentaron los mejores resultados. Estos se expresaron como tendencia y estadística, según las dosis, fechas y parámetros medidos, es decir, tamaño, firmeza, color, materia seca, sólidos solubles, número de brotes del año y largo de brotes del año.
Las dosis de cada uno correspondieron a 1 litro por hectárea de citoquinina y entre 1 y 1,5 litros por hectárea de auxinas. Si bien estos resultados son preliminares, se espera que en 3 a 4 años más se puedan tener valores más consistentes que puedan catalogarse como definitivos.
El experto destaca que los resultados fueron más prometedores cuando se utilizó esta combinación entre las etapas de puntas verdes a plena flor (estados fenológicos del 3 al 6). Pero, a su vez, advierte que una leve equivocación en las dosis de auxinas puede generar un aborto y una disminución considerable de la cuaja.
“Esto lo hemos asociado a temperaturas bajas al momento de la aplicación y sobredosis en los estados fenológicos 5 y 6”, agrega.
Cuidado con las máquinas
Un aspecto relevante a la hora de aplicar los reguladores de crecimiento se relaciona con la maquinaria que se utilizará. En este sentido, Gamalier Lemus hace un llamado a que los productores se cercioren de que sus equipos cuenten con la regulación necesaria.
“Muchas máquinas, cuando aplican un regulador de crecimiento, lo hacen de forma desuniforme. Si el producto dice que hay que aplicar mojamientos de 1.500 litros por hectárea, se debe estar seguro que eso es lo que la máquina va a entregar y no 1.200 o 2.000. Y es que una aplicación errónea puede llevar a que, si por ejemplo estoy pulverinzado Cianamida, el árbol florezca por una parte y no por la otra”, explica.
Lo mismo ocurrirá con el ácido giberélico. Así, una aplicación errónea podría generar al momento de la cosecha, frutos maduros por un lado, pero blandos y con calibres más pequeños por el otro. Por tanto, en la misma temporada, lo mejor será que el productor coseche entre tres y cuatro veces en vez de una o dos.
2- Cianamida Hidrogenada: Para Gamalier Lemus, investigador del INIA Rayentué, este regulador actúa como un compensador de frío, es decir, su aplicación se recomienda para aquellas zonas o temporadas donde el frío invernal resulta insuficiente para el cerezo. Y es que esta sustancia le ayuda a la planta a complementar hasta un 70% del frío requerido por la especie, especialmente en zonas de poco frío acumulado, como ocurre por ejemplo con la zona que se extiende desde la Región Metropolitana al norte.
Tanto Lemus como Espinosa sostienen que este regulador puede tener las siguientes finalidades:
- Adelantar la cosecha: Si se aplica en dosis de 2%-3%, entre 45 y 60 días antes de la floración, tal proceso se adelantará cerca de 15 días. Esto, a su vez, implicará que la cosecha se adelante entre 7 y 9 días. Cabe destacar que este proceso está muy ligado a la sincronización de la variedad.
- Sincronizar una variedad: Si esta sustancia se aplica en una concentración de 2,5%-4%, entre 45 y 60 días antes de la brotación normal, se logrará que la floración de la variedad coincida con su polinizador y, con ello, aumenten las oportunidades de que se produzca una cuaja adecuada.
- Facilitar el manejo de una cosecha muy grande: Considerando que todas las variedades se cosechan en un período que no supera los 9 días desde que madura la primera hasta la última fruta, sería muy complejo poder cosechar todos los cerezos si el productor cuenta con 50 hectáreas de una sola variedad, debido a que la mano de obra necesaria sería enorme. Por ende, se aplica Cianamida a un sector de los cultivos para adelantar esa zona, pudiendo comenzar a trabajar antes ahí, haciendo un poco más abordable el proceso.
3- Ácido giberélico: Según Gamalier Lemus, este regulador se utiliza cuando la fruta cambia de color verde a amarillo, lo que equivale a tres semanas antes de la cosecha. De esta forma, la fruta gana tamaño y firmeza, debido a que aumenta el volumen de las células que darán forma al cerezo. La dosis de aplicación es de aproximadamente 20 ppm (o 20 mg del ingrediente activo por litro de agua).
Patricio Espinosa comenta que de acuerdo a su experiencia en el tema, realizar múltiples aplicaciones de esta sustancia a pequeñas dosis de 10 a 20 ppm genera mejores resultados en la fruta que llevar a cabo sólo una.
“Mi experiencia indica que dos aplicaciones, la primera cuatro semanas antes de la cosecha (fruto verde) y la segunda tres semanas previa a ella, permiten aumentar la firmeza y un atraso de la cosecha en tres días con respecto a la aplicación única realizada tres semanas previo a la cosecha o en color pajizo”, explica.
De igual forma, el experto no recomienda utilizar ácido giberélico si hay posibilidades de que llueva en los días cercanos a su aplicación, debido a que aumenta el riesgo de que se produzcan partiduras en la fruta.
Tanto Lemus como Espinosa advierten que aplicaciones constantes de ácido giberélico en dosis mayores a 50-60 ppm disminuyen la capacidad del cerezo de cara a la inducción de flores para la siguiente temporada. Esto, en la práctica, significa que la carga frutal de la planta de cara al año siguiente bajará considerablemente.
“Usar el ácido giberélico con este fin es algo muy arriesgado, debido a que si ocurre una helada que dañe parte de las flores de la próxima temporada, siendo que ya se vieron mermadas por la aplicación de este regulador, podría quedar con una producción muy baja”, advierte Gamalier Lemus.
4- Paclobutrazol: Si bien este regulador no cuenta con registro para cerezo, permite controlar el exceso de crecimiento vegetativo de una planta, dando mayor potencial de producción, especialmente en combinaciones portainjerto/variedad de mucho vigor, poca precocidad y productividad.
“Dosis de 1 a 2 litros por hectárea, aplicado al suelo, en poscosecha, han mostrado excelentes resultados”, sostiene Gamalier Lemus.
5- Ethephon: Es utilizado para mejorar el color de la fruta, aunque su acción puede perjudicar la calidad de la misma, puesto que causa un efecto secundario que se relaciona con una aceleración en el proceso de maduración, lo que incluso puede predisponer a la fruta a que se desprenda del pedicelo.
“Si el fruto no está afirmado a la ramita para que haya alimentación, significa que habrá una pérdida para el productor. Ahora bien, si el fruto se desarrolla bien, pero pierde el pedicelo con facilidad, perderá atractivo comercial y, por supuesto, de exportación”, asegura Gamalier Lemus.
De todas formas, en algunos países se está comenzando a desarrollar la cereza sin pedicelo. En ese caso, el Ethephon pareciera ser una herramienta útil, ya que mejora la cicatrización del fruto una vez desprendido del pedicelo.
Cabe destacar que este regulador se utiliza también para acelerar la caída de las hojas en otoño, lo que mejora la acumulación de frío invernal en la planta.
“Hay casos donde al árbol del cerezo se le generan trastornos que producen que las hojas se mantengan muy firmes, incluso entrado el invierno. Esto puede ser por error en la fertilización o porque se encuentra en un suelo muy vigoroso. Así, el Ethephon bota dichas hojas, forzando a la planta a acumular frío para tener una buena brotación de cara a la siguiente temporada”, explica Patricio Espinosa.
6- ReTain (AVG): Este componente, también llamado aminoetoxivinilglicina, se utiliza para retardar el envejecimiento del pistilo y permitir que la flor dure más tiempo (evita la senescencia) y, por ende, caiga más tarde (abscisión por falta de cuaja). La idea, dicen los expertos, es aumentar las posibilidades de que esta sea fecundada.
Por tanto, si una flor tiene una vida útil de 24 horas, este componente puede alargarla hasta las 30 o incluso más.
