Systems Approach, una herramienta para exportar cerezas a Japón y Corea
Esta herramienta contempla la realización de dos medidas independientes, las cuales deben ser realizadas durante la precosecha, cosecha, poscosecha y el transporte de la fruta.
Rolando Araos Millar
El Systems Approach para exportar cerezas a Corea
se aprobó en 2016. Crédito: ProChile.
*Este artículo fue escrito a partir de la presentación "Systems Approach en cerezos una herramienta para exportar cerezas a Japón y Corea, como alternativa a la fumigación con bromuro de metilo", realizada por Carolina Yáñez Briceño en el marco del VII Seminario Internacional del Cerezo 2018, organizado por la consultora PEC.
Cuando los productores y exportadores de Chile realizaron su primer envío de cerezas a Japón en 2001, se encontraron de frente con las consecuencias de fumigar la mercadería con Bromuro de metilo (BrMe), un compuesto que tradicionalmente se usa para otorgar un tratamiento cuarentenario, pero que a la vez puede generar un importante daño en la capa de ozono y en la condición, calidad y vida de poscosecha de la fruta.
Pero quizás uno de los temas que más inquietó a los empresarios chilenos fue el alza en los costos —se deben desembolsar 25 centavos por cada caja de cerezas— que involucra llevar a cabo este procedimiento. De hecho, fue esto lo que derivó en que en los años siguientes el interés por exportar cerezas a Japón mermara.
A partir de este inconveniente, la Fundación para el Desarrollo Frutícola, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile (ASOEX) buscaron una solución que permitiera exportar cerezas sin la necesidad de fumigar con BrMe. Esta llegaría en 2014 y contemplaría el establecimiento de un protocolo llamado Systems Approach, el cual establece una serie de medidas de mitigación que, individual y conjuntamente, reducen el riesgo de que aparezcan plagas en los huertos.
“Esto implica que voy a manejar la plaga en el huerto, en niveles indetectables, bajo el concepto de baja prevalencia, entendiendo que tener un nivel de ‘cero plaga’ es imposible”, sostiene Carolina Yáñez Briceño, ingeniera agrónoma y parte del Área de Entomología Cuarentenaria de la Fundación para el Desarrollo Frutícola (FDF).
Esta herramienta, que se replicó en 2016 en el caso de las exportaciones de cerezas a Corea, consta de un mínimo de dos medidas independientes que deben ser realizadas durante la precosecha, cosecha, poscosecha y el transporte de la fruta, y que pueden contemplar:
- Monitoreos
- Control de químicos
- Control biológico
- Proceso de selección del packing de la fruta
- Frío durante el transporte
Para ser parte de este protocolo, indica Carolina Yáñez, el productor tendrá que estructurar los sectores del huerto a monitorear, para posteriormente inscribirlos ante el SAG en los períodos que el organismo comunique (el portal es: http://sra.sag.gob.cl/).
Tras inscribirse, el SAG le entregará al productor un código CSG con el que podrá realizar seguimiento al control de plagas, identificar las cajas cosecheras ––cuáles vienen de sectores aprobados y cuáles no–– y conocer la trazabilidad de sus frutos. Todo esto a través de las diversas etapas que integran el proceso.
Las cuatro etapas
Las medidas que contempla el Systems Approach tendrán por objetivo que los cerezos registren la menor prevalencia posible de dos plagas en particular: Cydia pomonella, cuarentenaria para los mercados de Japón y Corea, y Lobesia botrana, cuarentenaria para el mercado coreano.
A la izquierda se aprecia un ejemplar de Cydia pomonella, cuarentenaria para Japón y Corea, mientras que a la derecha se encuentra Lobesia botrana, cuarentenaria para el mercado coreano. Crédito: Carolina Yáñez Briceño.
Lograr que estas plagas estén fuera de los huertos no es una tarea sencilla, por lo que el productor tendrá que atravesar las cuatro etapas que contempla el protocolo:
1- Monitoreo: Implica registrar si hay presencia de Cydia pomonella en los cultivos de cerezos. Para ello hay que instalar una densidad de trampas que equivale a ‘n+2’, siendo “n” el número de hectáreas de los sectores que se monitorearán. Por ende, si el productor desea monitorear 10 hectáreas, deberá instalar un total de 12 trampas antes del 31 de agosto de cada año. Y es que es en esta fecha cuando las polillas comienzan a volar. Por lo mismo, estas deben ser revisadas cada 7 días. Pero eso no es todo: a partir del 1 de septiembre, las feromonas deberán renovarse cada 30 días.
Para que el agricultor pase con éxito esta etapa, necesitará tener menos de 5 polillas en promedio por trampa de forma semanal, lo que será verificado por las empresas autorizadas por el SAG (listado en: www.sag.gob.cl).
“En caso de tener sobre 5 polillas por trampa, el productor no podrá avanzar a la segunda etapa de este protocolo y su huerto quedará descolgado de la temporada”, advierte Carolina Yáñez (ver gráfico a continuación).
En la gráfica se aprecia que los huertos de cerezos de variedad Sweet Heart no podrán aprobar el primer paso del Systems Approach correspondiente al monitoreo, debido a que cuenta con más de 5 ejemplares de Cydia pomonella en promedio a la semana por cada trampa instalada. Crédito: Carolina Yáñez Briceño.
De cualquier manera, es importante destacar que hasta la temporada pasada se habían descolgado entre 1 y 4 huertos, debido a que la Cydia pomonella no es un hospedero primario de cereza.
2- Trabajo en terreno: La segunda etapa sólo aplica para aquellos envíos que tengan a Corea como destino y contempla realizar una prospección donde se revisarán 300 frutos de manera visual en el huerto, con el fin de buscar signos de Lobesia botrana.
“La presencia de esta plaga se puede verificar encontrando rastros de fecas en el fruto o perforaciones. Esto con el fin de encontrar estados inmaduros de Lobesia, como pueden ser huevos, larvas y pupas, principalmente. Si no se encuentra nada en esta prospección, el productor podrá pasar a la etapa número 3”, precisa la experta de la FDF.
3- Toma de muestras en terreno: El siguiente paso consta de tomar muestras de 600 frutos por variedad, los cuales serán trasladados a laboratorios especializados mencionados en la etapa número 1.
“El agricultor deberá realizar un muestreo dirigido, extrayendo los 600 frutos desde los bordes y orillas de los huertos de cerezos, puesto que allí suelen habitar las larvas de Lobesia principalmente”, explica Carolina Yáñez.
Ejemplo de larva de Lobesia botrana que cuenta con
cuatro pares de gancho en su pupa. Crédito: SAG
Para lograr pasar a la cuarta y última etapa, el productor necesitará que no se detecten estados inmaduros de Cydia pomonella ni de Lobesia botrana.
4- Inspección fitosanitaria: Esta etapa el SAG se encargará de inspeccionar el 2% del lote que presentará el agricultor.
“Si bien ellos van a revisar el 2% del total de cajas presentadas por el productor, la revisión mínima será de 600 frutos. Lo que ellos buscarán, tal como en las etapas anteriores, son estados inmaduros de Cydia pomonella y Lobesia botrana”, asegura Carolina Yáñez.
Sin embargo, las partidas podrían ser rechazadas en su totalidad en caso de que la muestra supere el 4% de infestación de cualquier otra plaga, sea o no cuarentenaria.