El Open Gable se abre camino entre los productores
Este sistema de conducción, muy utilizado en países como Estados Unidos, facilita las labores productivas y reduce los costos en mano de obra de manera importante. Las últimas experiencias en Chile han demostrado incluso que sus primeras cosechas pueden igualar o superar los rendimientos del parrón español.
Ximena Fernández S.
Hoy, las crucetas se pueden hacer de fierro galvanizado
Crédito: Carolina Cruz.
Desde hace varios años que la escasez y alto costo de la mano de obra ha obligado a los productores y asesores técnicos a buscar nuevas técnicas que permitan mejorar la rentabilidad de la uva de mesa. Así, entre toda la inmensa gama de posibilidades, el Open Gable se ha ido transformando en la mejor alternativa de sistema de conducción para reemplazar al clásico parrón español.
Carolina Cruz, asesora técnica y presidenta de Uvanova, lleva trabajando más de siete años con el sistema Open Gable, por lo que puede hablar con bastante propiedad sobre su desempeño.
“En un inicio construimos estructuras de madera y no de fierro, material del que están hechas las crucetas actualmente. La productividad era la gran duda. Algunos asesores se dividían por considerar que el parrón era imbatible en términos de productividad, pero lo que hemos visto con esta estructura y en cosechas del año pasado, es que se logran producciones equivalentes e incluso superiores”, asegura.
La presidenta de Uvanova recalca que lo más complejo a la hora de instaurar nuevas tecnologías en el campo es romper con la tradición.
“Si bien el parrón español funciona en términos de productividad, hoy el problema de la uva chilena es la baja en la rentabilidad, producto de un aumento en el costo de mano de obra. Y en ese contexto, el Open Gable es la mejor arma para enfrentar esa dificultad”, indica.
Sólo ventajas
En general, el Open Gable es un sistema que le permite al trabajador lograr una alta eficiencia y calidad en sus labores, debido a que toda la estructura se encuentra a una altura peatonal, por lo que en rigor tampoco tendrá que utilizar piso o “loro”. De hecho, podrá ver desde arriba el racimo que está trabajando.
Se debe recordar que en uva de mesa se realiza un trabajo casi artesanal con cada racimo, por lo que este sistema ayudará a optimizar la calidad de esa labor.
“Cuando se le pide a una persona que deje 100-120 bayas de un racimo que tiene cerca de mil unidades, es muy difícil saber si lo hará, debido a que lo estará mirando desde abajo y trabajándolo con los brazos en alto. Esto se simplifica mucho cuando la persona está a la misma altura del racimo, lo que se replica en el resto de las actividades que requiere la especie, es decir, la poda, el manejo de brotes y el deshoje, entre otros”, argumenta Carolina Cruz.
Otro de los beneficios que genera el uso de este sistema viene desde el aspecto fitosanitario. Y es que como se utilizan hileras independientes, se logra una mejor ventilación y manejo del follaje, lo que es clave para mantener la parra con una menor predisposición a enfermedades como Botrytis y Oídio.
“Con el Open Gable, además de mejorar la eficiencia de la mano de obra, tenemos menos accidentes dentro del huerto y podemos incorporar a las mujeres a todo el proceso productivo”, agrega Carolina Cruz.
Las desventajas de este sistema no son muchas. Más bien se trata de temores de quienes aún no lo han usado. Sin embargo, quienes sí lo conocen indican que quizás su único punto negativo es que al tratarse de una estructura abierta, y no cerrada como el parrón, la fruta puede quedar más susceptible a quemaduras de sol y picaduras de pájaros o avispas. No obstante, de acuerdo a los expertos, esta situación puede ser combatida fácilmente con alguna malla o plástico.
Las últimas experiencias en Chile con Open Gable han
demostrado incluso que sus primeras cosechas pueden
igualar
o superar los
rendimientos del parrón español.
Crédito: Nicolás Díaz.
Costos a la baja
El precio de instalar una estructura de parrón español se acerca en la actualidad a los USD$ 8.000-US$ 9.000 por hectárea. Si bien el Open Gable, en teoría, aparece como una opción más cara, su precio ha caído con el correr del tiempo. Así, si en un principio la inversión partía en unos US$ 12.500 por hectárea, hoy —gracias a la aparición de proveedores nacionales— ese número puede llegar a US$ 9.000 por hectárea, dependiendo del material de fabricación.
“Pese a que existen algunas estructuras fabricadas de madera, por lo general éstas están hechas de fierro negro o galvanizado, por lo que su vida útil en un huerto llega a los 15 o 20 años”, explica Nicolás Díaz, gerente general de D&A, empresa que fabrica crucetas para los Open Gable y todos los accesorios que el sistema necesita, como tensores, cables de anclaje y techos, entre otros.
“Hoy instalar un parrón español tiene prácticamente el mismo costo que poner un sistema Open Gable. Cuando llegó este sistema la brecha era de unos US$ 2.500 dólares por hectárea, pero hoy esa diferencia se ha ajustado bastante (US$ 1.500–US$ 2.000 por hectárea). Introducir este sistema apunta justamente a disminuir costos de producción a futuro que están marcados esencialmente por el ítem de mano de obra”, expresa la asesora Carolina Cruz.
Un punto importante a destacar es que la instalación del Open Gable es más simple y económica que la del parrón español. Por otra parte, al tratarse de plantas más pequeñas y con mejor iluminación es posible adelantar algunas producciones, lo que en términos concretos también significará una ganancia para el productor.
Una combinación positiva
“El sistema tradicional desde que llegaron las uvas de mesa al país ha sido el parrón. Lo que se ha ido modificando en este sistema han sido las distancias de plantación, que en un inicio eran de 4x4, después de 3,5x3,5 y hoy pueden llegar a 3,5x2 o incluso 3,5x1,5. Con esto se ha pasado de tener 600 plantas por hectárea a 1.100 plantas por hectárea”, señala Carolina Cruz.
Para la asesora, con la incorporación del Open Gable se puede llegar a tener 1.900 plantas por hectáreas, lo que dependerá de los patrones y del vigor de la variedad que se utilice.
Cuando se trabaja en altas densidades en uva de mesa, la mayor preocupación es el manejo de la luz y de la canopia. Por lo mismo, lo que se intenta con este sistema es facilitar el manejo del follaje. La estructura con forma de Y del Open Gable tienen al centro un par de alambres llamados cazabrotes, que permiten que el manejo de follaje se simplifique y no exista la necesidad de estar amarrándolo a cada elemento de la estructura para que no se caiga.
“Junto con el desarrollo de este nuevo sistema de conducción también vienen nuevas tecnologías o formas de producir que van facilitando el trabajo, de manera que introducir un sistema de conducción nuevo no se convierta en un problema. El Open Gable está pensado para simplificar las labores y no hacer tanto uso de mano de obra en el manejo de la canopia”, explica Carolina Cruz.
El Open Gable le permite al trabajador lograr una alta eficiencia
y calidad en sus labores, debido a que toda la estructura se
encuentra a una altura peatonal.
Crédito: Nicolás Díaz.
Las experiencias con Open Gable
“En el pasado había muchos sistemas de conducción que nunca lograron destronar al parrón español. El sistema sudafricano, la espaldera, la doble cruceta californiana, en fin. Hubo muchos ensayos, pero nunca se encontró uno que fuera consistente con las características que se buscaban”, comenta Miguel Cortés, gerente técnico de Agrícola Santa Sara de Curacaví.
Miguel fue uno de los primeros en arriesgarse. La Agrícola Santa Sara plantó 10 hectáreas con Red Globe en Open Gable. ¿Por qué lo hicieron? La respuesta es fácil. Necesitaban suplir la falta de mano de obra y toda la información que recabaron de diferentes expertos apuntaba a que la producción sería buena. En el peor de los casos obtendrían lo mismo que con el parrón español.
“Hicimos algunas modificaciones al diseño y sobre cómo conducir la parra junto a Carolina Cruz, quien nos asesoró. En Estados Unidos sitúan la parra en la hilera y abren los brazos en el mismo sentido de la hilera. Aquí se giró y se abrieron los brazos de la parra hacia el lado y hacia delante y atrás, quedando 4 cargadores”, relata Miguel Cortés.
Y su apuesta fue acertada. Sus 10 hectáreas de ensayo le dieron una producción de 6.000 cajas a los dos años y medio de la planta.
“La calidad que tuvimos nosotros fue extraordinaria. Un 85% de la producción fueron bayas sobre los 30mm. Si bien un año no da para sacar conclusiones, aparentemente la fruta podría adelantarse un poco, debido a que recibe mejor luz y aireación. Se desarrolla el azúcar y color gracias a la exposición del sol. Y al estar a menor altura, la temperatura que recibe es menor”, cuenta Cortés.
Para la próxima temporada, Agrícola Santa Sara y su gerente técnico han optado por limitar la carga, de modo de lograr entre 4.500 y 5.000 cajas por hectárea. La idea es realizar la cosecha en mejor fecha, es decir, a mediados de marzo. Además, ya se tomó la decisión de que toda la uva que se plante en el futuro se trabajará sí o sí en Open Gable.
Sobre otros ensayos o pruebas de Open Gable, Carolina Cruz indica que Uvanova se encuentra validando este sistema de conducción en variedades que requieren más yemas como Thompson o Crimson. Incluso comenta que están trabajando con nuevas líneas genéticas como la IniaGrapeOne. La experta indica que si bien ya tienen resultados preliminares positivos en algunos huertos, prefiere esperar hasta la próxima temporada para entregar números más concluyentes.
“Nosotros como Uvanova tenemos un proyecto en conjunto con Fedefruta y el Inia, donde se está haciendo un estudio a nivel nacional, que busca validar, en primera instancia, la aceptación del productor para entrar en estos nuevos sistemas de conducción. Con este estudio, que partió en septiembre y está financiado por FIA, vamos a validar todas estas incógnitas que hay respecto al Open Gable”, enfatiza la asesora.
En un comienzo algunos productores hicieron
crucetas
de madera. Crédito:Carolina Cruz.
Apostar por la masificación
El Open Gable es un sistema de conducción masificado en Estados Unidos, que en Latinoamérica ha tenido eco especialmente en Perú, donde se estima que en 2015 se habrían instalado al menos 3.500 hectáreas.
En Chile, en cambio, su masificación va más lento. Nicolás Díaz comenta que cada temporada vende entre 400 y 500 hectárea, por lo que especula que en todo el país existen a la fecha entre 600 y 800 hectáreas con este sistema.
Pese a que existen otras alternativas distintas al Open Gable, las cuales también se han probado en algunos campos del país, su utilización no ha llegado a masificarse.
“El Open Gable es una opción al parrón. Promocionar nuestros resultados permite que los productores manejen toda la información, la que apunta a producir una fruta de calidad y condición y con un costo menor en mano de obra, que es lo que ha bajado la rentabilidad de la uva. Nosotros estamos apostando por este sistema porque va a significar un ahorro de costos al productor”, concluye Carolina Cruz de Uvanova.
Un complemento para Open Gable
Todos los años se pierden cantidades importantes de fruta desde Santiago al sur —especialmente en variedades más tardías—, producto de las lluvias que caen cerca de la cosecha. Por lo mismo, la industria, siguiendo el modelo californiano, está apostando por cubrir las hileras con plástico.
Desde D&A indican que en octubre llegarán las primeras estructuras que se montan sobre la cruceta, las cuales fueron diseñadas por la propia empresa. Cabe destacar que éstas actuarán como techo de plástico retráctil.
Para más información sobre el potencial de las coberturas plásticas en uva de mesa, haga clic aquí.