El incierto futuro de la Red Globe en Chile
En los últimos años los arranques de esta variedad se han ido multiplicando a lo largo del país, debido a la caída de la rentabilidad del negocio, que se ha visto forzada por una serie de razones coyunturales y también de estructura. Pese a que algunos expertos creen que esta variedad aún tiene armas para defenderse por un largo tiempo más, la mayoría concuerda en que su camino avanza inexorablemente hacia la desaparición.
Luis Muñoz G.
Una planta de Red Globe joven bien manejada
puede llegar a producir más de 4.000 cajas por ha.
Crédito: El Mercurio
Para Cristián Allendes la Red Globe no es cualquier variedad de uva de mesa. Es la que lo ha acompañado por más de 25 años y una de las que más influyó en su consolidación como exitoso empresario agrícola. De hecho, en su mejor momento llegó a producir alrededor de 140 mil cajas en 50 hectáreas de superficie. Sin embargo, hoy esa situación ha cambiado. Forzado por la poca rentabilidad de algunos cuarteles y el paso del tiempo, en los últimos años se ha visto forzado a arrancar varias decenas hectáreas, lo que ha derivado en que en la actualidad sólo cuente con un poco más de 30 hectáreas de Red Globe.
“En los últimos cinco años he ido arrancando las plantas que se pusieron viejas y las que no me han dado sobre 4.000 cajas, y nunca más las replanté”, afirma.
Algo similar ha ocurrido en Agrícola Julia, perteneciente a la familia Magnasco Castaño, donde hasta hace algunos años se producían cerca de 120.000 cajas de Red Globe. Hoy con apenas 5,5 hectáreas plantadas, esta variedad ocupa apenas un lugar secundario en la larga lista de productos que esta empresa exporta y comercializa en el exterior.
“Con el tiempo empezó la curva de decaimiento y los precios no subieron, por lo que fuimos arrancando de a poco. Así, sólo nos quedamos con los mejores cuarteles, los cuales tienen plantas de 11 años. Como sabemos que los rendimientos de éstos en los próximos años no serán los mismos que los de ahora, ya estamos pensando dónde pondremos otras seedless rojas. Porque no tiene sentido replantar con Red Globe”, indica Paola Magnasco, gerenta de Agrícola Julia.
Pese a lo drástico de la decisión, la estrategia adoptada por Allendes y Magnasco se ha ido haciendo cada vez más común entre los productores chilenos, debido a un decaimiento del negocio que ha hecho caer las rentabilidades a niveles realmente preocupantes. A tal punto ha escalado esta situación, que hay varios en el sector que aseguran que esta variedad, que en los últimos 10 años se ha transformado en la más plantada en Chile, avanza inevitablemente hacia la desaparición.
Fuente: Odepa
Una variedad noble
Pero la historia de la Red Globe en el país no siempre fue gris. Es más, hace un par de décadas su aparición significó una verdadera revolución para el negocio de la uva de mesa, gracias a su gran productividad —especialmente durante los primeros 10 años de edad de la planta—, buena demanda y excelentes precios logrados en el extranjero. De hecho, casi toda la producción local por esos años era exportada a diversos mercados del mundo como Estados Unidos, Europa y Asia.
“Es importante tener en cuenta que si los trabajos se llevan a cabo de buena forma, es decir, usando patrones adecuados para un determinado tipo de suelo, realizando una buena fertilización y teniendo una buena densidad de plantación, entre otras cosas, esta es una variedad que responde muy bien. En nuestro caso, de los 11 años que llevamos produciendo Red Globe sólo en uno se nos cayó: 2013, el año de la helada”, indica Paola Magnasco.
Por años, uno de los mayores atractivos de la Red Globe fue sus bajos costos de producción comparados con los de otras variedades. Sin embargo, esa situación ha variado en el último tiempo hasta llegar a un escenario que, en algunos casos, se ha tornado complicado para quienes se encuentran en el negocio. Así, un agricultor que produce alrededor de 4.500 cajas tiene un costo de producción de alrededor de US$ 30.000 por hectárea, de los cuales cerca del 70% corresponde a mano de obra. Esto —según Cristián Allendes— lo obliga a conseguir precios cercanos a US$ 8 por caja para ser rentable.
“Esto no es fácil de conseguir, a menos que se cuente con fruta de muy alta calidad”, agrega.
Pero eso no es todo. Con el paso del tiempo, además del aumento en los costos de producción, se produjo un importante incremento en los volúmenes de producción de Chile —hoy produce cerca de 27 millones de cajas— y del resto de los países productores, y un descenso en la demanda mundial, lo que finalmente terminó por desestabilizar el mercado.
Esta situación trajo consigo además un aumento en las exigencias de los distintos mercados, lo que a la larga complicó aún más a la Red Globe chilena. Así, en la práctica, la fruta que en un primer momento tenía categoría de excelente pasó a ser sólo buena, mientras que la buena se trasformó en una de regular calidad.
El factor Perú
A juicio de los expertos, el golpe de gracia a la Red Globe chilena se lo dio Perú, país que en los últimos años ha hecho de esta variedad su caballito de batalla, llegando en la actualidad a producir volúmenes cercanos a los 23 millones de cajas. De hecho, de las 250.000 toneladas de uva de mesa exportadas por ese país durante la temporada 2014-2015, más del 80% correspondió a Red Globe.
Quienes conocen el mercado, afirman que el gran plus del país del norte es que es capaz de producir una uva de buena calidad, con un color más claro que la chilena; y costos de producción un poco más bajos durante los primeros años que los de nuestro país.
La más afectada con esta situación ha sido, por lejos, la uva producida en la Región de Atacama, que durante los meses de cosecha —noviembre y diciembre—, se ve enfrentada en los mercados internacionales a un producto de muy buena calidad proveniente de diversas zonas de Perú.
Otras variedades complicadas
Entre las variedades de uva de mesa que a mediano plazo podrían verse complicadas, al igual que la Red Globe, se encuentran la Crimson, Superior y Flame.
La Crimson, por ejemplo, pese a ser una muy buena uva, que puede ser enviada sin problemas a mercados como Estados Unidos, Europa, Inglaterra o Corea del Sur, podría complicar su transitar en los próximos cuatro o cinco años, debido a la irrupción de nuevas variedades rojas seedless, pertenecientes a los distintos programas de material genético que se comienzan a posicionar en el país.
“Hay al menos cuatro o cinco variedades bien interesantes, que son de mejor calibre y más dulces que la Crimson”, indica Cristián Allendes.
La Superior, por su parte, tiene una cabida en el mercado temprano, especialmente para la zona norte. Sin embargo, para la zona centro-sur cada día funciona menos.
“Cuando aparece la Thompson, definitivamente el mercado ya no quiere Superior”, asegura Allendes.
La Flame, en tanto, debería competir en el mediano plazo con las nuevas variedades, que de acuerdo a los expertos son mucho mejores que ésta, en todo sentido.
“Esto nos pone innegablemente en una desventaja. Así, el negocio de la Red Globe en el norte se encuentra en entredicho. Por lo mismo, a partir de eso se podría pensar que el futuro se ve realmente complicado, lo que tendría que llevar al arranque de plantas”, dice Manuel Alcaíno, presidente de Decofrut.
Si bien hace algunos años Perú sólo representaba una competencia para la zona norte de Chile, hoy tiene la capacidad de alargar sus cosechas hasta marzo, por lo que eventualmente también se puede cruzar con la fruta producida en la zona de más al sur.
El lejano oriente en la mira
Hoy para nadie es un misterio que el mejor mercado para la Red Globe chilena es, por lejos, el lejano oriente, especialmente Corea del Sur y China, donde se pagan cifras muy superiores —alrededor de 30%-40% más— a las de otros mercados como Latinoamérica y Europa. No obstante, aquí también los compradores tienen total claridad acerca de la calidad y tipo de fruta que buscan.
China, por ejemplo, busca una Red Globe roja brillante o pálida, que no se da a menudo en Chile.
“El tema es que nosotros no tenemos condiciones agroclimáticas para producir una fruta clara, a diferencia de Perú, que si bien produce fruta no muy rica, cumple con el color y se ajusta a lo que quiere China”, comenta Dragomir Ljubetic, asesor privado y especialista en uva de mesa.
Para complicar aún más el panorama, Corea del Sur, país que tradicionalmente ha sido el destino para la uva de mesa de color más oscuro, especialmente el RG3, que se da comúnmente en la zona central, está en pleno proceso de virar —al igual que buena parte de los mercados consumidores de uva de mesa— hacia la búsqueda de variedades seedless o sin pepas.
“Así, por ejemplo, antes los coreanos querían 90% de Red Globe y 10% de seedless. Hoy, esa proporción se dio vuelta y quieren casi pura uva sin pepa”, dice Cristián Allendes.
Paralelo a ello, no se debe olvidar que la producción de Red Globe de la zona central se puede ver circunstancialmente expuesta a la aparición de focos de lobesia botrana, lo que en la práctica también se transformará en un impedimento para que pueda ser exportada a mercados del lejano oriente.
“Así, se está generando que esta producción se vaya quedando sin espacio en el lejano oriente y deba apuntar a otros mercados como Europa y Latinoamérica —porque Estados Unidos ya se pasó a las seedless—, que a su vez enfrentan una coyuntura que ha generado que sus monedas se encuentren tremendamente devaluadas respecto del dólar”, explica Manuel Alcaíno.
A su juicio, uno de las opciones más realistas para mantener de pie a la Red Globe chilena es que estos mercados permanezcan estables y saludables. Sin embargo, es enfático en decir que el tema del tipo de cambio tendrá mucho que decir en el futuro, “pues los efectos de un dólar alto en Chile no alcanzan a compensar las pérdidas que sufren los exportadores con la devaluación de las monedas locales de los mercados de destino”.
Cabe destacar que otros mercados tradicionales para la Red Globe como México y Rusia se encuentran bastante deprimidos, debido a diversas razones de carácter coyuntural. Esto, en la práctica, genera que los consumidores compren menos fruta que antes.
¿Cuándo arrancar?
Tomar la decisión de arrancar un cuartel de uva de mesa nunca es fácil. Sin embargo, ante el actual panorama son muchos los que ya están llevando a cabo esta medida, especialmente aquellos productores que se encuentran entre las regiones Metropolitana y del Maule.
Si bien a la fecha Christian Corssen, gerente general de Compañía Frutera Santa María, no tiene antecedentes acerca de que alguno de sus productores asociados esté arrancando Red Globe en la zona norte, cree que esto comenzará a ocurrir en poco tiempo más.
“Debemos considerar que en este caso la mayoría de los productores de la zona norte son pequeños y que la transición nunca es fácil”, indica.
Si bien esta situación ya es una realidad, los expertos hacen un llamado a realizar un completo análisis antes de tomar una determinación de este tipo.
Uno de los aspectos más importantes a considerar es, sin duda, la productividad del huerto, la que en la mayoría de los casos —a no ser que exista presencia de alguna enfermedad o condición especial— estará dada por la edad de las plantas.
A juicio de Cristián Allendes un huerto de Red Globe tiene una vida útil, a buen nivel, de alrededor de 15 años. Una vez transcurrido ese tiempo se comienzan a manifestar diversos problemas como enrollamientos cloróticos o caídas de las producciones, lo que termina por mermar su rentabilidad.
“Si un agricultor produce 3.000 cajas de Red Globe no alcanza a cubrir sus costos, lo que te comienza a dar una señal”, asegura.
“Sin embargo, quienes obtengan 3.500, 4.000 o más cajas por hectárea todavía tienen en sus manos un negocio atractivo”, complementa Christian Corssen.
Otros aspectos que se deben considerar es la condición del huerto, es decir, si cuenta por ejemplo con agua suficiente para conseguir fruta objetivo o si el clima del lugar se encuentra alineado con las metas del predio.
A fin de cuentas, dicen los entendidos, la idea es que el huerto se ajuste a los objetivos del productor y de su plan de negocios. En otras palabras, el éxito no sólo se medirá en la cantidad de fruta producida sino también en la calidad del producto obtenido, especialmente en lo que se refiere a color, calibre y condición de llegada a destino.
“Hoy China y el lejano oriente, en general, buscan fruta de gran calidad, por lo que si no se cuenta con ella, lo mejor será no realizar envíos”, dice Christian Corssen.
Manuel Alcaíno, por su parte, indica que si bien no hay certeza de cuántas hectáreas de Red Globe se han arrancado a la fecha a lo largo del país, sí hay algo claro: “Las hectáreas que se han eliminado no han sido replantadas con la misma variedad. No existe razón para hacer algo así”.
Un reemplazo para Red Globe
Todos los expertos, en general, coinciden en que el futuro del negocio de la uva de mesa se encuentra en las nuevas variedades seedless. En el caso de la Red Globe, existen una serie de alternativas que a la larga podrían transformarse en su reemplazo.
Manuel Alcaíno, por ejemplo, cree que existen tres grandes líneas genéticas —pertenecientes a Israel, Europa y Estados Unidos— que han demostrado “tener mayor potencial para transformarse en una alternativa para esta variedad insigne”.
Christian Corssen, por su parte, destaca principalmente el potencial de la genética estadounidense, a través de Scarlotta Seedless, que proviene del programa Sun World International; y Timco de S.N.F.L.
“Estas variedades tienen características similares a la Red Globe, pero sin pepa, y son muy productivas, lo que es fundamental para un negocio como el de la uva de mesa”, asegura.