Cómo viene la próxima temporada para la uva de mesa en Chile
Pese a la pérdida de superficie producto de los aluviones en la zona norte del país, hay expertos que aseguran que la producción de uva de mesa durante la temporada 2015-2016 debería experimentar un pequeño crecimiento de 4%-5%, siempre y cuando no se produzcan en las próximas semanas eventos climáticos perjudiciales para las plantas.
Luis Muñoz G.
Se espera que la Región de Atacama perderá 400 has
de uva de mesa de forma permanente, a causa de los
aluviones de marzo pasado. Crédito: El Mercurio
Si bien aún es muy pronto para asegurar qué ocurrirá con la producción de uva de mesa en Chile durante la próxima temporada, existen ciertas señales que permiten aventurar que ésta experimentará una pequeña alza de alrededor de 4%-5% respecto de la anterior. Esto dependerá, en todo caso, de lo que pueda ocurrir en las próximas semanas, especialmente en materia climática.
Sin embargo, estas proyecciones, en general, no representan un cambio mayor respecto al panorama que ha vivido el sector en los últimos años.
“Chile enfrenta un mercado muy abastecido con alto stock en Estados Unidos por producciones tardías de buena calidad. Además, Perú cuenta con mayor producción y está aumentando su fruta seedless. En esas condiciones, la única forma de competir es con alta calidad. De lo contrario, se castiga mucho el precio y ante la mayor oferta, los precios se hacen más volátiles. Por lo tanto, son muy fáciles de bajar ante pequeños problemas de calidad o condición”, explica Isabel Quiroz, directora ejecutiva de iQonsulting.
La situación de Copiapó
Una de las zonas estratégicas para la producción de uva de mesa chilena es Copiapó, localidad que no ha tenido un 2015 fácil, debido principalmente a los daños dejados por los aluviones de marzo pasado.
De hecho, en Uvanova indican que a la fecha la situación productiva de la Región de Atacama se ve bastante errática. El problema, dicen en la institución, es que en la práctica este desastre natural no sólo generará la pérdida de parte de la producción correspondiente a la temporada 2015-2016, sino también influirá negativamente en la de las campañas siguientes, debido a que en muchos casos se vieron comprometidas las estructuras de los parronales.
Pero eso no es todo. En algunas zonas también cayó nieve lo que complicó especialmente a aquellos huertos con mallas, las cuales cedieron y se desplomaron sobre la fruta que a esas alturas ya se encontraba brotada.
A esto se agrega la alta presencia en algunos sectores de Copiapó de aguas salinas, lo que ha terminado por complicar aún más el panorama que vive la zona norte.
“Pese a que se realizaron lavados de suelos, esta situación ha persistido, pues después de los aluviones volvieron a caer precipitaciones que trajeron sales a los bulbos una vez más”, agrega Carolina Cruz, asesora privada y presidenta de Uvanova.
Como si fuera poco, en la actualidad muchos productores se están quejando de que a la fecha sólo han podido acumular la mitad de horas-frío conseguidas en temporadas anteriores, lo que en la práctica ha generado brotaciones tremendamente irregulares. Esta situación ha detonado además en que muchas de las aplicaciones para el control del oídio —una de las enfermedades más predominantes en la Región de Copiapó— se vieran retrasadas, lo que ha incrementado la aparición de esta patología en la zona.
Los productores de las variedades más tempranas de uva de mesa de la zona norte, además, se encuentran por estos días con conteos de racimos bastante erráticos, especialmente en variedades blancas como Superior y Thompson, donde no se han llegado a las cargas presupuestadas. Esto, en todo caso, no ha ocurrido con las variedades más tardías.
Así, se estima que si se suman los efectos de los aluviones, donde se perdieron 400 has de forma permanente y 600 has que se recuperarán en las próximas temporadas, y todo lo que ha ocurrido después con el clima, las pérdidas de producción para la temporada 2015-2016 en la Región de Atacama podrían llegar a 2 millones de cajas, lo que no es menor para una zona que tradicionalmente produce entre 13 y 14 millones de cajas al año.
“Por lo mismo, esta situación, donde la oferta se verá restringida, eventualmente podría generar mejores precios para los productores de la zona”, dice Manuel Alcaíno, presidente de Decofrut.
De acuerdo a los expertos, la calidad de la fruta
cosechada esta temporada debería mejorar respecto
a la pasada. Crédito: El Mercurio
Zona centro
Las proyecciones para la Región de Coquimbo que hacen en el sector son bastante más positivas en términos de cantidad y homogeneidad de fruta.
“Las lluvias han dado un respiro a los productores de la Región de Coquimbo. La temporada se ve más promisoria que la anterior por la mayor disponibilidad de agua. No obstante, la situación de déficit no se ha solucionado, aunque las hectáreas que están siendo manejadas para exportación estarán mejor provistas del recurso”, asegura Isabel Quiroz.
Si bien esta contingencia climática no alcanzará para que toda la región se recupere por completo, especialmente algunas zonas de Ovalle que hasta hace pocas semanas se veían bastante golpeadas, hay sectores importantes como Vicuña que han mostrado un positivo presente y donde se proyecta un buen potencial de crecimiento para la temporada que se avecina.
Desde la Región de Valparaíso al sur se espera una temporada con muchos altos y bajos, debido a los pronósticos climáticos de los meteorólogos para la próxima primavera, quienes anuncian aumentos en las temperaturas y también en las lluvias (ver nota “Fortalecimiento de El Niño: Su impacto en el agro nacional durante la próxima primavera”.
Sin embargo, los temores de los productores de uva de mesa es que estos altos y bajos en las temperaturas y las lluvias, en momentos en que los brotes se encuentran activos, terminen por aumentar los riesgos de que se produzcan enfermedades fungosas. De hecho, bajo las actuales condiciones, se espera que en las Regiones de Valparaíso, más específicamente en Aconcagua, y en la Metropolitana aparezcan brotes de Oídio. Más al sur, en la Región de O´Higgins, podrían registrarse casos de enfermedades como Mildiú.
“Por lo mismo, habrá que estar muy atento durante la floración, que es uno de los momentos más críticos para la uva de mesa, en lo que respecta al control de enfermedades fungosas como Botrytis (Vea también la nota “Nuevos hallazgos sobre virulencia de Botrytis cinerea prometen mejorar las alternativas de control", explica Carolina Cruz.
Aspectos a cuidar
Con este panorama en el horizonte, a juicio de Carolina Cruz, es fundamental que los productores extremen todo lo que se refiere a cuidados culturales. En ese sentido, recomienda manejar canopias más bien livianas, es decir, dejar bien expuestos los racimos a las aplicaciones.
“No podemos cargarle toda la responsabilidad de un buen control fitosanitario a los productos químicos. Si éste no llega bien en el momento adecuado al racimo, aunque estemos aplicando el mejor producto, no tendremos el efecto deseado”, asegura.
El resto de las recomendaciones de la experta apunta a mantener racimos ventilados y evitar que éstos se vayan a cerrar. Y es que las uvas crecen y se llega a un momento en que, cuando no se ha hecho un arreglo, los racimos se aprietan. Esta es una condición tremendamente favorable para el desarrollo de enfermedades fungosas.
Otro aspecto relevante esta temporada será el manejo de carga. Se debe lograr las cajas de producción pero sin exceder los kilos.
“Por lo mismo, es fundamental hacer un buen trabajo botando segundas flores, ya que todo exceso de kilos significará que nos atrasaremos en la cosecha y la probabilidad de que una lluvia nos pille con la fruta expuesta, antes de ser cosechada, aumentará”, dice Carolina Cruz.
La experta señala además que 2015 es el año preciso para que quienes tengan los recursos puedan comenzar a colocar plásticos en sus huertos para protegerlos de las lluvias.
“California, por ejemplo, tiene toda su producción tardía bajo techo”, agrega.
Uva en coquimbo
Crédito: El Mercurio
Los rivales directos
En la actualidad Estados Unidos y Perú representan la mayor competencia para la uva de mesa chilena, por lo que a juicio de los expertos es en esos países donde se debe poner especial atención con lo que ocurra.
Respecto a Perú, se puede decir que los productores del norte de ese país comenzaron la cosecha la segunda semana de septiembre, la cual a la fecha marcha sin mayores problemas.
Cabe destacar que este país ha ido aumentando sistemáticamente su producción de variedades seedless. Sin embargo, hoy su fuerte sigue siendo su producción de uva Red Globe.
Si bien aún es muy pronto para saber qué pasará con la cosecha en Estados Unidos —recién se tendrán mayores luces a finales de octubre— existen reportes que en California se han producido varias lluvias durante la cosecha.
“Si no ocurre nada extraño deberían tener mayor producción que la del año pasado en diciembre, que es cuando comienza a arribar la fruta chilena a ese país”, indica Manuel Alcaíno.
A la hora de analizar la situación de Estados Unidos respecto a la de Chile, el presidente de Decofrut dice que es fundamental considerar lo que ocurre con la producción de uva doméstica que ese país guarda.
“El año pasado, por ejemplo, fue fantástico para la fruta de Copiapó en Estados Unidos, pues la producción doméstica americana fue muy baja. Entonces cuando llegó la fruta chilena valía oro”, explica.
Sin embargo, dice el especialista, no se puede olvidar que Estados Unidos se encuentra más adelantado que Chile en lo que respecta a recambio varietal.
“A ellos la Crimson no les anda bien, ya que nos les colorea, a diferencia de nosotros que nos funciona estupendo. Por lo mismo, han insistido en realizar un cambio en las variedades rojas tardías y tienen una buena cantidad de material que además es muy firme y aguantadora”, comenta.
Factor tipo de cambio
Manuel Alcaíno cree que el aumento en el tipo de cambio, debería llevar a que las exportaciones chilenas se concentren principalmente en Estados Unidos, en desmedro de otros mercados como Latinoamérica y Europa central, que en el último tiempo han sufrido una dura devaluación de sus monedas locales respecto al dólar y a menudo se llevan la fruta que los americanos no quieren.
“En el caso de los mercados que se encuentran más deprimidos, es importante saber que el consumidor no pagará más por esa fruta para darle el gusto a los exportadores chilenos. Pagará lo que está acostumbrado, por lo que si le suben el precio para suavizar el efecto del tipo de cambio simplemente no comprará”, explica.
De igual forma, si se envía fruta que los estadounidenses no quieren, el mercado seguramente se verá resentido.