Open Gable: Un gancho para atraer trabajadores a los huertos de uva de mesa
Este sistema de conducción facilita la poda, la cosecha y el arreglo de racimos en las parras. Conozca sus principales características, ventajas y desventajas, además de la experiencia de quienes lo han probado.
Andrea Tapia M.
La escasez de mano de obra es una de las principales piedras de tope para el crecimiento y desarrollo de la fruticultura, por lo que es necesario buscar fórmulas que permitan retener y atraer nuevos trabajadores al campo. Una forma de hacerlo es incorporando nuevos sistemas de conducción, algo que los productores de uva de mesa ya vienen realizando con el Open Gable o Gable Abierto, que hasta ahora ha exhibido excelentes resultados.
El Open Gable facilita la cosecha de los trabajadores en el campo.
Foto: Alonso Pérez.
“Se deben buscar sistemas de conducción que permitan hacer más eficiente la mano de obra. Hoy, esos sistemas existen en California y Sudáfrica y se deben replicar en el país. En el caso del Open Gable, la fruta queda accesible al parrón, la luz se simplifica, es más fácil regular la canopia y la adaptabilidad en suelos con pendientes es mayor”, comenta Martín Silva, ingeniero agrónomo y consultor privado en uva de mesa.
Esta idea toma fuerza si se considera que el sistema parronal, el más usado en los huertos de uva de mesa del país, muestra grandes deficiencias que se relacionan principalmente con el bienestar de los trabajadores. Si bien hasta hace unos años éste no era tema para los agricultores, la escasez de mano de obra, especialmente en el caso del rubro frutícola, ha llevado a que se adopten políticas especiales que impidan la fuga del capital humano de los campos.
A juicio de Dragomir Ljubetic, ingeniero agrónomo y asesor frutícola, el parronal —sistema clásico que se caracteriza por tener forma de techo— muestra enormes ventajas desde el punto de vista de la eficiencia. “Se puede ocupar gran cantidad de superficie con fruta, la intercepción de luz es buena, permite el tránsito de los trabajadores en cualquier sentido y hay un control de los mismos sobre el parrón”, agrega.
Sin embargo, reconoce que también muestra deficiencias que se relacionan principalmente con el bienestar de los trabajadores “Posee techos muy altos, por lo que la gente debe usar pisos para manejarlos y mantener sus manos extendidas hacia arriba para manipularlos, con el cuello doblado, cansándose al hacerlo. En resumen, es altamente productivo pero ineficiente en términos de esfuerzo, velocidad y rendimiento”, explica.
Son justamente esas las razones que han llevado al Open Gable a transformarse en una alternativa interesante para los productores de uva de mesa, en especial para aquellos de la zona norte, que deben competir por trabajadores con actividades como la minería.
Características y ventajas
Este sistema fue desarrollado por la Universidad de California en los años 90 y es el más usado comercialmente en sitios como California, Sudáfrica, México, Australia, Brasil y Perú. En Chile, en tanto, su uso es reciente.
Su principal característica, es que facilita las labores de poda, cosecha, aplicación de pesticidas y arreglo de racimos en el huerto, y puede llegar a disminuir los costos de mano de obra en alrededor de 25%.
Con otros sistemas de conducción, los operarios deben esforzarse por
gestionar la recolección, ya que los racimos no quedan a su altura.
“La mayor ventaja es la disminución en los costos de mano de obra debido a la facilidad para realizar las diversas labores requeridas en la producción de uva de mesa. Esto es posible porque los racimos son fáciles de trabajar (están a una menor altura que en el parrón tradicional y los trabajadores no necesitan de un soporte para alcanzarlos) y están mejor expuestos a las aplicaciones de agroquímicos”, indica Antonio Ibacache, ingeniero agrónomo y subdirector de Investigación en Viticultura y Fruticultura del Inia Intihuasi.
En este sistema, a diferencia del parrón tradicional, la posición de la planta es diferente. Se asemeja a una cruceta, donde la fruta se acuesta en dos paredes formando una Y de filas indias. Por tanto, cuando el brote crece en Y y llega a su máximo, cae al suelo en una especie de túnel. El resultado es que la fruta se ofrece al trabajador desde la altura de la frente a la cintura, sin importar que la persona sea baja. Esa acción redundará en que el trabajador se cansará menos, ya que no utilizará escaleras ni loros y realizará menos maniobras.
“La gente está optando por estos nuevos sistemas no por productividad sino por la facilidad que significa llevar a cabo las labores, dice Ljubetic.
Es más, el experto asegura que sistemas como el Open Gable son menos productivos para algunas variedades. Sin embargo, a la larga se transforman en un guiño a los trabajadores, que no laburarán en un techo sino en una pared. “Es como pintar la cubierta de una casa recta versus una diagonal, donde la parte más alta queda a la altura de la cabeza. Ahí, el tipo pinta de frente, no estira sus manos, no sube pisos y no se chorrea la cara. Yo le cobro lo mismo pero para él es bastante más agradable y por tanto, está más dispuesto a trabajar”, asegura.
Lo cierto es que este sistema no sólo beneficia la labor de los trabajadores, sino también favorece ciertos segmentos del desarrollo de la fruta. “Favorece la toma de color gracias a que la luz entra a las plantas de forma más fácil; la fruta queda más expuesta a las labores y las aplicaciones de agroquímicos; hay una buena distribución de la fruta ya que los racimos están a un mayor alcance; se consiguen brotes más ordenados ya que cuentan con alambres móviles, son más fáciles de ventilar y permiten detener el crecimiento de los brotes”, explica Víctor Giancáspero, ingeniero agrónomo y consultor privado de Prokambium Consultores.
Desventajas
Pese a la serie de ventajas que representa la utilización del Open Gable en el cultivo de uva de mesa, los expertos concuerdan en que el sistema posee limitantes al ser utilizado en ciertas variedades como la thompson seedless, crimson seedless y superior seedless. “Estas variedades consiguen baja fertilidad con este sistema, por lo que les cuesta producir racimos. Por esta razón, veo difícil que obtengan los mismos rendimientos que con el parronal español”, manifiesta Ljubetic.
Al contrario, según los expertos, las variedades que más se ven beneficiadas con el Open Gable son la flame seedless y la red globe, gracias a que son de poda corta, por lo que no presentan dificultad a la hora de situar las yemas productivas por hectárea.
Ljubetic agrega que los rendimientos de las variedades de poda corta son similares a los que se obtienen en el parronal. Sin embargo, en las de poda larga, se ha visto que consiguen, en promedio, 20% menos de rendimiento.
Para Ibacache, es difícil estimar resultados concluyentes respecto a los rendimientos que se puedan obtener a partir de la utilización del Open Gable en distintas variedades. “Se debe tener en cuenta que el rendimiento depende de varios factores (variedad, calidad de suelo, clima, manejo agronómico), siendo el sistema de conducción un factor más. Sin embargo, de acuerdo a la información que proviene de los países en que se emplea, es posible obtener producciones iguales o superiores a 3.500 cajas de 8.2 kilos por hectárea”, indica.
Otro punto en contra, es el costo de implementación, el que en el caso del parrón español llega en promedio a US$ 8.000. La inversión inicial de un huerto con Open Gable, en tanto, puede superar los US$ 12.000. “Sin embargo, este monto resulta poco significativo si se proyecta a 20 años”, asegura Giancáspero.
Desde la experiencia
Jaime Prohens es uno de los agricultores chilenos que se decidió a probar suerte con el sistema Open Gable. Si bien en la actualidad sólo tiene cuatro hectáreas de la variedad red globe, en Ovalle, espera aumentar la superficie una vez finalizada la primera cosecha, que debiera producirse a comienzos de 2014.
“Empezamos a implementar este sistema el año pasado. Aunque no lo tenemos del todo claro, le vemos varias ventajas, que tienen relación con una mayor densidad de plantas/ha (1.700 plantas/ha) y ventajas para la mano de obra, ya que todos los racimos quedan más a la mano y a la vista”, dice.
Así también, asegura que los trabajadores no requieren de escaleras para realizar sus labores, lo que es trascendental si se considera que el chileno promedio no es alto. “Como es un sistema nuevo cuesta conseguir los materiales en Chile, entonces los importamos directo de Estados Unidos, de empresas dedicas a este fin”, agrega.
Prohens reconoce que una de las mayores dificultades del proceso fue encontrar quién les ayudara con la implementación. “Viajamos a otros países donde estaba instalado el Open Gable y nos contactamos con una empresa en California que vendía todos los sistemas en mano. En Chile, nosotros le dimos ángulo, altura, y ellos mandaron todas las herramientas necesarias vía barco. Luego, armamos las Y, todo en fierro, las paramos, hicimos hoyos, y las dejamos en el ángulo que queríamos, para luego colocar los alambres. El costo fue alrededor de 15% mayor versus el parronal, a lo que se sumaron los costos del flete”, comenta el agricultor.
El paso a paso
Antonio Ibacache señala que quien quiera establecer el sistema de conducción Open Gable en su predio debe realizar el siguiente procedimiento:
- Estudiar a cabalidad el sistema (costos, ventajas, posibles desventajas).
- Determinar cómo implementarlo desde el punto de vista técnico, para lo que debe guiarse de la ayuda de asesores.
- Efectuar una capacitación para manejar técnicamente el sistema, que es diferente al que se usa tradicionalmente.
- Contactar a las empresas exportadoras que están realizando evaluaciones del Open Gable a escala comercial en el país.