Las nuevas normas de higiene para los predios de uva de mesa
Conozca las certificaciones que aseguran la inocuidad de los productos y los tips para abordarlas de forma correcta.
Andrea Tapia M.
En la actualidad, las normas de higiene se determinan a partir de las certificaciones que el productor sume a su predio. “Lo que se busca hoy en día es asegurar la inocuidad alimentaria y dentro de eso se encuentra principalmente la higiene”, asegura Alexis Ortiz, ingeniero agrónomo y especialista en sistemas de gestión de calidad.
El especialista explica que, a nivel país, las certificaciones más comunes para asegurar la inocuidad dentro de los huertos de uva de mesa son la Globalgap, Chilegap, Haccp y BRC. A continuación, algunos antecedentes sobre cada una de ellas:
Globalgap
Son estándares para las Buenas Prácticas Agrícolas (Good Agricultural Practice, en inglés), promovidos por el Euro Retailer Group (Eurep), que representa a las cadenas de supermercados líderes en el sector alimentario a nivel europeo.
Se puede aplicar en productos frescos y flores y sus estándares buscan responder al interés de los consumidores por el impacto medioambiental y asegurar la sanidad y seguridad de los alimentos. Por ende, mejora los modelos de producción en cooperación con los agricultores.
Para más antecedentes visite el sitio de Global Gap.
Chilegap
Consiste en un programa para la certificación de las BPA que se ajusta a los requerimientos de los principales mercados agroalimentarios internacionales. El fin es que los productores y exportadores las implementen en sus campos a un mínimo costo.
Este programa está desarrollado según los requerimientos de la Asociación de Exportadores de Chile (Asoex) y ha sido puesto en práctica por la Fundación para el Desarrollo Frutícola (FDF). Además, está avalado y certificado por la Eurepgap y la Davis Fresh.
Para más antecedentes visite el sitio de Chile Gap.
Análisis de peligros y puntos críticos de control
(Haccp, por sus siglas en inglés)
Su objetivo es garantizar la inocuidad alimentaria de forma lógica y objetiva. En su análisis, se evalúan y previenen todos los riesgos de contaminación de los productos a nivel físico, químico y biológico en los procesos de la cadena de suministro, gestionando medidas preventivas y correctivas para su control.
Esta certificación se puede aplicar en toda la cadena alimentaria, desde el productor hasta el consumidor final.
Para más antecedentes visite el sitio de Haccp Chile.
Asociación de Minoristas Británicos
(BRC, por sus siglas en inglés)
Es una norma establecida por la Asociación de Minoristas Británicos (BRC, por sus siglas en inglés), una de las principales asociaciones comerciales de Inglaterra.
Se puede certificar cualquier proveedor que abastezca alimentos a los minoristas de Inglaterra como también aquellos mercados que lo han adoptado como requisito para las exportaciones, entre ellos Estados Unidos y Canadá.
Para optar a esta certificación es imprescindible haber implementado previamente la Haccp.
Para más antecedentes visite el sitio de la BRC en Chile.
Cinco recomendaciones para comenzar el proceso
Alexis Ortiz explica que el productor que desee comenzar un proceso de certificación bajo las normas anteriormente mencionadas, debe seguir las siguientes indicaciones:
1) Realizar un diagnóstico
Es necesario realizar un control del negocio para ver en qué situación se encuentra el predio respecto a los requerimientos de cada institución.
2) Gestionar un plan de levantamiento de no conformidades
Realizado el análisis anterior, lo más probable es que el agricultor no cumpla con todos los registros ni con la documentación requerida. “En general los productores de uva de mesa son pymes, no grandes mineras, por lo que no tienen registrados todos sus procesos adecuadamente. No tienen la cultura de hacerlo. Entonces les llevará más trabajo recopilar todos los papeles necesarios”, comenta el especialista.
Se deberán constatar esas falencias y solucionarlas.
3) Implementar acciones correctivas
En base a lo anterior, se deben realizar acciones correctivas para cada uno de los requerimientos no cumplidos. Por ejemplo, si la exigencia invita a mejorar el mantenimiento de la bodega de plaguicidas, se deberá anotar cada acción, desde el plazo, pasando por el responsable de la labor, hasta el detalle de los recursos humanos y financieros para llevar a cabo la acción.
Lo fundamental es respetar los plazos establecidos.
4) Realizar un segundo diagnóstico
La empresa puede llevar a cabo un segundo análisis que servirá para dilucidar si puede acceder o no a una auditoría de certificación.
5) Elaborar una re-certificación
Realizados los cuatro puntos anteriores, la empresa deberá hacer todo lo posible por cumplir los requerimientos que solicita la norma. Una vez transcurrido el año, tendrá que volver a certificarse, ya que la duración máxima de estas normas es de un año en el caso de los frutales.
Algunas consideraciones
Los expertos recomiendan que a la par de las certificaciones, se revisen constantemente las normativas que se relacionen con:
- Packing y el reglamento sanitario de los alimentos.
- Manejo de plaguicidas.
- Normativa de transgénicos.
- Nuevas variedades y regulaciones de los viveros.
- Agua de riego.
- Agua para consumo humano.
- Seguridad de los trabajadores.