Las tareas pendientes del riego en cítricos
Los especialistas concuerdan en que el riego por goteo o localizado que impera en los huertos de cítricos del país es el más adecuado para este cultivo. Para ellos, el gran desafío que tiene por delante en esta materia el sector es avanzar en la capacitación de la gente que opera y toma las decisiones asociadas a la fertirrigación.
Ximena Fernández S.
Contar con un buen sistema y estrategia de riego es fundamental para lograr frutales de buena calidad. Sin embargo, esta tarea se vuelve aún más trascendental en los cítricos. Según cifras del Comité de Cítricos de Chile, la superficie plantada a nivel nacional bordea las 20 mil hectáreas, las cuales se distribuyen de manera bastante uniforme entre naranjos, limones, mandarinas y clementinas. Los pomelos, a diferencia de las especies antes mencionadas, tienen una participación menor en la producción nacional de cítricos.
Raúl Ferreyra, especialista de riego y drenaje del INIA, explica que los cítricos son plantas perennes, lo que significa que transpiran todo el año. Al ser así, la cantidad de agua necesaria para su adecuado crecimiento y producción se calcula a través de la suma de la evaporación del suelo y las hojas, o evapotranspiración del cultivo (ETc).
“La evapotranspiración depende de dos grupos de factores: los climáticos (temperatura, humedad del aire, radiación y viento) y los propios de la planta (área foliar o fracción del suelo sombreado por el cultivo, características aerodinámicas y de regulación estomática”, añade el investigador.
La situación en Chile
Con plantaciones de cítricos mayoritariamente ubicadas entre las regiones de Atacama y del Maule, el sistema de riego utilizado en la amplia mayoría de los predios del país, es el correcto, de acuerdo a los expertos. De hecho, en buena parte de ellos se dispone de tecnologías que se utilizan en los países desarrollados.
“Chile ha aplicado el riego de alta tecnología, en donde el agua es conducida a la planta a través de un intrincado diseño hidráulico de tuberías, las cuales entregan el recurso a través de dosificadores, permitiendo utilizar el recurso hídrico que es bien escaso con alta eficiencia. Esto ha permitido cultivar en zonas en donde, por factores topográficos, es muy difícil irrigar o suplir la demanda hídrica de cultivos”, explica el ingeniero agrónomo, Iván Mendieta, docente de la PUCV y gerente técnico de Riego y Drenaje Ltda.
Para Raúl Ferreyra, independiente de la tecnología que se use para el riego, como en todo lo relacionado con la agricultura, hay cosas que se hacen muy bien y otras muy mal.
“En términos globales, hay falencias en el manejo del agua. Esto va más allá de sobrerregar o no, porque las raíces de los cítricos son mucho más resistentes a la asfixia que las de otras especies como el palto, lo que no quiere decir que esto no genere daño para la planta si existe un exceso de agua, sino que los efectos no serán tan notorios”, dice.
El asesor en producción de paltos y cítricos Carlos Wilhelmy concuerda con el especialista del INIA en que los cítricos resisten bastante el sobrerregado, que para él es una práctica extendida en el país. No obstante, asegura que éste es uno de los aspectos que debe mejorarse.
“Con la experiencia que hemos tenido en los últimos años en la Región de Coquimbo, donde no hay mucha disponibilidad hídrica, hemos tenido producciones igualmente buenas y de calidad utilizando menos agua”, comenta.
A nivel país, el método de irrigación más utilizado en cítricos —sobre el 90% de los predios lo ocupa— es el riego presurizado por goteo. Según los expertos, esto se debe a que mejora la eficiencia del riego, la calidad de la fruta y la productividad. El resto de los predios son mayoritariamente antiguos, por lo que se riegan por surcos. Por su parte, el riego por aspersión no se utiliza en este sector, debido a que existe riesgo de producir pudrición a nivel de tronco de la planta.
Un sistema de riego, según el nivel de tecnología, puede costar entre US$ 3.000 y US$ 5.000 por hectárea. Cabe destacar que este valor no incluye la electrificación para el funcionamiento del sistema, ni el costo de pozos y embalses.
Nieggiorba Livellara, ingeniero agrónomo y profesor de Diseño de Métodos de Riego de la PUCV, enfatiza que “los principales problemas en la actualidad están en la operación, y se refieren a la mantención de los equipos y la programación del riego. Esto ha afectado mucho la determinación de la cantidad de agua que están recibiendo las especies”.
¿Cuánto regar?
En general, según comenta Carlos Wilhelmy, todos los cítricos se riegan con dos líneas de goteros (2 litros cada 50 cm). De igual forma, los sistemas están preparados para reponer 5 o 6 mm de evaporación al día.
“Considero que uno puede regar bien con un 20% o 30% menos de agua. Por ejemplo, las naranjas, que son de buen calibre, si se les restringe el agua pueden mejorar su calidad interna (cualidades organolépticas) y el calibre no variará. Además, se podrá ahorrar una cantidad importante de agua”, indica el asesor.
Wilhelmy es enfático en señalar que si bien se puede reducir el recurso hídrico a aplicar, esto no puede superar el 30%. Respecto a la reposición, dice que menos de 5 o 6 mm por hectárea al día es un rango razonable.
“Menos de eso puede afectar la productividad de la planta”, asegura.
Todos los especialistas concuerdan en que no hay un cálculo mágico o estándar para determinar la cantidad de agua a aplicar en cada huerto, ya que cada uno presenta características únicas.
Sobre cuánto regar, Carlos Wilhelmy explica que el cálculo dependerá del suelo, clima, especie y variedad. Por ejemplo, las mandarinas-clementinas son muy sensibles a la falta de agua, por lo que los cítricos de bajo calibre deben ser regados todos los días. Los naranjos, en tanto, pueden ser regados cada 2 o 3 días y mantener la productividad.
Por otra parte, también hay que tener sumo cuidado con el sobrerriego, ya que más que asegurar una disponibilidad hídrica en las plantas, se puede producir asfixia radicular.
“Se puede restringir controladamente el riego en los cítricos después de la cosecha”, dice Nieggiorba Livellara.
Carlos Wilhelmy, por su parte, señala que igualmente se puede reducir el riego en la semana previa a la cosecha con el fin de aumentar los grados Brix.
Déficit hídrico
Raúl Ferreyra explica que los déficits hídricos en las plantas se producen principalmente por dos razones: porque el contenido de agua en el suelo es bajo; y porque la demanda evaporativa del aire es alta (aire seco y temperatura elevada) como ocurre en algunas zonas en verano.
“En algunas ocasiones se pueden presentar déficits hídricos debido a condiciones en el sistema radical como falta de aireación (suelos muy arcillosos con mal drenaje), baja temperatura y enfermedades (tristeza, psoriasis, etc.) que reducen la conductividad hidráulica en las plantas. También pueden presentarse déficits hídricos cuando el agua de riego tiene un contenido excesivo en sales”, agrega.
Creasing o clareta. Este es uno de los desórdenes
que se producen por manejos del riego.
Crédito. Raúl Ferreyra.
Si el productor no logra aplicar ni al 60% del recurso hídrico necesario pueden comenzar a aparecer problemas como el creasing (clareta), en el caso de las naranjas o mandarinas, que corresponde a una desorganización de la piel del fruto en el que se presentan surcos o grietas superficiales. En el caso del limón, éste se seca y achica. La falta de agua hace que los calibres sean bajos y no exportables. Cuando el déficit es más severo se presentan problemas de granulación de la fruta. De hecho, la pulpa se seca y, en casos extremos, se podría producir una acidez excesiva.
Quienes presentan mayoritariamente problemas de riego son los medianos y pequeños agricultores, debido a que por lo general no aplican por completo los paquetes tecnológicos, sino que sólo una parte. A menudo, dejan de lado la automatización, la fertirrigación, el conocimiento del hábito radicular del cultivo y la dependencia de una buena aireación del suelo, y el uso de mano de obra calificada en el proceso productivo.
“El desconocimiento de los factores que inciden en cuánto y cómo regar son el escollo principal para producir de forma rentable, sobre todo el riego que incide en la asfixia radicular (principalmente en suelos de componente arcilloso). Pero también influye el tipo de conducción, densidades de plantaciones inadecuadas y falta absoluta de podas. Todo lo anterior incide posteriormente en los costos de cosecha, ya que los árboles crecen de forma desmesurada y se produce una falta de luz en su interior, que tarde o temprano incidirá en la producción del mismo”, sentencia Iván Mendieta.
Periodos Críticos en Cítricos de sensibilidad al estrés hídrico
Los desafíos de la industria
Existe consenso en que el principal problema de la industria pasa por la mala operación de los sistemas de riego instalados. Un segundo punto es que se puede avanzar aún más en el uso de tecnologías de monitoreo, a través de la instalación de sensores de humedad de la tierra, dendómetros, tensiómetros o análisis mensuales de nutrición, entre otros, los cuales ayudarán a optimizar el recurso hídrico que muchas veces es escaso.
“Según mi opinión, la rentabilidad del sector da para contar con mano de obra calificada a nivel medio, tanto en cantidad como en calidad (administradores de campo y jefes de cuadrillas). El nivel de tecnología disponible es alto, las empresas dedicadas al riego están permanentemente actualizándose en las nuevas técnicas para este cultivo y otros”, declara Mendieta.
Nieggiorba Livellara, por su parte, dice que la tecnología en los huertos existe, pero que ésta se encuentra mal mantenida u operada. Comenta, por ejemplo, que le ha tocado ver que algunos equipos funcionan a una presión menor de la que debieran. De hecho, dice que los de bombeo, en las casetas, muestran a veces un nivel de mantención bastante bajo, con lo que las eficiencias disminuyen, generando un mayor consumo de energía.
Pero eso no es todo. Indica que también le ha tocado visitar huertos con una alta inversión en estaciones meteorológicas y sensores de humedad de suelo, pero que no disponen del recurso humano capacitado para su utilización.
“Siempre es bueno invertir en cómo optimizar el uso del recurso hídrico, pero antes hay que invertir en capacitar a nuestra gente, potenciar el desarrollo de las capacidades de quienes están tomando las decisiones en el riego, para que consideren todos los parámetros disponibles y un trabajo de equipo integral”, agrega Livellara.
Carlos Wilhelmy, en tanto, cree que uno de los puntos donde más se debe avanzar es en el de la fertirrigación y su control.
“Estamos analizando los nutrientes presentes en el suelo y trabajamos en base a protocolos estándar. Sin embargo, deberíamos ser capaces de monitorear la nutrición con análisis mensuales para poder tomar mejores decisiones de fertirrigación. La parte nutricional va de la mano con el riego”, comenta el asesor.
“Lo que se gasta en fertilidad es mucho más que lo que se gasta en riego, y los problemas a causa de un mal riego son mucho mayores. En lo que hay que invertir es en la operación del riego, porque los equipos ya están en la mayoría de los huertos. Hay que cerciorarse que no haya pérdidas de agua y aireación, entre otros problemas, ya que cada especie tiene una mecánica distinta y esto influye en la calidad final del fruto”, complementa Raúl Ferreyra.