El positivo impacto de los bioestimulantes en los huertos de nogales
Estos productos, que tienen distintos orígenes, mejoran en general el crecimiento de las plantas, y el rendimiento y la calidad de los cultivos. Además, alivian el estrés biótico y abiótico como salinidad, déficit hídrico y altas temperaturas, entre otras cosas.
Luis Muñoz G.
La utilización de bioestimulantes en el mundo se ha extendido por varios años con diferentes resultados. En Chile, su uso se ha hecho cada vez más popular entre los productores frutícolas, quienes han visto cómo estas herramientas les han ayudado a conseguir mejores resultado en el desempeño de sus huertos.
Y es que estos productos permiten, por lo general, mejorar las condiciones internas de la planta, lo que en la práctica significará que ésta pueda tener una mejor performance a nivel de desarrollo y productividad.
Los biosestimulantes, que corresponden a aminoácidos (proteínas), enzimas u hormonas naturales provenientes de diversas plantas, pueden ser aplicados a través de la superficie foliar o del sistema radicular. “Permiten la estimulación de procesos naturales en las plantas, que benefician el crecimiento y las respuestas al estrés biótico y abiótico (sequía y heladas, por ejemplo), e inducen la defensa de las plantas. Su eficacia ha sido mundialmente demostrada en ensayos in vitro y en campo, y recientemente se han incorporado análisis moleculares para comprobar y demostrar el impacto positivo en las plantas”, explica Paula González, representante técnica comercial para la zona centro de Ecotechnology.
Pese a su buen funcionamiento, estos productos necesitan de ciertas condiciones para conseguir óptimos resultados. El momento, dosis y especificidad de cada cultivo es clave para su impacto en las plantas, pues no todos los productos son iguales, por lo que, de acuerdo a Paula González, es clave entender qué y cuándo aplicar. “De hecho, el uso de un compuesto altera los balances, composiciones y efectividad de todos los demás. El balance de las diferentes hormonas dentro de las plantas es una interacción muy compleja que controla el crecimiento y desarrollo. Por lo tanto, la aplicación de sustancias que alteren el estado hormonal de las plantas consecuentemente afectará el desarrollo y crecimiento de éstas”, indica.
El aporte en nogales
El uso de bioestimulantes en nogales ha generado hasta ahora muy buenos resultados en los distintos huertos donde se han utilizado, lo que ha llevado a que en la actualidad sean muchos los productores que declaren estar felices con su uso. En todo caso, dicen los expertos, es importante tener en cuenta que estas herramientas no reemplazan a la fertilización tradicional. “Pese a ello, los resultados al usar bioestimulantes se ven incrementados, tanto en vigor y desarrollo vegetativo, como a nivel reproductivo, lo que le permitirá al árbol mejorar la absorción de agua y nutrientes, y acelerar los procesos”, asegura Paula González.

De igual forma, se ha demostrado la utilidad de los bioestimulantes frente a la problemática de las primaveras frías en Chile, y su incidencia sobre la cuaja de frutos. De hecho, Paula González recuerda que durante una helada ocurrida en octubre de 2014, se realizaron aplicaciones de aminoácidos en un huerto de Cabrero, donde la temperatura llegó a -1°C, inmediatamente después del evento. Los resultados, dice la experta, fueron tremendamente positivos.

Si bien los primeros ensayos en nuestro país se llevaron a cabo con aminoácidos, que corresponden a los componentes esenciales de las proteínas, con el tiempo se ha avanzado a utilizar algunos bioestimulantes mucho más complejos, como los provenientes de fungicidas como las estrobilurinas, que se han desarrollado como copias de los derivados del hongo Strobilurus tenacellus; de hongos del género Trichoderma; o a partir de extractos de algas, los cuales tienen entre otros componentes hormonas de crecimiento y desarrollo. “Hay una batería de estos productos que permite un mejor y mayor desarrollo de la planta, gracias a que disminuye sus periodos de estrés y mejora el desarrollo”, explica Jean Paul Joublan, asesor experto en nogales de la zona centro-sur.
Lo concreto es que estos productos mejoran el crecimiento de las plantas, el rendimiento y la calidad de los cultivos. Además, alivian el estrés biótico y abiótico como salinidad, déficit hídrico y altas temperaturas, entre otros. Pese a que todos estos beneficios han sido documentados, los mecanismos moleculares detrás de ellos son largamente desconocidos, por lo que muchas investigaciones alrededor del mundo se han centrado en este tema.
De hecho, en huertos con incipientes síntomas de Phytophthora se ha observado que al tratar los árboles con inyecciones de fosfonato de potasio, más aplicaciones a suelo de Trichodermas, se presentan señales de contención de la enfermedad. “Esto debido a que el follaje retoma su coloración verde y presenta nuevo crecimiento de raicillas”, asegura Paula González.
Es importante tener en cuenta que los procesos de fabricación de estos productos son sumamente importantes para el resultado final. Si se realiza, por ejemplo, hidrólisis a través de temperatura, buena parte de los componentes de las células de las algas se verá influido por este proceso y pueden disminuir su eficacia. Si se realiza hidrólisis enzimática, en cambio, la célula en gran medida se romperá y se conservará gran parte de sus componentes. Otros, por su parte, tienen coadyuvantes, micro y macronutrientes, entre otras cosas, que también ayudan a la respuesta de los bioestimulantes.
La fórmula de Jean Paul Joublan
Uno de los bioestimulantes de esta gama que ha respondido de mejor forma en los huertos de nogales, ya sea de Chandler o Serr, especialmente en la Región del Biobío y sus alrededores, ha sido el hecho en base a Durvillaea antarctica o cochayuyo. Para Jean Paul Joublan, buena parte del éxito alcanzado por este producto se relaciona de forma directa con su comportamiento a las bajas temperaturas —especialmente en primavera— y al estrés. “El cochayuyo normalmente crece en zonas de bajas temperaturas en el mar. Así, en condiciones como las que existen en el sur o en la primavera, se entiende que estos productos, se comporten muy bien”, asegura el asesor.
Uno de los productos comerciales utilizados por el asesor y su equipo es Promet Algae, el que —de acuerdo a su experiencia— presenta una serie de ventajas, las cuales se hacen efectivas al aplicarlo junto a otros bioestimulantes, como estrobilurinas —el Pyraclostrobin (Comet) y el Trichodefence—, y fuentes de aminoácidos como las provenientes de proteínas animales como vacuno o salmón, o de proteínas vegetales como el poroto soya.
Las aplicaciones que se hagan en un huerto de nogal dependerán, en gran medida, del desarrollo de la planta. En primavera, por ejemplo, se puede aplicar de forma foliar cada 10 o 30 días. En otros momentos, las aplicaciones pueden llevarse a cabo de forma radicular. En todo caso, se debe tener en cuenta que hay casos en que los resultados han sido buenos con aplicaciones semanales. Lo importante, dice Jean Paul Joublan, es que las aplicaciones del producto se hagan evidentes en una ganancia económica, por lo que no hay que volverse loco con su uso. “En mi caso, trato de aplicar 12 o 15 litros por hectárea de cada uno de los productos por temporada. Sin embargo, hay otros que no tienen problema en aplicar 50 litros por hectárea. Y lo hacen hasta una vez por semana”, asegura.
Además, comenta que no hay que olvidarse que en la zona centro sur, se deben realizar aplicaciones para controlar la peste negra con productos cúpricos. De hecho, por lo general, se hacen entre 6 y 12 al año, lo que en términos económicos significará un aumento importante de los costos.
En uno de los últimos experimentos llevados a cabo por el asesor, se utilizó una combinación de Promet Algae y Promet Amino 28, para lo cual se realizaron aplicaciones foliares semanales, en plantas de 1° hoja y en producción, a razón de 4 l/Ha del primero y 1 l/Ha del segundo. De igual forma, se realizó una aplicación semanal desde la brotación hasta la segunda semana de enero.
Entre los resultados conseguidos, destaca el aumento en 27,4% del área foliar total de las plantas de 1° hoja y en 23,5% de la producción en plantas en producción 4° hoja. Este incremento, de acuerdo a Jean Paul Joublan, se debe en 12% al aumento del tamaño del fruto y en 11,5% al mayor número de frutos por dardo. Pero eso no es todo: en lo que se relaciona con la productividad, el experto asegura que en experiencias anteriores ha logrado obtener hasta 10 frutos por centro frutal.
La receta de Paula González
Para Paula González, la tradición de fertilizar los nogales con sólo urea en la temporada ha quedado atrás. Hoy, dice, se ha comprobado que tanto el nitrógeno como el fósforo, potasio, magnesio y zinc son fundamentales para el buen desarrollo y buen rendimiento a cosecha.
Así, un nogal con buena nutrición ofrecerá mayor cantidad de centros productivos, yemas fértiles, hojas de mayor tamaño y color, y raíces sanas y con buen desarrollo. “Por lo tanto es también importante el aporte de bioestimulantes que complementen la nutrición base, y potencien el desarrollo radicular a través del aporte de auxinas”, agrega.
Por lo mismo, a partir del ciclo fenológico del nogal, propone establecer etapas claves en la aplicación de bioestimulantes. A su juicio, éstas pueden comenzar a mediados de septiembre, cuando se recomienda el uso de extractos de algas, los cuales permiten el desarrollo y uniformidad en la brotación. “A esto se deben añadir complejos de zinc y boro quelatados de alta concentración, que permiten aportes de elementos necesarios para la inducción de la hormona AIA, como ocurre con el zinc. El boro, en tanto, permite aumentar la movilidad de azúcares y la viabilidad del polen”, asegura Paula González.
La experta comenta que en esta etapa de crecimiento vegetativo, donde las zonas aérea y radicular se encuentran en pleno desarrollo, es importante realizar el fuerte de las aplicaciones de bioestimulantes, con el fin de entrar a la fase reproductiva con el mayor vigor y sanidad posible en el nocedal.
Luego, en octubre, cuando las temperaturas de suelo aumentan y comienza la división celular a nivel radicular, permitiendo la movilización de hormonas de crecimiento, recomienda la aplicación de extractos húmicos, los cuales además de mejorar la estructura de suelo, estimularán el desarrollo radicular, debido a que algunos van acompañados de macro y micronutrientes, carbohidratos y hasta silicio. “Este último elemento aumenta la disponibilidad del fósforo retenido en el suelo, el cual es muy importante, ya que forma parte del complejo ATP celular”, añade.
Paula González indica que a mediados de octubre, dependiendo de la zona geográfica y de la variedad, se dará inicio al crecimiento de frutos, por lo que recomienda el apoyo vía foliar de productos en base a potasio, calcio y aminoácidos libres, los cuales deben tener una alta concentración. “Y es que al aplicar de manera foliar estos elementos, la translocación hacia las células vegetales se verá favorecida cuando la concentración de cationes en la lámina de la hoja sea alta. Además, se encontrarán quilatados, lo que permitirá un buen desarrollo y llenado de la nuez, ya que estos elementos se relacionan con el movimiento de agua, nutrientes y carbohidratos, los cuales se mueven hacia las distintas estructuras en desarrollo”, explica.
En las imágenes de más abajo, correspondientes a 2012, se aprecia un huerto de nogales en la Región del Maule, en el cual no se realizaban aplicaciones de bioestimulantes. El crecimiento de los brotes era reducido y en algunos árboles era nulo. Al probar aplicaciones a suelo y foliares de extracto de algas más aminoácidos, versus testigo agua, las diferencias en el resultado fueron notorias y quedan de manifiesto en la imagen de al lado. Respecto al crecimiento de temporadas anteriores, se obtuvo un aumento promedio en el largo de los brotes de 86%. Además, la cantidad de brotes por árbol se incrementó. El color y tamaño de las hojas mejoró después de la aplicación de bioestimulantes.

Tipos de bioestimulantes
Dentro de los bioestimulantes se pueden encontrar los siguientes:
Extractos de algas: Estimulantes vegetales que favorecen el desarrollo radicular, estimulan el desarrollo y crecimiento de las plantas y actúan como precursoras de auxinas y citoquininas.
Inductores de resistencia: Sustancias naturales que aplicadas a las plantas de forma preventiva ayudan a reducir la incidencia de plagas y enfermedades. Para cuantificar su efecto se realizan mediciones de fitoalexinas y actividad enzimática relacionadas en cada cultivo y fase.
Ácidos húmicos: Las sustancias húmicas corresponden a la fracción soluble de la materia húmica que a su vez compone la materia orgánica del suelo. Son considerados bioestimulantes al favorecer el desarrollo radicular y estimular la planta en los momentos de máxima necesidad, y para superar situaciones de estrés.
Algunos microorganismos como hongos y bacterias también se incluyen dentro del grupo de los bioestimulantes. Sin embargo, éste es un terreno aún desconocido.