Aspectos técnicos
Los temas que se manejan hoy a nivel productivo tienen relación con nuevos sistemas de poda para lograr una mayor entrada de luz en los árboles y una renovación de los huertos para conseguir más cantidad de estos mismos por ha y así volverlos más mecanizables.
Andrea Tapia M.
I.- Poda
Foto: El Mercurio
La poda son todas las acciones que modifican la estructura natural de los árboles, dándoles vigor o restringiendo el desarrollo de sus ramas. Todo, con la finalidad de darle una forma adecuada y conseguir la máxima producción en el menor tiempo posible.
En el caso de los olivos deben estructurar el crecimiento y la fructificación, no debilitar o envejecer prematuramente al árbol y ser de bajo costo. Los factores a considerar para realizar esta labor deben ser: edad del huerto, cosecha del año anterior, destino de la cosecha (aceite o mesa), densidad de plantación y tamaño de los árboles.
Tipos de poda
- Tradicional o de rejuvenecimiento
Se ocupa en los sistemas de plantación tradicionales, donde las especies están muy distantes entre sí. Se relaciona con el sistema de plantación, de acuerdo al número de plantas por ha. En general, las plantaciones de este tipo van a una distancia de 8x8 m y apuntan a rejuvenecer los árboles, reducir su tamaño, favorecer la entrada de luz y la producción de estos mismos. Se puede acompañar de herramientas como motosierras y tijerones.
Existen dos maneras de rejuvenecer el árbol con este sistema: una mediante un corte drástico suprimiendo todo el follaje, y otra, más equilibrada, eliminando de un cuarto a un tercio de la copa del árbol (tipo Jaén).
- Productiva o de conducción
Se emplea en los sistemas de plantación de densidades media, más modernos, de 8x4 metros de distancia, y se orientan principalmente en los olivos de mesa. Ocupan sistemas de conducción similares a las espinas de pescado o piramidales y van en piso a distintos niveles. Se efectúa con motosierras manuales o mangos telescópicos, permitiendo que los trabajadores puedan podar desde el suelo a distintas alturas.
Está orientada a la cosecha manual, por lo que el árbol no debe superar los cinco metros, aunque en el último tiempo se está ocupando en cosecha mecanizada mediante la vibración de los troncos. Para que funcione, debe realizarse de forma permanente, ya sea anual o año por medio de manera que las ramillas no tengan gruesos superiores a dos pulgadas.
- Superintensiva o moderna
Se usa en los sistemas de plantación más modernos, de mayor densidad, donde hay de 800 a 1.800 árboles por ha y los árboles no superan los dos metros 20 cm. Para que funcione, el árbol debe ser conducido en un sistema piramidal con estructura rígida con un tronco que no supere la altura señalada y cuyo diámetro basal no sea superior a las cuatro pulgadas.
Sirve para ser mecanizada en la medida que se hagan cortes paralelos a la formación del seto o perpendiculares a la altura del mismo, lo que permite ir haciendo incisiones de poda a diferentes niveles evitando una sobrepoblación de ramillas que reduzcan la productividad del árbol. Para esto, se pueden ocupar cuchillos circulares. Los expertos la califican como la “poda del futuro”, porque se efectúa a diferentes niveles y alturas para ir abriendo ventanas para que penetre la luz y la zona productiva se mantenga cercana al eje principal del árbol.
II.- Tips para aumentar la producción y renovar los huertos
Foto: El Mercurio
Para obtener rendimientos óptimos es importante preocuparse de aplicar las dosis de riego adecuadas y en los períodos necesarios, hacer análisis de suelos antes de fertilizar, efectuar una cosecha oportuna y trabajar los terrenos para que retengan más agua.
Riego
Las dosis deben asociarse a la evotranspiración existente en cada zona del país y eso varía de norte sur, desde 1800 milímetros a unos 1200 milímetros. El agua se debe entregar de acuerdo a la demanda mensual definida en cada zona y para ello es vital contar con información agroclimática.
Es importante ocupar este recurso de forma eficiente para hacer frente a la sequía, sobre todo en las zonas del norte. En las etapas donde el fruto está firme y en maduración se puede hacer una reducción ocupando el 70% del agua necesaria, es decir, 70 litros diarios por árbol, cuando se trata de sistemas tradicionales.
Fertilización
Antes de realizarla se deben conocer las características químicas del suelo y la extracción, que es representada por las aplicaciones foliares en cada uno de los planteles olivícolas. Con esos antecedentes se debe determinar la cantidad de fertilizantes a aplicar.
Cosecha oportuna
Se debe efectuar cuando el fruto está verde o parcialmente negro, en el caso de que su destino sea para producir aceite, lo que se da en la entrada de la temporada otoño-invierno.
Manejo de los suelos
Es necesario trabajarlos para hacerlos capaces de retener más agua y de esta manera, ocuparla de forma eficiente haciendo frente a los problemas de sequía. Una manera de hacerlo es a través de las aplicaciones de guano, ya sea sólido o líquido. El sólido sirve cuando se tiene sistemas de riego convencionales y la época de incorporación debe ser en invierno. En cambio, el sólido se emplea en los sistemas de riego por goteo donde se debe inyectar en los equipos, labor que puede hacerse en cualquier período del año.
III.- Estrategias de futuro para los olivares tradicionales
Foto: El Mercurio
Hacer huertos más densos, competir por calidad, invertir en estrategias de promoción y estandarizar las categorías de los aceites, son los puntos que plantea Juan Vilar, director del Centro de Excelencia de Aceite de Oliva de Westfalia.
Transformación
Se debe transformar el olivar en uno de mayor densidad y un solo pie, para abaratar los costos y hacerlos rentables. Esto hará que sea más fácil mecanizarlos y permitirá disminuir el uso de la mano de obra. En este caso, la recomendación es que el predio tenga como mínimo 15 ha, ya que si no la máquina no tendrá espacio suficiente para desplazarse. Tampoco es recomendable para lugares con demasiadas pendientes, pues los equipos se estropearían, repercutiendo en la rentabilidad del negocio.
Asegurar calidad y seguridad alimentaria
El especialista enfatiza que si no se compite por cantidad, se debe competir por calidad. Para eso se necesita conseguir el reconocimiento de los mercados a los que se apunta, lo que se logra a través de una diferenciación, por ejemplo, un sello, en donde se especifique que el producto es ecológico, premium, de alta gama, singular, o alguna otra característica por la que los consumidores estén dispuestos a pagar más.
Junto a esto se deben tomar medidas para asegurar la inocuidad y calidad del producto. De lo contrario, los efectos serían perversos y se disminuiría la demanda, según explica. En el caso de los predios pequeños una estrategia sería unificarlas y hacer una integración vertical y horizontal de las actividades, algo que ya se está haciendo en España con éxito.
Hacer estrategias de promoción
Se debe apuntar a crear necesidades para asegurar el futuro del sector, en especial, en aquellos países donde ya hay olivares y el consumo existe, pues es “más difícil cambiar a la gente de alimentación que de religión”, asegura Vilar. En dichas campañas, una idea sería distinguir las cualidades nutricionales del producto y los beneficios que conlleva para sus consumidores.
Estandarizar las categorías de los aceites
Es necesario que a la hora de etiquetar los productos se ocupen categorías ya existentes y predeterminadas, como virgen, extra virgen, etc. Esto, ya que han surgido distintas denominaciones y con ello un daño al sector, pues los consumidores se confunden a la hora de comprar los blends y no los adquieren, repercutiendo en la rentabilidad del negocio.
*Artículo basado en la información proporcionada por:
- Francisco Tapia, investigador del Inia Intihuasi.
- Gabriela Moglia, gerente general de ChileOliva.
- Juan Vilar, director del Centro de Excelencia de Aceite de Oliva de Westfalia.