A los 14 años, la chilena Fernanda Ovalle se tomó en serio su ambición de llegar a Estados Unidos a jugar básquetbol. Se creó una rutina inalterable. Sagrada. A las cinco de la mañana abría el gimnasio de su colegio y entrenaba fundamentos básicos del juego hasta las 7:30 horas. Luego iba a clases y, antes de almuerzo, a las 13:00, tenía sesiones de lanzamientos. Seguía con sus asignaturas y en la tarde volvía a la cancha a entrenar con su club, Universitarios de Chile, y con la selección chilena, si correspondía. Repitió el hábito durante dos años, hasta que se fue del país.

“Cuando tenía 12 años, en un mismo día entrenaba en mi categoría, en la Sub 15, Sub 18, y adulta. Me encantaba. Pasaba toda la tarde en el gimnasio del club”, confiesa Ovalle desde Norteamérica.

A los 16 recibió una oferta para continuar el colegio en la prestigiosa Montverde Academy, en Florida, y allí ha destacado jugando en las ligas escolares norteamericanas. Esta semana, con 18 años, sumó otro hito en su carrera. Ovalle —a quien aún le queda un año de high school— fue reclutada por la Universidad de Xavier, de Cincinnati (Ohio), que compite en la División 1 de la NCAA estadounidense.

Ovalle es la primera chilena que recibe una beca deportiva a ese nivel, aunque otra nacional, Isabel González (23 años), también fue considerada esta semana por el plantel de una casa de estudios de esa división (U. de Illinois Chicago), pero en ese caso su incorporación estuvo ligada a temas académicos.

El entrenador Luis Herrera acompañaba a Ovalle en las prácticas madrugadoras en el Kent School, en Providencia. “Conocí a Fernanda a los 11 años. Aprendía muy rápido. Tenía el físico y sobre todo tenía el hambre de superarse. No le gustaba perder nunca. Es distinta. Desde chica, a los 13, que decía que quería irse a Estados Unidos a jugar. Es talentosa, pero trabaja mucho. Acá en Chile entrenaba un promedio de seis u ocho horas diarias. A veces diez. Era una locura”, cuenta el estratega.

“Siempre fue mi sueño llegar a la NCAA. Me esforcé mucho para esto. Estoy viviendo mi sueño. Me encantó la universidad y estoy ansiosa por jugar con ellos. Hablé con la entrenadora y tienen un plan personalizado para mí, para que pueda seguir mejorando”, destaca la jugadora.

“Una vez la nominé a una selección regional Sub 13 para un nacional. Ella tenía 11, daba ventaja de dos años, pero fue la figura de ese torneo. Fuimos campeones, y en un partido fue determinante: íbamos perdiendo, entró en el tercer cuarto y en solo diez minutos metió 22 puntos. Fue increíble”, recuerda Herrera.

Practicó tenis y patinaje artístico antes de inclinarse por el básquetbol. A los nueve años agarró por primera vez una pelota y de ahí no paró. “Cuando tenía 14 años empezamos a recibir ofertas desde Estados Unidos e Italia, pero esperamos un poco para tomar la decisión. Fernanda siempre ha tenido buenas notas, además, así que eso también llamaba la atención de los colegios en Norteamérica”, apunta Mauricio Ovalle, el padre.

Sus mayores éxitos llegaron con la roja cestera: fue campeona sudamericana Sub 14 y Sub 15 (en ambos torneos fue elegida la mejor jugadora del torneo), y además clasificó a Chile al Mundial Sub 17, que finalmente se canceló por el coronavirus.

“Fue nuestra líder ofensiva, pero también fue clave en la parte defensiva en los últimos años, y eso la hace una jugadora muy completa. Fue fundamental para conseguir esos títulos, sin duda. Tiene una fortaleza mental muy elevada para enfrentar los retos. Y es muy humilde. Ella es por lejos la mejor jugadora sudamericana de su generación, pero nunca vas a escucharlo decir de su boca. No tiene ego”, dice Warren Espinoza, DT de las selecciones juveniles de Chile.

“Fernanda va a jugar en el más alto nivel, y además lo hará en la conferencia más competitiva de todas (Big East). Será muy emocionante ver a una chilena ahí. Va a empujar a otras niñas de Chile quieran llegar donde está ella”, añade el técnico costarricense.

“Mi sueño es llegar a la WNBA”, repite la “Feña” por teléfono. La máxima liga de básquetbol femenina del mundo es la próxima meta de la chilena, que juega de alero y mide 1,77 metros. Primero debe terminar el colegio, en Montverde, y luego, se sabe, pasará a las filas de la Universidad de Xavier, donde competirá contra los mejores prospectos que tienen el mismo sueño.

No sería la primera chilena en conseguirlo, ya que la pívot Ziomara Morrison tuvo dos pasos por esa liga, en 2012 (San Antonio Silver Stars) y 2013 (Indiana Fever).

“Fernanda nunca ha visto jugar a Ziomara Morrison. Obvio que sabe quién es, pero no es su referente. Más bien, no tiene ninguna referente de basquetbolista chilena. Ella sigue la NBA, y ve a esos jugadores. Su ídolo es Michael Jordan. Desde chica que ve videos de él, que lee sobre él”, confiesa el progenitor.

“Creo que Fernanda va a ser la mejor jugadora en la historia del básquetbol chileno. Lo que pueda pasar en el camino está en veremos. Pero ella está trabajando para llegar a la WNBA, y para ser una jugadora profesional. Ya sea en Estados Unidos o en Europa”, sigue Herrera, uno de sus formadores.

“¿La WNBA? Es un tema aparte. Es muy difícil llegar a esa liga. Esto la ayuda, obviamente. Va a tener la exposición necesaria para ser vista por los equipos. Hay muchos factores que juegan para ser elegida por una franquicia de la WNBA. Todo puede pasar. Las opciones están. Y si eso no ocurre, estoy seguro de que Fernanda tiene las aptitudes para seguir una carrera en Europa si ella así lo quiere, y tener una carrera aún mejor que Ziomara, por ejemplo”, calibra Espinoza, DT de la roja.

Ovalle cierra: “Tengo mucha fe en mis capacidades. Sé que puedo lograr todos mis objetivos, llegar a la WNBA. Voy a darlo todo por conseguirlo”.