El papa y el deporte: la estrecha relación del fallecido pontífice con el fútbol
Jorge Mario Bergoglio se encantó con la pelota desde niño, cuando alentaba al equipo de sus amores desde las tribunas del viejo Gasómetro, la cancha de San Lorenzo de Almagro: “Era un fútbol romántico”, recordaba. Como socio número 88.235 de los “santos”, tuvo muchas historias con el equipo trasandino: desde que el DT Alfio Basile lo expulsó del vestuario, hasta el sacramento de la confirmación a Ángel Correa —posteriormente campeón de América y del mundo con Argentina— y su indisimulada felicidad cuando su escuadra conquistó la Copa Libertadores en 2014.
Jorge Bergoglio tenía nueve años cuando se enamoró de San Lorenzo de Almagro. Fue en 1946. “Lo seguí siempre de local y de visitante fui ante Ferrocarril Oeste, en Caballito, cerca de mi casa”, recordó años después. El bonus track era recitar la formación de esa temporada inolvidable para él: “(Mirko) Blazina; (José) Vanzini, (Oscar) Basso; (Ángel) Zubieta, (Salvador) Grecco, (Bartolomé) Colombo; (Antonio) Melloni, (Armando) Farro, (René) Pontoni, (Rinaldo) Martino y (Oscar) Silva”.
Acompañado de su padre, Mario, un fanático del club y empleado de ferrocarriles, Bergoglio siguió la campaña desde las tribunas del viejo Gasómetro. La fidelidad tendría su premio, porque con 46 partidos disputados, los “cuervos” ganaron el título registrando, además, una ofensiva demoledora: 90 goles en 30 partidos.
“También me acompañaban mis hermanos Oscar y Alberto. Era un fútbol romántico, para familias, las peores palabras que podían escucharse eran ‘vendido’, ‘desgraciado’ y poco más… Después del partido nos esperaba una humeante pizza a la piedra”, enseñan las memorias del fallecido pontífice.
Cuando no iba a la cancha, jugaba fútbol con más entusiasmo que talento: “Daba igual que no fuera muy bueno. En Buenos Aires, a los que eran como yo los llamaban ‘patadura’, algo así como tener dos pies izquierdos. A menudo hacía de portero, una buena posición que le entrena a uno a encarar la realidad, a enfrentarse a los problemas; puede que no sepas de donde viene la pelota, pero eso no importa, tienes que tratar de detenerla. Como en la vida”, decía.
Su pasión por San Lorenzo no disminuyó con los años. En 1998 tenía por costumbre bajar al vestuario para desearles suerte a los jugadores. Hasta que el 13 de marzo, minutos antes del duelo con Platense, recibió un portazo del DT Alfio Basile, debutando al mando del equipo. “Estamos por entrar a la cancha y de repente entra un cura. Estaba al lado mío Fernando Miele, el presidente. Le pregunto quién es y me dice ‘mirá, ‘Coco’, es un cura que viene siempre…’. ‘Escúcheme’, le digo a Miele, ‘si viene siempre y no le ganan a nadie, échalo de acá porque no lo quiero en el vestuario. Que se vaya el cura”, relató el DT.
Esa noche, San Lorenzo ganó 4-1. Al tiempo, Basile recordó el episodio: “Cuando es nombrado Papa, Miele me pregunta ‘¿viste quién es’? ‘Y claro’, le digo, ‘cómo no voy a saber’. Me dice ‘es Bergoglio, el que echaste del vestuario, ese es el papa’…”.
Más suerte tuvo Bergoglio en 2009, cuando aún como arzobispo de Buenos Aires, visitó la pensión de San Lorenzo y ofreció el sacramento de la confirmación a los juveniles. Uno de ellos era Ángel Correa: “Tenía 14 años, estaba encerrado todo el día, y vinieron a preguntarme si queríamos y aproveché. Al tiempo me enteré de que el tipo que me había confirmado era el Papa, no lo podía creer”.
Cinco años más tarde, Correa formó parte del plantel campeón de la Libertadores 2014 y con el tiempo fue convocado a la selección con la que obtuvo la Copa América 2021, la Finalissima 2022 y el Mundial de Qatar 2022.
A propósito de la Copa Libertadores: una vez obtenido el campeonato, el plantel llevó el trofeo al papa Francisco. “Fuimos con ‘Pichi’ Mercier, un compañero, el técnico Edgardo Bauza y los dirigentes Bernardo Romeo, Marcelo Tinelli y Matías Lammens. Fue una experiencia increíble. Estaba eufórico. Un momento inolvidable para mí, también, porque al tiempo lo fui a visitar a Roma. Lo recordaremos con mucho cariño. Fue una persona simple y sencilla”, relata Julio Buffarini, defensor del monarca continental.
“Que gane San Lorenzo”, fue la respuesta del papa cuando le pidieron una bendición para Argentina. Murió el socio 88.235. No es cualquier número, es el de Jorge Mario Bergoglio, el primer papa argentino y latinoamericano.

Raúl Neira
es redactor de Deportes El Mercurio y especializado en fútbol. Con más de 25 años de carrera, cubrió la Copa Confederaciones de Rusia 2017, la Copa América de Chile 2015, copas Libertadores, sorteos y partidos clasificatorios a la Copa del Mundo.