Las selecciones “santas”: Los deportes que se practican en el Vaticano
El ciclista Rien Schuurhuis fue el primer deportista que defendió a la nación pontificia en un torneo de alto nivel: corrió tres veces el Mundial de Ruta, pero nunca logró llegar a la meta. El país también está afiliado a las federaciones internacionales de pádel y taekwondo, pero hay muchas otras disciplinas arraigadas en su cultura.

Semana Santa y el Vaticano son conceptos indivisibles en estas fechas. El Vía Crucis por las calles romanas, la Plaza San Pedro y la bendición por la Resurrección, entre otras tradiciones, representan una tradición milenaria en el pequeño país enclavado en el medio de Italia.
Pero las calles vaticanas también albergan competencias deportivas. La primera de la que se tiene registro, en una época de los Estadios Pontificios, era la práctica del calcio fiorentino, una especie de antecesor del fútbol que se organizaba en las cercanías del Palacio Apostólico y cuyo primer organizador fue el papa León X.
Y aunque no pasó de ser una anécdota enterrada en el tiempo, el Concilio Vaticano II y el interés de papas como Pío XIII y Juan Pablo II le dieron un nuevo aire al deporte: se creó una selección de fútbol, que debutó en un amistoso ante San Marino que terminó sin goles; el atletismo también tuvo su espacio (Vincenzo Puccio, un cura siciliano pero que corrió con los colores vaticanos, ganó una medalla en un maratón en Messina) y el cricket, impulsado por la embajada de Australia, que jugó varios amistosos gracias a una selección compuesta básicamente por inmigrantes de Asia y Oceanía.
Pero no sería hasta 2019 cuando, por iniciativa del papa Francisco, se creó Vatican Athletica, una especie de confederación deportiva que busca afiliarse al Comité Olímpico Internacional —todavía no lo acepta, pues le exige estar afiliado al menos a cinco federaciones internacionales de deportes del programa olímpico— y que ya tiene varios deportes bajo su alero de manera establecida y estandarizada.
La primera federación en crearse fue Vatican Padel, fundada en noviembre de 2018 y afiliada a la Federación Internacional (no reconocida por el COI) en 2022, aunque jugó recién su primer partido en 2024, una derrota ante San Marino, que le serviría de roce para disputar las clasificaciones del Campeonato Europeo y del Campeonato de Pequeñas Naciones.
Sin embargo, sería el atletismo el que pondría al Vaticano en el mundo. Creada en 2019, la federación aún no logra ser parte de World Athletics, pero sí de la Federación Italiana de Atletismo. Con sacerdotes, monjas, miembros de la Guardia Suiza, trabajadores del museo vaticano y obreros, se creó una selección que ya tiene trayectoria que lucir y hasta medallas en sus vitrinas.

Sara Carnicelli fue segunda en el maratón de San Felice, en febrero pasado, aunque los registros oficiales la declaran italiana.
La fondista Sara Carnicelli, italiana de nacimiento, pero hija de dos funcionarios vaticanos, se convirtió en la primera deportista de la nación en competir en un evento polideportivo, cuando corrió en los Juegos del Mediterráneo en 2022. Ese mismo año, en Malta, compitió en los Juegos de las Pequeñas Naciones Europeas y capturó la medalla de bronce en los 5.000 metros (aunque debió cederla porque el país no está reconocido por European Athletics y recibió una presea honoraria).
Dos años después, ya con el Vaticano participando de manera oficial, Giuseppe Zapparata fue tercero en los 110 metros con vallas, en Gibraltar, aunque la IAAF sigue clasificándolo como italiano.
AL MUNDIAL, AL MUNDIAL
Sin embargo, el hito más grande lo marcó el neerlandés Rien Schuurhuis. Como ciclista tuvo recorrido en algunos equipos profesionales de Europa y llegó a vivir al Vaticano luego de que su esposa, la australiana Chiara Porro, fuera designada como embajadora de su país en la Santa Sede.
De inmediato se afilió a Vatican Athletica y se convirtió en el primer deportista en competir en un Mundial: lo hizo en 2022, 2023 y 2024, aprovechando que la Federación Vaticana fue aceptada por la UCI en 2021. No logró terminar ninguna de las tres carreras, pero hizo historia y fue entrevistado por todo el mundo en cada edición.
“Desde que llegué a Roma en 2020 me atrajeron de inmediato los valores y el espíritu comunitario de Athletica Vaticana. La atención del Papa Francisco al deporte como vehículo de encuentro está en profunda sintonía con mi experiencia de vida”, declaró el pedalero, que al regreso de su primera participación, en Australia, fue recibido por el sumo pontífice.
“El ciclismo pone de relieve ciertas virtudes como la resistencia a la fatiga, en subidas largas y difíciles, el valor, al intentar una escapada o afrontar un sprint, la integridad de respetar las reglas, el altruismo y el sentido del trabajo en equipo”, dijo el Papa Francisco en la ocasión.
El otro deporte afiliado a una federación internacional es el taekwondo, miembro de la WTF desde 2021, aunque no hay deportistas u oficiales registrados y tampoco ha habido participaciones internacionales.
GOLES Y MÁS GOLES
En tanto, el fútbol sigue siendo el deporte más popular en el Vaticano. Y no solo por el fanatismo del Papa por San Lorenzo de Almagro, sino porque hay hasta una liga de fútbol en el país.

El campeonato vaticano se juega hace más de medio siglo. Dirseco, la división económica del país, cuenta con el equipo más ganador, con ocho coronas.
Se juega desde 1972 y cuenta con ocho equipos formados por residentes y trabajadores en la Santa Sede, aunque se permiten arqueros italianos provenientes del fútbol amateur. El último campeón es el Rappresentativa OPGB, formado bajo el alero del Hospital Niño Jesús (Ospedale Pediatrico Bambino Gesù, en idioma original).
No es lo único, porque desde 1985 también se juega la Coppa Sergio Valci (Santos, un nombre muy apropiado, es el último campeón) y, obviamente, una Supercopa que reúne a ambos campeones y que debutó en 2005.
Por cierto, también hay una selección de fútbol, aunque en 30 años ha disputado apenas 10 partidos amistosos (un triunfo ante un combinado sub 23 chino, cuatro empates y cinco derrotas, la peor, un 9-1 ante Palestina en 2011). Giovanni Trapattoni, histórico entrenador italiano, dueño de 10 títulos de liga, cinco de copa y siete coronas internacionales, incluyendo una Champions League con la Juventus y devoto católico, la dirigió en un amistoso en 2010.
Estuvo muy cerca de competir en la VIVA World Cup de ese mismo año, para naciones no afiliadas a la FIFA; pero finalmente no pudo formar un equipo competitivo y declinó la invitación. Tampoco quiso ingresar a Conifa, organismo que reúne a naciones o estados no reconocidos, para no verse envuelto en controversias políticas.
Aunque por ahora no haya nada concreto, reuniones sostenidas entre las autoridades deportivas vaticanas y la plana mayor de la UEFA abrieron la ilusión de ingresar al fútbol europeo, aunque sin mayores avances por ahora.
Pero por fe no se quedarán, seguro.

Héctor Opazo M.
es coordinador de Deportes El Mercurio. Periodista de la Universidad de Chile, participó en la cobertura de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 y en los JJ.OO. de Río 2016, entre otros eventos.