Santiago de Chile.   Dom 28-04-2024
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Los brotes verdes de la Roja

Más que estar buscando nuevas alternativas o jugadores que puedan adherir a sus principios, lo que está buscando Ricardo Gareca es potenciar al máximo las herramientas con las que cuenta, consciente de que no hay tiempo para pruebas ni ensayos con opciones de error.
Foto: Photosport
Sergio Gilbert25 de marzo, 2024
Es del todo inapropiado sacar conclusiones profundas y definitivas por un partido de fútbol —o por un par de ellos—, o por un resultado específico. La tendencia de algunos por la sincronía, es decir, por tratar de armonizar principios o experiencias que pueden ser incluso contradictorias con el objetivo de sintetizar, proyectar y, sin duda, imponer opiniones, conlleva un alto grado de posibilidades de desacierto.

Por eso es que ser tajantes a partir de lo que se vio de la selección nacional dirigida por Ricardo Gareca la semana pasada, ante Albania, y con lo que observemos ahora con Francia, es un ejercicio errado. Peligroso y errado, para ser más concretos.

Claro, eso no impide, por cierto, poner en la mesa algunos temas que, como brotes verdes, deben seguirse para que, con mayor información, se puedan sacar ahí, con el paso del tiempo, conclusiones más profundas.

Es un hecho que Gareca tiene la intención de conformar un sistema que logre enaltecer y potenciar las cualidades de los jugadores con los cuales cuenta. Y esto, que parece ser una obviedad, no lo es si lo comparamos con las últimas propuestas que tuvo Chile donde Reinaldo Rueda, Martín Lasarte y Eduardo Berrizo —con pocos resultados— hicieron exactamente lo contrario, es decir, a partir de una propuesta, intentaron que sus jugadores fueran funcionales a ese ideario.

Gareca, al parecer, no tendrá ese rollo conceptual. Y eso se observó en varios aspectos de la composición del equipo que debutó ante Albania.
Al contar con dos laterales (Mauricio Isla por la derecha y Gabriel Suazo por la izquierda) que se sienten mejor en la fase ofensiva que defendiendo, el DT de Chile puso dos volantes (Diego Osorio y Víctor Dávila) que, a diferencia de los veteranos que no estaban en esta ocasión (Charles Aránguiz y Arturo Vidal), hacen recorridos por la banda, pero también en diagonales, por lo que se pudieron conectar y hasta relevar a los laterales, al menos en la zona de salida del rival, en funciones de marca. El resultado fue bueno. Osorio se vio más empoderado y seguro y Dávila fue el mejor del equipo chileno. Punto para Gareca porque no buscó símiles de Vidal y Aránguiz, sino que potenció las características de Osorio y Dávila.

No es todo.

La baja de Erick Pulgar —un volante central que tiende a salir a pelotazos largos— no fue suplida por alguien similar, sino que por uno de distinto corte. Rodrigo Echeverría es más de pelota al pie, más de conexión al momento de la transición y por eso el DT Gareca optó por ponerle a Marcelino Núñez en una función de mixto para intentar construir con él una sociedad de posesión y no de tanto pelotazo.

En el fondo, pareciera ser que el entrenador nacional más que estar buscando nuevas alternativas o jugadores que puedan adherir a sus principios, lo que está haciendo es potenciar al máximo las herramientas con las que cuenta, consciente de que no hay tiempo para pruebas ni ensayos con opciones de error.

Claro, eso es sólo una señal.

Hay que seguir viendo antes de ser tajantes. Como se dice habitualmente, el movimiento se demuestra andando…


Sergio Gilbert

es periodista titulado en la UC, especializado en fútbol. Profesor universitario y redactor en El Mercurio. En Twitter: @segj66

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