Entre pescadores, obreros, funcionarios municipales, estudiantes y un arquero concejal, la Selección de Juan Fernández armó un equipo que dio batalla a Santiago Wanderers en el inicio de la Copa Chile.

En dos meses de preparación, Jorge Garcés armó un representativo isleño que superó las expectativas en su esperado estreno profesional. Hernán Melo, portero que mantuvo viva la ilusión local hasta los minutos finales, destacó el esfuerzo colectivo: “Quiero felicitar al equipo, es un sacrificio desde hace mucho tiempo, sufriendo con la alimentación y el trabajo físico”.

La seguridad de Melo, exprofesor de Educación Básica y actualmente concejal en Crusoe, las capacidades en defensa del funcionario municipal Piero Arrué y del capitán y pescador Carlos González, sumados a la velocidad de jóvenes como Joaquín Recabarren y Iuliano Galassi, fueron las cartas de presentación de los fernandinos.

Wanderers, en tanto, alineó algunos de los juveniles que viajaron más de 35 horas en el buque “Aquiles” de la Armada para llegar al archipiélago, rodeados por una columna vertebral de experimentados jugadores, quienes no lograron reducir la ansiedad de un cuadro que acusó la obligación de ganar el compromiso: sus delanteros fallaron ocasiones inmejorables y le anularon cuatro goles en offside, pese a no haber asistencia de video para los árbitros.

Aquello provocó la gran polémica del duelo. Al minuto 70’, el volante “caturro” Diego Opazo se desmarcó por la banda izquierda y controló el balón fuera del campo, pero antes de ser advertido por el juez Nicolás Millas logró sacar un centro que encontró un potente cabezazo goleador de Cristóbal Ponce.

La reacción local vino de inmediato. Galassi se filtró en el área y al rematar fue empujado por el defensa Javier Araya, quien cometió un inocente penal. Osvaldo Salas intercambió la falta por el histórico primer gol de Juan Fernández, desatando una eufórica celebración que aguardaba desde hace más de un siglo en la isla.

“Nuestras familias llevan 100 años acá y tenemos una tierra maravillosa. Hemos jugado siempre fútbol y sabemos hacerlo, nos dimos la oportunidad contra un equipo profesional y lo enfrentamos de gran manera”, aplaudió Melo.

Pese al orgullo local, la diferencia física fue un factor clave durante todo el compromiso y terminó por desnivelar la cita justo cuando asomaba la ilusión de disputar una tanda de penales. A los 86’, Joaquín Pereyra evitó el descalabro porteño asegurando un remate en las narices de Melo.

Tras la derrota, el golero destacó que “es un triunfo para nuestra comuna, la isla gana un montón, también el deporte y el jugar por amor a la pelota”, demostrando que su equipo se jugaba en la cancha mucho más que una ronda de Copa Chile. “La naturaleza nos ha querido bajar muchas veces pero seguimos aquí firmes haciendo patria, nuestra comunidad nos acompañó y estuvimos a la altura”, expresó emocionado el portero.