Santiago de Chile.   Sáb 10-05-2025
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Traguen veneno

La dignidad del título, para Cobresal o Huachipato, está más que asegurada. No se hablará (o no se debería hablar) de un campeón sorpresivo ni menos de uno que solo se aprovechó del mal pasar de los otros.
Foto: Photosport
Sergio Gilbert04 de diciembre, 2023
Cobresal y Huachipato serán, en definitiva, los que definirán el título de campeón de este año del futbol chileno.

Y no será porque los otros, los de siempre —Colo Colo, la U y la UC— no se la pudieron o dejaron el camino expedito para ellos por cometer errores inexcusables (que sí los cometieron, en todo caso, en diferentes niveles). Sería injusto decirlo, porque mineros y acereros fueron los dos mejores equipos del campeonato.

Claro, no fueron perfectos ni brillantes. Tampoco fueron la expresión del lirismo ofensivo que tanto exigen los que ven el fútbol desde una sola óptica. Pero sí lograron mantener regularidad. Para ser más precisos, simplemente estos dos equipos exhibieron cotas de calidad más alta que el resto más veces y por mayor tiempo con las herramientas y planes que pudieron reunir y diseñar para competir con sus pares.

La dignidad del título, para Cobresal o Huachipato, está más que asegurada. No se hablará (o no se debería hablar) de un campeón sorpresivo ni menos de uno que solo se aprovechó del mal pasar de los otros. Y eso es una buena noticia porque al menos, como no pasa en muchos de los torneos a nivel mundial —comenzando con los top de Europa—, está quedando claro que por estos lados aún pueden aspirar a ser campeones no solo los que tienen el bolsillo más grande ni la historia más potente ni la hinchada más gritona, sino que también hay espacio para los que saben hacer un buen trabajo en la cancha.

Y los dos equipos que disputan el título lo hicieron.

Cobresal, por cierto, es el reflejo de su entrenador, de su visión, de su vivencia como futbolero químicamente puro. Gustavo Huerta, por cierto, domina las menudencias tecnológicas actuales, sabe de la importancia del trabajo técnico multidisciplinario, entiende la evolución de las tendencias tácticas, está atento a los “modernismos” de los teóricos, pero en realidad su ventaja sigue siendo que sabe parar un equipo, sacarle rendimiento a los jugadores que tiene. Su Cobresal versión 2023 ha sido eso, justamente: una escuadra que ha sabido hacer bien lo que sabe hacer bien. El equipo de Huerta no engaña a nadie…

Huachipato, por su lado, tiene lo que todo equipo debería aspirar a tener: un sello colectivo ajustado, ideado y construido, pero no dogmático e inamovible.

El DT Gustavo Álvarez tuvo el mérito de hacer de Huachipato, en poco tiempo, un equipo noble, entendido ello como un conjunto de madera trabajada y que sirve para construir una propuesta, pero también para responder en momentos de crisis o de alta exigencia.

El equipo de Álvarez parece demasiado recatado por momentos, muy cerebral y poco audaz en varios pasajes, incluso como que tiende a adormecer un poco los partidos, pero de repente construye una jugada de cinco pases finos y logra noquear al rival. Y luego vuelve a lo suyo, al manejo, al toque, a la apertura… a lo que dicta su asumido libreto. La escuadra de Álvarez es anticipable, pero también sorpresiva.

Traguen veneno los que hoy dicen que el campeonato lo ganará un equipo menor. O que quien resulte triunfador de esta lucha entre mineros y acereros tendrá que “agradecer” que los candidatos de siempre se extraviaron y se restaron.

No señor. Todo se equilibra al final…
Sergio Gilbert

es periodista titulado en la UC, especializado en fútbol. Profesor universitario y redactor en El Mercurio. En Twitter: @segj66

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