Wilfredo Leyton: “Yo hice el primer gol de arco a arco de la historia: fue de chiripa”
“Fue hace 50 años y me hice famoso”, dice el exarquero de Aviación que, una semana antes, se mandó una chambonada tan vergonzosa como imperdonable. “Así es la vida del arquero. Brayan Cortés debe sobreponerse no más. Una vez me hicieron siete goles”.

La historia del primer gol de arco a arco de la historia del fútbol chileno tiene dos caras. La del héroe, Wilfredo Leyton, portero del desaparecido Aviación. Y la del villano, Teodoro Gantz, cuidapalos de San Antonio Unido, víctima de una jugada azarosa.
—Y también que fue el primer arquero de segunda división que llegó a la selección.
—Aló, ¿el famoso Wilfredo Leyton?
—Juegue.
“Estadio lleno, a un mes del Golpe de Estado. Se reanudaba la segunda rueda casi. Viajamos escoltados por militares por seguridad, porque éramos el equipo de la FACh, de la Fuerza Aérea, viajábamos en buses de la FACh a los partidos. Nosotros éramos punteros e íbamos de visita en San Antonio, que estaba peleando arriba”.
—¿Y entonces?
“Me da un pase el central Eduardo García y yo agarro la pelota con las manos en tiempos en que se podía tomar la pelota, ahora no se puede. La tomo y le pego desde el borde el área grande. Corría mucho viento ese día y se jugó un miércoles. Ese partido debía jugarse el domingo y se suspendió por mal tiempo, mucha lluvia. El día del gol no llovía, pero la cancha estaba pesada, mojada, y la pelota pesaba más porque era de cuero, no como las de ahora, que son de plástico y salen disparadas fácil”.

Aviación 1973 logró el título de Segunda División con una campaña que tuvo a Wilfredo Leyton como protagonista de otro hecho histórico: el primer gol de arco a arco del fútbol profesional chileno.
—¿Y el gol?
“Le pegué pa’ arriba buscando a Miguel Antequera, nuestro centrodelantero rapidísimo, tenía una moto en el traste ese. No le pegué tan fuerte, la pelota dio el primer bote cerca del círculo central y nadie la agarró, y cuando da el segundo bote un poco antes de la medialuna del área grande, la pelota de repente se eleva por el viento y le pasó por encima al arquero de San Antonio que saltó, tiró un manotazo para arriba pero ni la tocó. Pasó de largo y a cobrar.”
—¿Celebró?
“No festejé… es que todos estábamos estupefactos, helados, no sabíamos si se cobraba o no. Nunca se había visto antes, a lo mejor pasó pero quizás no se cobraban. Ese día hubo como un silencio y el árbitro estaba paralizado hasta que un compañero mío, Eloy Vidal, se le acerca y como que lo despierta: ‘Eso fue gol’, le dice. Y ahí lo cobró: “Sí, sí, fue gol, fue gol”, el decía el árbitro. Cobró y el estadio se vino abajo. Toda la gente de San Antonio reclamando contra el árbitro. Querían romper las rejas. Fue el segundo gol del equipo y ganamos 3-1 y seguimos punteros”.
—Un golpe de suerte lo suyo.
—Un simple chiripazo.
“Claro, yo hice el primer gol de arco a arco y fue de chiripa. Fue increíble. Insólito. Pero hasta el general Gustavo Leigh, que ya estaba en la Junta, me mandó una tarjeta de felicitaciones. Cada vez que paso por fuera del estadio de San Antonio hago una reverencia, jeje”.
—Y fue Canal 13 al día siguiente a recrear el gol, ¿no?
—¿A Teodoro Gantz nunca más se lo topó?
“Nunca me topé con él. Sí dijo por ahí cuestiones, como que me había hecho famoso por ese gol, pero qué famoso si ni había cobertura. Igual pienso que a uno como arquero que le hagan ese gol, es complicado. Pero hay que sobreponerse. Eso no más le digo a Brayan Cortés, el arquero de Colo Colo que le hicieron el fin de semana el gol de arco a arco. El gol de Requena ahora (Cobresal) fue de saque de valla, y eso antes era considerado tiro indirecto y no podía ser gol. Pero bueno, no tiene para qué echarse a morir Cortés, porque cualquiera no se pone al arco. En mis tiempos de cabro chico siempre decían: ‘el más huevón al arco’. Ese era el dicho, pero ¿quién se pone al arco? Tenemos que salvar todo, pero ¿quien nos salva a nosotros?”.
—La vida del arquero no más.
—Seguro que tuvo errores.
“Pero claro, también cuento los condoros feos. ¿Se ha fijado que usted habla con futbolistas de antes y pareciera que todos fueron cracks y ninguno malo? No poh, hay que contar todo. Es más, una semana antes del gol de arco a arco me mandé uno feo feo: viene una pelota por bajo y la voy a controlar con el pie para salir jugando más rápido. La pelota iba para afuera por el lado del poste, pero en lugar de controlarla bien, me rebotó en la canilla y se fue pa adentro. Fue contra Ñublense”.
—¡Iba para afuera y se le fue para adentro!
“Claro, iba pa fuera y la metí. Mal. Y otra vez me hicieron siete goles”.
—¡Siete! Otro récord casi. ¿Cuántos goles fueron su culpa?
—¿Cuáles?
“El 72 jugábamos contra Palestino el último partido. Si ganaba Palestino, jugaban la definición para subir a Primera, pero del club Ferroviarios nos ofrecieron plata y ganamos 1-0. Y nos dieron la plata pero yo ni idea de cómo fue, si tenía 20 años, pero los jugadores mayores hicieron todo. Y nos llegó la plata y se repartió en el plantel, pero supieron los militares de la FACh y nos llamaron a reunión. Cuento corto, nos descontaron plata del sueldo para devolvérsela a Ferroviarios”.
—Entonces no vio al hombre del maletín.
“Esa vez no, porque me llegó la plata no más. Pero otra vez lo vi. Fue en Talca y fue para la risa. Yo jugaba en Rangers y el rival era Arica. Y mandaron a una persona con el maletín, teníamos que ganar y nos dicen: ‘Oye, nos ofrecen tanta plata’. Y listo. Jugamos, ganamos y el hombre del maletín estaba de terno en la tribuna viendo el partido, pero cuando terminó salió arrancando. Nos jodió. No pagó ni uno, jajaja”.

Antonio Valencia
es redactor de Deportes El Mercurio.