Didier Deschamps le acariciaba el cabello, mientras sus compañeros se turnaban para abrazar, palmotear y besar a la figura del Mundial que Francia tiene en sus filas. Hasta los rivales, como Robert Lewandowski, consumada la eliminación de Polonia, no pudieron evitar ir a abrazarlo y felicitarlo.

Kylian Mbappé genera todo eso, es que está imparable. Su juego hipnotiza, por su desequilibrio y eficacia: ayer anotó dos golazos en el 3-1 que dio el paso a cuartos de final a los galos y ya completa cinco tantos en la cita planetaria, uno más de los que anotó en el Mundial de Rusia que lo consagró.

“Kylian se expresa con los pies, tiene la capacidad de cambiar el rumbo del partido en cualquier momento. Es excepcional, aunque él sabe que puede dar aún más”, decía orgulloso el técnico Deschamps, consumado el espectáculo que volvió a brindar Mbappé y que ayudó a la clasificación francesa a cuartos, donde enfrentará a Inglaterra.

Los aplausos de pie de la barra francesa para su estrella consular fue el corolario de un show fantástico, que arrancó con el dominio patente francés, a través de remates de Aurelien Tchouameni y Ousmane Dembélé, y con un despilfarro de Olivier Giroud, cuando sin arquero en frente, se barrió sin marca pero envió la pelota por un costado del arco.

Un zurdazo de Lewandowski, un buscapié de Matthew Cash que nadie conectó y dos errores de Hugo Lloris— el primero tras una mala salida con los pies, que derivó en un lateral y en un remate que primero salvó el mismo arquero y luego Raphaël Varane en la línea —, equipararon las acciones y permitieron ver un nivel que Polonia no había mostrado en todo el torneo. El equipo de Czeslaw Michniewicz compitió más allá de lo esperado, pero solo 45 minutos, hasta que Giroud, con un zurdazo, y tras pase de Mbappé, anotó cruzado ante la salida de Wojciech Szczesny.

A los segundos, el primer referente galo estuvo cerca de aumentar con un disparo que se desvió en un polaco. Fue un aviso de lo que vendría: a los 75’ sacó un potente derechazo que hizo estéril el vuelo de Szczesny y en los descuentos cerró su show con otro potente remate que buscó con éxito el ángulo del pórtico enemigo. Fue un golazo. Mejor incluso que el primero.

Y pudo aumentar Francia de no ser por el discreto árbitro Jesús Valenzuela (¿qué hace un juez venezolano dirigiendo en el Mundial?), quien segundos antes de una chilena de Giroud que terminó con la pelota en las red, pitó una inexistente falta de Varane sobre el temerario portero polaco. Eso y el descuento postrero a través de un repetido penal de Lewandowski (Lloris atajó el primer disparo, pero se adelantó), solo decoraron las estadísticas de un duelo en el que Giroud se convirtió en el goleador histórico de “Le Blues”, con 52 conquistas (una más que Thierry Henry) y en el que Mbappé demostró que su nivel y trascendecia es inigualable. Un fenómeno.

“Francia es sin duda candidata a lograr el bicampeonato. Es fuerte, tiene cimientos futbolísticos marcados y cuenta con uno de los mejores del mundo. Mbappé marcará una era, será el mejor muy pronto. Un equipo equilibrado tiene su desequilibrio en él y lo hace sentir. Los jóvenes, que son varios, marcan diferencias y también lo hacen los experimentados, como Giroud. Es una selección muy potente. Con Inglaterra puede pasar cualquier cosa, pero creo que Francia es más, por Mbappé y por las variantes que posee. Brasil es el otro gran equipo que se ve”, dice Pablo Contreras, quien jugó en la liga francesa, defendiendo a Mónaco en la temporada 1999-2000.

Y sigue: “Él sabe que marca diferencias, no le pesa la responsabilidad. Como defensa que fui estoy seguro que Mbappé debe decirle a sus defensores ‘manténganme el cero, que yo voy a hacer la diferencia arriba’ . Y la hace. Está en otro nivel”.

Luego de la clasificación y de recibir el premio como el mejor de la cancha, Mbappé afirmó que “este Mundial es mi obsesión, es la competición de mis sueños. He armado toda mi temporada en torno a esta competencia, me he preparado a tope tanto física como mentalmente para ganarla, es el objetivo que me he fijado, aunque todavía está lejos. La única meta es ganar el Mundial, todo el resto es secundario… Polonia fue difícil, pero superamos momentos complicados y controlamos el juego. Estamos felices de poder continuar esta aventura, ahora a preparar el próximo partido. Si no hablé antes fue porque tengo la necesidad de concentrarme totalmente en la competición y no perder energías en otras cosas”.

Su entrenador también ahondó en su pupilo y en la clasificación. “Había que ganar, porque éramos favoritos y se cumplió. Polonia fue difícil, fue más ofensiva que en los tres partidos anteriores, pese a que en el papel la formación que puso no lo parecía. Durante muchos minutos no hicimos las cosas bien. Supimos rectificarlo en el descanso, con una nueva posición para Antoine Griezmann (lo retrasó), fuimos construyendo un mejor juego y eso nos dio calma. Kylian es extraordinario y a él le gusta tener ese delantero de apoyo (por Giroud). Puede marcar la diferencia por sí solo, pero creo que ambos se necesitan. El rival que viene (Inglaterra) será duro”, analizó Deschamps.

Sobre la marca que conquistó Giroud, el DT agregó que “siempre ha sido un jugador importante. Hace cuatro años no marcó, pero fue determinante. Ha pasado momentos difíciles, ha sido muy criticado, pero es fuerte mentalmente. Nadie le ha regalado nada. Es un récord importante, convertir tantos goles es muy difícil”.

El aludido también habló de su registro y de la figura, su coequipo Mbappé. “Estaba un poco frustrado por no haber marcado esa ocasión clara que tuve antes. Tenía ganas para que se dejara de hablar de este asunto del récord. Haberlo conseguido es grandioso, solo siento felicidad… En el segundo tiemposupimos dejar el partido resuelto. ¿Mbappé? Todo te lo hace más fácil, es genial”, cerró Giroud.