La imagen de Jorge Almirón paralizado como estatua tras el pitazo final reflejó la decepción y la frustración de los colocolinos.

En cualquier cartilla o pronóstico, los tres puntos ante Alianza Lima, en Macul, eran un activo seguro si la meta inicial es la clasificación a octavos de final.

Pero no. Fue 0-0. Dos puntos menos de los estimados, que los albos tendrán que recuperar en el exterior.

“Hicimos todo para ganar, no se pudo, pero sumamos y eso es importante. Creamos situaciones, lo podemos hacer de visitante también. Estamos fuertes”, expresó el DT.

Colo Colo jugó muy bien los primeros cuartos de cada tiempo. En el arranque fue Carlos Palacios quien estuvo cerca de romper la fortaleza peruana, pero sus tres disparos terminaron entre las piernas de los defensores rivales o en los guantes del meta Ángelo Campos.

Después fue Guillermo Paiva el que rozó el gol: elaboró una vistosa secuencia de pases con Leonardo Gil, pero su remate fue devuelto por el vertical izquierdo cuando el guardián limeño estaba vencido.

En la etapa complementaria, Marcos Bolados se transformó en protagonista con un arranque por la derecha y el remate al primer palo bien conjurado por Campos; y luego un tiro angulado que golpeó en el travesaño.

Se justificaba, por juego, actitud y dominio, la novedosa apuesta de Almirón con tres zagueros, Esteban Pavez de líbero, y con Bolados por el carril derecho. “El planteamiento fue correcto. Vieron que ellos jugaron con línea de cinco, no? ¿Lo vieron? No era fácil, porque se metieron todos atrás, esperando alguna pérdida para jugar largo”, puntualizó el exentrenador de Boca Juniors.

¿Qué pasó después de dos arranques cargados de ilusión? La presión bajó su intensidad, empezó un desfile de errores no forzados y la precisión fue cada vez menor. Arturo Vidal sintió el desgaste, Gil perdió trascendencia y Carlos Palacios corrió la cancha hacia los costados, y cuando quiso profundizar casi siempre falló.

Se fueron gastando las ideas y desde la banca tampoco llegó el refresco adecuado. El ingreso de Cristián Zavala estaba pintado, aunque el perjudicado pudo no ser Bolados, sino Vicente Pizarro, porque era imprescindible romper con velocidad una defensa muy poblada; “Vicho” Pizarro tendrá muchas virtudes, pero no desbordar como wing.

La desesperación por el triunfo obligó al local a posicionar las líneas en la mitad de la cancha. Si antes sufría en la faceta ofensiva, empezó a lamentar en propia puerta. Kevin Serna casi anota, pero Alan Saldivia cruzó a tiempo. En el epílogo, Jeriel De Santis definió de manera horrible a la entrada del área.

“Necesitamos ganar. Lo más importante es que tenemos equipo. El ‘profe’ cambió harto, porque sabíamos que se iban a meter todos atrás. Es el respeto que damos, no es el Colo Colo de antes, es un Colo Colo que sale a buscar todos los partidos. Viene Fluminense y dos partidos afuera, que seguro nos irá muy bien. Iremos a buscar puntos a Paraguay y a Perú”, advirtió Vidal.

“Esto sigue, nos queda mucho camino por delante, hay que tener paciencia, ya van a salir los goles”, agregó el meta Brayan Cortés.

La Junta de Accionistas de la concesionaria que administra a Colo Colo promete sacar chispas, sobre todo porque la salida de Eduardo Loyola (del bloque Mosa) obliga a la elección de un nuevo directorio y, posteriormente, de su presidente. Los trascendidos de la jornada copera en Macul indican que el Club Social no está tan convencido de entregar su apoyo al oficialismo, como aconteció en la última reunión de accionistas. ¿Motivo? Las trabas que hubo para la contratación de Arturo Vidal.

A los 60’, el volante nacido en Argentina fue amonestado por el árbitro Darío Herrera y acumuló tres amonestaciones en el torneo, lo que lo inhabilita para el duelo ante Fluminense, el 9 de mayo, en Pedrero. Vidal, en tanto, recibió la amarilla en los descuentos. Otro colocolino que sufrió ante los peruanos fue Guillermo Paiva, pues a 10’ del final sintió un fuerte dolor en la cara posterior del muslo izquierdo y debió pedir el cambio.

La amistad entre Colo Colo y Alianza Lima, que data de 1987, cuando los albos facilitaron cuatro jugadores (José Letelier, Parco Quiroz, Francisco Huerta y René Pinto) tras el accidente aéreo del equipo peruano, vivió un nuevo capítulo anoche en Pedrero. Los capitanes, Pavez y Barcos, usaron una jineta con ambas insignias y la foto previa al partido reunió a los dos planteles.