Santiago de Chile.   Vie 26-04-2024
20:05

La UC al borde del "tetra": los cinco años más felices que hicieron olvidar el lustro más triste de los cruzados

Después de perder la opción de su primer bicampeonato en 2011, ante la U, la Católica entró en el túnel de las desgracias. No hubo títulos, pero sí finales perdidas y campeonatos cedidos solo por diferencia de goles. La llegada de Mario Salas, en 2015, devolvió la esperanza y las vueltas olímpicas. Tantas, que hoy el equipo franjeado está a un punto del tetracampeonato.
Foto: Photosport
Raúl Neira29 de noviembre, 2021
Hace diez años, Universidad Católica transitaba por un camino de lágrimas y decepciones. El andar era doloroso. Meses atrás había perdido la final del Torneo Apertura ante Universidad de Chile, pero no solo eso: vio partir al técnico Juan Antonio Pizzi, a Lucas Pratto, su principal goleador, y a Juan Eduardo Eluchans, el correcto lateral izquierdo argentino. Un desconsuelo tras otro.

“Veníamos de ser campeones en 2010 después de superar a Colo Colo que nos había sacado siete puntos de ventaja. Teníamos la oportunidad del bicampeonato y llegamos a la final, más encima, con una diferencia importante después del primer partido con la U, cuando ganamos 2 a 0. Las finales son para ganarlas y perdimos. Fue muy difícil superar eso, muy”, reconoce el excruzado Fernando Meneses.

La caída ante la U fue el comienzo de una seguidilla de enfermedades deportivas. Un golpe vitamínico lo anotó Cruzados al conquistar la localía en San Carlos de Apoquindo: 4-0 a Colo Colo fue el primer paso y, a partir de ahí, la UC nunca más dejaría su terruño. “No merecemos jugar las finales fuera de casa. Un cobro arbitral no es lo mismo cuando estás de visita. Obviamente, tenemos una ventaja en nuestra cancha”, reflexionó, por esos días, Cristián Álvarez, uno de los símbolos de la historia franjeada.

La alegría ante los albos, sin embargo, se trató de un espejismo. No hubo títulos ese año, y tampoco en 2012: cuarto en el Apertura y noveno en el Clausura, ya con Martín Lasarte a cargo del primer equipo. Fue un semestre de transición: se acababa el ciclo de Mario Lepe y llegaba “Machete” con un estilo distinto. Un estilo europeo.

“Después de un año de reacomodar todo, 2013 tenía que ser el nuestro. Y se nos fueron dos títulos increíbles: primero perdimos con Unión Española solo por diferencia de goles. En el torneo siguiente, por diferencia de goles fuimos primeros sobre O’Higgins, pero la UC había pedido cambiar las reglas: en caso de igualdad de puntaje la diferencia no valía, el título se resolvía en un partido de definición. Y perdimos en el Nacional... No jugué, no venía bien físicamente, y se sufre más estando afuera. Andábamos con toda la mala. No sé si después de perder esa final tocamos fondo, porque eso es como para los equipos que pelean el descenso, pero algo nos faltaba que no podíamos coronar”, resume Meneses.

La UC de Martín Lasarte pierde con O’Higgins por 1 a 0, en diciembre de 2013, en la final del Torneo Transición. Foto: José Alvújar

A las semanas, Martín Lasarte renunciaba al cargo.

Las cosas no iban a mejorar mucho: la dirigencia tenía un acuerdo con Eduardo Berizzo, pero problemas personales del DT lo obligaron a trabajar fuera del país y terminó firmando en el Celta de España. Un interinato de Rodrigo Astudillo fue la emergencia. No hubo éxitos y el relevo, después, fue Julio César Falcioni.

Y tampoco.

Incluso peor: la UC terminó en 14ª ubicación, aunque no sería lo más nefasto. “De acá me sacan con un escribano”, comenzó a decir el técnico argentino cuando los rumores de su salida eran pan de cada día y empezaba a mencionar la indemnización por el año que le restaba de contrato. Y en la vereda del frente, Lasarte era campeón con Universidad de Chile: si estando en la UC el estratega había dicho “el fútbol nos debe una”, después de ser eliminados por Sao Paulo de la Copa Sudamericana 2013, el fútbol le pagaba con la medalla de honor, pero colgada en el pecho y al lado de la U tallada en rojo furioso.

Peor imposible.

LA LLEGADA DEL “COMANDANTE” QUE CAMBIÓ LA HISTORIA


En diciembre de 2014, Mario Salas fue anunciado como estratega de los cruzados. El arribo del “Comandante” suponía una revolución. Y fue más o menos así, porque los hinchas de la UC volvieron a llenar San Carlos todos los fines de semana. Sin embargo, la fatalidad perseguía a los estudiantiles: el primer torneo de 2015 lo perdieron ante Cobresal (clave fue el 3 a 3 con Deportes Iquique después de ir ganando por tres goles de ventaja) y el segundo frente a Colo Colo (la UC perdió con Audax Italiano, jornada en que los hinchas despidieron a sus jugadores bajo el grito de “¡cagones, cagones”!)

El Apertura 2016 era la última opción de Salas. Y a 20’ del final la corona volvía a escaparse en el partido que cerraba el torneo. “Antes de jugar con Audax Italiano, nos tocó San Luis, perdimos 1 a 0 y el título ya no dependía de nosotros. Una fecha atrás le habíamos ganado a la U, con muchos canteranos, y todos decíamos ‘estamos bien, estamos fuertes’, pero lo de Quillota fue un golpe súper duro. Lo sentí similar a los otros campeonatos perdidos. ‘¿Por qué siempre nos pasa lo mismo?’, me preguntaba”, recuerda Fabián Manzano, exvolante de la UC.

—El título no estaba en sus manos, Manzano, pero la gente igual llenó San Carlos.
“Por eso la estrella 11 es la de la gente. Fueron artífices, levantaron al equipo con cada gol de la Universidad de Concepción a O’Higgins, y han sido fundamentales en este buen presente del equipo. ¿Sabes? Antes de la final con O’Higgins me visualizaba como campeón. ‘En cinco horas estaremos festejando’, pensaba en la tarde previa al partido. Pero ante Audax no me pasó eso. Quizás fue para protegerme. ‘Vamos, ganamos y vemos lo que pasa en el otro partido’, me decía. Más encima empezamos perdiendo y la gente gritaba los goles que le hacían a O’Higgins como nuestros, entonces uno trataba de controlar esas emociones, pero había desesperación. Era muy fácil salirse del partido, porque lo que había en juego era mucho. Por dentro vivía emociones a mil, pasando por distintos estados anímicos: me puteaba y decía ‘otra vez lo mismo, otra vez no podemos ser campeones’, pero al rato me daba ánimo. Hasta que vino el gol de ‘ChapaDios’, que fue caído del cielo y lo hicimos todos: jugadores, dirigentes, entrenadores, gente... Es el puntapié inicial a este momento feliz que vive la UC”.

La coronación del Apertura fue el inicio: en septiembre la UC ganó la primera Supercopa de su historia tras derrotar a la U por 2 a 1, nuevamente con un tanto de Fuenzalida, y en diciembre llegó el bicampeonato. “Nos habíamos sacado un peso enorme. Se acababa la nube negra, pasaba la pena de perder con O’Higgins y ver a compañeros, referentes, llorando en el suelo del camarín… No hay muchos secretos que expliquen el momento de la UC. El club tiene una ideología de juego, una línea como club y la respeta. Siempre está por delante la institución y no las individualidades. ‘Tati’ Buljubasich fue el primer gerente deportivo del fútbol chileno y sigue en su puesto. Si bien no tuvo buenos años, hubo paciencia, se le dio tiempo. Se mantiene la idea de hacer jugar a los de casa y quienes llegan son elegidos con pinza, porque la búsqueda es muy minuciosa. Y ahí van minimizando errores. Cuando no se daban los resultados se insistía en el trabajo y se corregían las cosas que no estaban bien, pero sin tocar las bases. La UC nunca dejó de creer, de intentarlo. Nunca dejó de ser valiente”, relata Manzano.

“Todos los años han cambiado de técnico y mantienen la línea futbolística. El técnico que llega se tiene que acomodar a lo que hay y no al revés, que es como está funcionando el fútbol moderno. No hay grandes contrataciones y la prioridad la siguen teniendo los jugadores de casa”, aporta Diego Rojas, otro de los cruzados que mató la mufa de años sin festejos.

Salas se fue, pero dejó la primera piedra. Después de un 2017 ingrato, Beñat San José asumió la dirección técnica. El español, contra todos los pronósticos, consiguió el título. Gustavo Quinteros asumió la posta y llevó a los cruzados a la cima. Ariel Holan hizo lo propio timbrando un tricampeonato histórico.

Gustavo Poyet fue el elegido para continuar el trabajo de Holan. La mala relación de los jugadores con su hijo, Diego, llevó las cosas a un punto límite: los resultados eran malos y la convivencia diaria, peor. Después del 0 a 3 ante Palestino en La Cisterna, la dirigencia se vio obligada a dar por terminado el proceso con el uruguayo.

Siete derrotas ponían en peligro la opción de luchar por el tetracampeonato.


Poco antes de las 18 horas del 31 de agosto, Cristián Paulucci, colaborador de Quinteros, Holan y Poyet en San Carlos, fue comisionado para tomar las riendas del primer equipo. “Cruzados determinó que un Cuerpo Técnico interino prepare y dirija los partidos más próximos y al mismo tiempo comenzar la búsqueda de un nuevo Director Técnico del Plantel Profesional de Universidad Católica”, era la fría información.

Pero Paulucci tenía otros planes. Comenzó a ganar y a ganar y a Cruzados no le quedó otra que confirmarlo hasta el final de temporada. Fue apodado “Felonius Gru” por los jugadores, en honor al protagonista de la película Mi Villano Favorito, y logró anotar 12 victorias en 13 partidos. La única derrota fue ante Colo Colo, en Macul, jornada que dejó a los albos cinco puntos arriba con seis fechas por jugar.

La historia de 2010 volvía a repetirse: si hace 11 años la UC recortó siete puntos de ventaja con igual cantidad de duelos por disputar, esta vez debía remontar cinco a falta de seis para el desenlace.

Lo hizo una antes.

“Nos habla desde el corazón, nos da charlas motivantes, con sinceridad, y eso en el fútbol es muy difícil. Eso hace que uno deje todo por el entrenador”, dijo Diego Buonanotte.

Del argentino nacido en Noetinger, destacan, principalmente, que el equipo recuperó alegría, respeto y el hambre por ganar. “Hay una frase vieja del fútbol que dice que un técnico debe tener contentos a todos, pero sobre todo a los que no juegan. Bah, a los que no jugamos mucho. Y eso hizo Paulucci. Volvió la alegría al camarín y eso es clave para que los resultados se den”, confidencia un cruzado que no ha podido estar entre los 11.

“La Católica ha hecho un trabajo extraordinario en los últimos años. La cantidad de títulos que tiene es muy grande, pero más que eso destacaría el trabajo que hace, el proyecto que significa el fútbol en general. De las divisiones inferiores siempre están sacando jugadores, los están promoviendo, los jugadores que vienen de afuera rinden, hay buenas contrataciones… El trabajo de Buljubasich ha sido fundamental, lo mismo que el de Juan Tagle, el presidente. Muchos equipos deberían hacer un 'copy paste' con lo que ha hecho la UC”, resume Luka Tudor, exgoleador cruzado y actual comentarista.

En una década, Universidad Católica logró transformaciones impensadas. De ser el equipo víctima del cotillón a quedar a las puertas del tetracampeonato.

Raúl Neira

es redactor de Deportes El Mercurio y especializado en fútbol. Con más de 25 años de carrera, cubrió la Copa Confederaciones de Rusia 2017, la Copa América de Chile 2015, copas Libertadores, sorteos y partidos clasificatorios a la Copa del Mundo.

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