Santiago de Chile.   Vie 26-04-2024
4:13

Paraguay provoca el desconcierto en Chile y hace trizas el invicto en la Copa América

La selección chilena cae 2-0 en Brasilia y se conformará con ser tercera o cuarta de su serie, lo cual le podría destinar a Brasil como rival en cuartos de final. El equipo no tuvo fútbol, ni frescura física ni estrategia para resolver el juego de los guaraníes. La pelota detenida sigue siendo una pesadilla en el ciclo de Martín Lasarte. Otra mala: Gary Medel abandonó con problemas físicos.
Foto: Reuters.
Claudio Herrera de la Fuente24 de junio, 2021
Un mazazo. Fin de los días felices de Chile en la Copa América.

Se acabó el invicto y el camino ascendente. Paraguay se apareció como un demonio en Brasilia y deshilachó a la Roja, que llegaba impoluta, invicta en el certamen y también en el derrotero de Martín Lasarte.

Los guaraníes protagonizaron un motín y apabullaron por físico, determinación y estrategia al combinado nacional. Rústico a ratos, sin adornos, el juego guaraní fue incomprensible para el equipo chileno. El naufragio fue colectivo y esta vez ni los referentes sirvieron de auxilio. El selección, justo antes de saltar a la fase de eliminación directa, exhibió flaquezas y desnudó sus penurias.

El conjunto de “Machete” redondeó la presentación más baja que se recuerde. Fue pobre de principio a fin y cada vez que buscó soluciones dentro del trámite fue desfigurando su cara. Enredada en la refriega que le proponía el rival y en los ásperos duelos individuales en todos los sectores de la cancha, la selección terminó rígida, incapaz de detectar las líneas de pase que le dieran fluidez para jugar el partido en campo guaraní.

Almirón arranca en el área y Aránguiz se le cuelga. Los paraguayos reclamaron penal. El juez Roldán también desestimó una mano del guaraní González en el área propia. Foto: EFE.

Con Tomás Alarcón patrullando siempre cerca del zurdo Almirón y con Charles Aránguiz y Arturo Vidal enmarañados en el atasco de los volantes rivales, la Roja perdió generación en las diferentes alturas de la cancha. César Pinares, encajonado en la banda derecha sin aportar soluciones, y Ben Brereton incómodo esta vez en el tesón con que se marca en Sudamérica, fueron dejando seco al combinado nacional. Chile no pateó al arco en la primera etapa, reflejando la ruina del plan inicial.

Paraguay, ordenado y con tarea claras, fue cocinando el partido a la medida que le convenía. Cada vez que recuperaba el balón, el rival jugaba largo, buscando el envío aéreo a Carlos González, un ‘9’ formado en el fútbol chileno (jugó en Magallanes, Wanderers, San Marcos y Huachipato), o poniendo a correr a Almirón, que a veces daba la sensación que iba más rápido que la pelota. La Albirroja propició y se aferró al “segundo balón” y con eso lo paraguayos pueden escribir varios tomos.

El gol de pelota detenida, lanzado por el zurdo Almirón y timbrado por un cabezazo de Braian Samudio, fue casi un viaje al pasado, cuando los paraguayos dinamitaban cualquier esfuerzo chileno mediante envíos aéreos. No fue lo único, porque al rato González estuvo cerca de repetir la dosis con un testazo, ante una fallida salida de Claudio Bravo. La esencia es la misma: agresividad para ir en busca del balón alto. Y ahí Paraguay, otra vez, puso algo más.


La rabia e impotencia de los jugadores nacionales explotó durante el descanso en el túnel hacia los vestuarios, donde hubo un conato con los paraguayos. Lasarte retocó el maquillaje (adentro Jean Meneses y fuera Alarcón), Pinares se fue a jugar a la izquierda y Aránguiz bien cerca de Vidal para juntar fuerzas, pero todo salió espeso. Es más, un penal de Gary Medel sobre González (tras un saque de costado básico y anunciado), que Almirón transformó en gol, empeoró cualquier atisbo de remontada.

Chile siguió sin agarrar la pelota y fue incapaz de llevar el partido a una zona de trascendencia. Salió con dolores musculares Gary Medel, lo cual siempre es terrorífico. El ingresado Pablo Galdames intentó establecer un circuito, pero la fatiga del resto atentaba contra la una reacción emocional.

La ofuscación crecía, también la impotencia. La Roja perdió escaños y encendió una alerta sobre sus debilidades, que fueron bastantes. Tenía el atajo a la vista para cuartos, pero el tropiezo obliga a irse por el camino espinoso, donde se agazapa Brasil (la única forma de evitarlo es con el triunfo de Paraguay a Uruguay en el cierre). La Copa volvió a ser dura, inmisericorde. Nunca dejó de serlo.


Claudio Herrera De La Fuente

es redactor de Deportes El Mercurio, especializado en fútbol y en atletismo de fondo, especialmente en maratón y pruebas de ultradistancia, con más de 20 años de experiencia en periodismo escrito.

Relacionadas
A fondo con...