Los desafíos que involucra el uso de mallas en manzanos
Pese a que se sabe que son un arma relativamente efectiva para enfrentar el golpe de sol en la fruta, aún existen una serie de interrogantes que rodean a su utilización.
Florencia Polanco
En Chile, el uso de mallas se está extendiendo
en aquellos huertos más nuevos. Crédito: El Mercurio.
El exceso de radiación y las altas temperaturas son algunas de las principales amenazas para el cultivo de las manzanas en Chile, debido a que este fruto es altamente sensible a las quemaduras por sol. De hecho, se estima que las pérdidas por este concepto en el sector pueden llegar a 40% de la cosecha.
Son tres los síntomas que delatan al golpe de sol en la fruta: daño por exceso de luz visible y ultra violeta; bronceado por radiación y combinación de temperatura; y daño necrótico por exceso de temperatura.
En este escenario, y dado que la uniformidad de colores es determinante para conseguir buenos precios de exportación y para cosechar el mayor porcentaje de fruta en una primera recolección, los productores están invirtiendo en tecnología que les permita enfrentar este y otros fenómenos climáticos, como los granizos. Entre las opciones que se barajan aparecen las mallas sombra, las cuales en el último tiempo se han ido posicionando con fuerza en los huertos manzaneros del país.
“Es una buena alternativa de mitigación para la modificación del microambiente del árbol en el ciclo de crecimiento. Su fin es reducir los niveles de estrés térmico para que haya una menor incidencia de daño por sol”, explica Valeria Lepe, investigadora del Centro de Pomáceas de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Talca.
En Chile, al igual como ocurre en Europa, su uso se está comenzado a extender en aquellos huertos más nuevos de variedades como Fuji y Pink Lady, donde existen árboles más pequeños y con menos follaje, que en la práctica dejan a la fruta más expuesta a la radiación directa y, por ende, a las quemaduras por sol.
El inconveniente, sostienen los expertos, es que utilizar estas herramientas involucra una inversión tremendamente importante, la cual puede llegar a US$ 10.000 por hectárea. Una cifra alta para un rubro que no pasa por su mejor momento.
“Su implementación se privilegia en cultivares donde el precio de venta del producto final justifique el pago del costo en estructura y materiales. En ese contexto, las variedades que más se ajustan a eso son Rosy Glow, Cripps Pink, Ambrosia, Jazz, Envy y Fuji Raku Raku, entre otras”, agrega Lepe.
En la búsqueda de ventajas
Por lo mismo, los investigadores han enfocado sus esfuerzos en la búsqueda de más beneficios que permitan justificar su utilización en los huertos de manzanos. Y afortunadamente algo han encontrado. De hecho, se ha logrado establecer que el uso de mallas permite controlar de manera efectiva algunas plagas, como las polillas, lo que a su vez permite bajar de manera tremendamente importante los costos en aplicaciones de insecticidas (se puede pasar de realizar 10 aplicaciones a sólo una).
Paralelo a ello, se ha comprobado que las mallas también sirven para proteger al fruto de las lluvias, logrando disminuir hasta en 20% las partiduras en época de cosecha.
De igual forma, permiten llevar a cabo un uso más eficiente del recurso hídrico, debido a que moderan las temperaturas a las cuales se ven sometidas las manzanas.
Pero no todo es positivo. De hecho, si las mallas no son bien utilizadas podrían llegar a generar algunos efectos negativos en las plantaciones. Uno de ellos es el exceso de vigor, lo que a su vez puede perjudicar la toma de color de la fruta, debido a la falta de luz.
“Si bien se logra un alto nivel de control de daño por sol, en temporadas donde las condiciones climáticas no son adecuadamente favorables para el desarrollo de color de cubrimiento (bajo número de horas con T° menores a 10°C los últimos 30 días previo a la cosecha), podría llegar a afectarse el nivel de coloración de cubrimiento de la fruta en algunos cultivares con menor desarrollo potencial de pigmentos y, con ello, las calidades de exportación”, explica Valeria Lepe.
En el caso de la variedad Gala, por ejemplo, este efecto podría disminuir en la medida que se aumente la carga frutal. En la variedad Fuji, en cambio, al tener una carga frutal alta, el vigor también aumentará. Por esta razón, se recomienda poner especial atención en los trabajos de poda y regulación de carga.
Consideraciones técnicas
Por esta razón los expertos recomiendan tomar en consideración varios aspectos técnicos antes de utilizar este tipo de tecnología en un huerto de manzanas. Uno de ellos, y quizás el más determinante, es llevar a cabo un adecuado manejo de la sombra en relación al proceso de fotosíntesis de la planta, debido a que, según explica Richard Bastías, académico de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, los árboles frutales fotosintetizan en la mañana.
“Así, se debe estar atento respecto a qué intensidad de luz está filtrando la malla. No se debe olvidar que sólo podemos llegar a 35%-40% de sombra. Si vamos más allá, se podría perjudicar el proceso”, agrega el experto que participó como expositor en el seminario "Fruticultura Protegida", organizado por el INIA.
Cabe destacar que la falta de luz favorece los brotes largos, mientras que una buena iluminación produce brotes cortos, los cuales exportan antes el CH2O. Los brotes sombreados, por su parte, retardan hasta en 2 semanas la exportación de CH2O a la fruta, lo que repercute en todo el proceso de la planta, especialmente en la toma de color.
Por lo mismo, Valeria Lepe recomienda usar mallas blancas, debido a que permitirían realizar un adecuado balance entre el nivel de protección contra el daño por sol y el desarrollo de color de cubrimiento que se desea lograr en la fruta.
“Si bien el incorporar sistemas que mitiguen la reducción de radiación al interior del huerto (Extenday, Color Up) resulta muy eficiente para la mejora del color, también incrementan de manera importante los costos de producción”, dice la experta.
La radiación UV es un componente importante en la toma de color. Como en Chile es bastante alta, las mallas son una buena alternativa para controlarla y así evitar quemaduras. No obstante, se debe tener cuidado, pues al contener filtro UV (para que perduren en el tiempo y no se desgasten rápidamente por efecto de la radiación) estas herramientas pueden llegar a generar dificultades en la polinización.
“Si colocamos una malla en el proceso de floración, cuando la abeja está actuando, el insecto se pierde y le cuesta ver la flor por la disminución del efecto ultra violeta”, explica Richard Bastías.
Mallas de colores
Por otra parte, los materiales y el color de las mallas también influyen en su efectividad.
Entre los materiales de fabricación, el más usado es el polietileno de alta densidad (HDPE), el cual destaca por su resistencia mecánica y estabilidad UV. En la misma línea, existe un reciente desarrollo hecho a base de almidón biodegradable, que puede ser incorporado directamente al suelo o con material compostado. Sin embargo, tiene un alto costo y baja resistencia mecánica y estabilidad UV.
Respecto a las combinaciones de colores, Richard Bastías está trabajando en algunas investigaciones que pretenden determinar cuáles son las más adecuadas de acuerdo a la variedad de manzana.
A la fecha ha podido determinar que la morfología de las hojas cambia dependiendo del color de la malla que se utilice. Así, por ejemplo, las plantas cubiertas con mallas azules son las que presentan las hojas de mayor tamaño.
Los suelos de los huertos cubiertos con mallas grises, por su parte, presentan una menor evaporación de agua, en comparación con los que utilizan materiales rojos azules.
“Los desafíos de esta innovación apuntan, entonces, a combinar los efectos positivos en una malla inteligente, hecha a nuestra medida. La idea es otorgar beneficios adicionales y mejorar la competitividad de los productores”, añade Richard Bastías.
Otra de las iniciativas emprendidas por el académico de la Universidad de Concepción, la cual aún está en estudio, plantea como hipótesis que al incorporar un hilo azul en las mallas se promueve la síntesis de clorofila en las plantas, mientras que al hacerlo con un hilo gris se reduce el estrés térmico. En el caso de incorporar un hilo de color perla disminuye el estrés por radiación directa.
Por otra parte, el año pasado Catalina Umanzor, también de la Universidad de Concepción, publicó un estudio en el que se analizó la influencia de las mallas de color perla y rojo en la ocurrencia de daño por golpe de sol y desarrollo de color en manzanas Gala y Fuji.
El estudio pudo establecer que en la temporada 2012/13 las mallas perla y roja redujeron en 26% y 44% el daño por golpe de sol en las variedades Gala y Fuji, respectivamente. Sin embargo, esos números no se repitieron en la campaña 2013/14, cuando el daño no disminuyó de forma significativa. A partir de ello, se puede decir que las mallas perla y rojas poseen una efectividad sólo relativa a la hora de proteger a la fruta de los daños por golpe de sol.