Coberturas en cerezos: Diferentes alternativas para mejorar la rentabilidad de la producción
Las actuales condiciones de clima y el avance de la superficie hacia zonas no tradicionales ha llevado a que los productores deban recurrir a variadas alternativas de coberturas, algunas más viables que otras. A continuación, un grupo de expertos analiza a fondo las distintas opciones disponibles en el mercado.
Fernando Carbonell
El costo de las coberturas se empina por sobre
los US$ 20.000 por ha. Crédito: Fruteck.
El cambio climático y el avance de la superficie de plantación hacia zonas no tradicionales, como las regiones del Biobío, La Araucanía e incluso otras de más al sur, han llevado a que los productores de cerezas deban convivir de manera permanente con eventos dañinos para este cultivo como son las lluvias, las heladas y los vientos. Es en ese contexto, que las coberturas se han transformado en una excelente arma para disminuir los riesgos.
Para Jordi Casas, asesor técnico de la empresa Frusan, las principales razones para utilizar coberturas en la producción de cerezas son las potenciales lluvias que se puedan producir en la época de maduración.
“Permiten proteger los huertos en la época de flor. Si bien no se trata de una protección muy fuerte, de algo ayuda”, asegura el experto, que participó como expositor en el seminario "Fruticultura Protegida", organizado por el INIA.
Juan Pablo Subercaseaux, académico de la Universidad Católica, complementa la idea: “La mayoría de las plantaciones de cerezos en Chile no tienen cobertura, lo que lleva a que la producción varíe mucho entre un huerto y otro. En el caso de las lluvia, el uso de cobertura aparece como fundamental, ya que evita el cracking o ruptura de la cereza y, a la vez, permite salvar una parte importante de la cosecha”.
Cabe destacar que en el caso de registrarse partiduras las cerezas pueden ser colonizadas por hongos, lo que afecta su vida de poscosecha y, por ende, la llegada en buenas condiciones al mercado asiático, que requiere al menos de 35 días.
Respecto a la ocurrencia de heladas, se sabe que las coberturas plásticas tradicionales son capaces de aumentar la temperatura del ambiente, y así brindarle cierta protección a la fruta que se encuentra bajo ella.
“Nosotros hemos llegado a medir debajo del techo, hasta 2 grados más de temperatura que en el exterior”, dice Carlos Tapia, director técnico de Avium.
Más allá de estos beneficios, los expertos recomiendan instalar coberturas sólo en zonas donde realmente se requiera, es decir, donde existan riegos reales de que un evento climático como una lluvia o una helada se pueda producir en un momento de alta sensibilidad para el cultivo.
En ese contexto, Juan Pablo Subercaseaux recuerda una conversación que tuvo hace algún tiempo con un empresario de la Región del Maule: “Él no podía concebir una plantación sin techo, y yo no puedo concebir una plantación sin calcular sí vale la pena ponerlo o no. No vale la pena colocar techo en una zona donde las probabilidades de lluvia son bajas, menos si el gasto se empina por sobre los US$ 20.000 por hectárea. Se trata de una muy buena herramienta, aunque se debe utilizar sólo cuando se requiera y, por supuesto, se pague. Si me ponen los techos gratis, yo los pondría en el 100% de mis predios”.
Vea aquí el trabajo desarrollado por Juan Pablo Subercaseaux sobre este tema.
Los expertos coinciden en que antes de realizar una inversión de este tipo se debe hacer un análisis del riesgo climático y del costo-beneficio.
“A mi juicio, desde la Región del Biobío a Aysén, no debiera haber proyecto grande que no considere la instalación de coberturas de plástico”, asegura Daniel Vieira, director de Chilecerezas.
Lo tradicional
En la actualidad, de las cerca de 30 mil hectáreas de cerezos que existen en Chile, alrededor del 10% cuenta con alguna herramienta de protección, especialmente coberturas plásticas.
“Hay distintos tipos de estructuras, las cuales pueden ser fijas o removibles. El problema es que las removibles se mueven de manera manual, lo que genera que el trabajo sea lento y costoso. Por lo mismo, muchos productores que tienen esta estructura despliegan sólo una fracción y no la sacan hasta la cosecha”, indica Daniel Vieira.
Estas coberturas, cuyos plásticos pueden durar en promedio cinco años, deben cubrir siempre el volumen de la copa de la planta, aunque siempre dejando espacios libres para la evacuación de aire.
“Para mí lo ideal es siempre tapar el huerto en el periodo de heladas y luego destaparlo para que vuelva a respirar, y luego nuevamente cubrirlo cuando llueva, por el riesgo a las partiduras. El problema es que estas operaciones no son fáciles de realizar”, indica Carlos Tapia.
En Chile, la empresa Fruteck se ha convertido en uno de los grandes proveedores de cobertores plásticos para cerezos, por lo que conocen al dedillo los aspectos más importantes que se deben considerar a la hora de la compra. Uno de ellos es sin duda el tipo de plástico.
“La rafia de polietileno es lo que más se está usando para techar cerezos en Chile. Esta, por lo general, tiene un gramaje de 140 gr por metro cuadrado. Pero más al sur, en localidades como Puerto Octay y Chile Chico, se usa de un gramaje de 165 gr el metro cuadrado. Es totalmente impermeable y puede durar hasta 5 períodos de cosechas”, asegura Jean Pierre Jacques, representante de la empresa.
El costo de esta tecnología instalada en el huerto asciende a alrededor de US$ 22.000 por hectárea, casi US$ 12.000 más por hectárea que el valor de la tela (sin instalación).
Manejo del riego
Uno de los aspectos importantes que se deben considerar en el uso de coberturas en cerezos es el riego. En ese contexto, los expertos recomiendan utilizar riego tecnificado, especialmente riego por goteo. Esto debido a que otras alternativas como la microaspersión puede generar una humedad ambiental relativa mayor bajo la cobertura y, con ello, aumentar las posibilidades de que se produzcan enfermedades fungosas.
Respecto a la necesidad de agua que tiene una planta bajo cobertura plástica, Jordi Casas comenta que las últimas investigaciones indican que esta es levemente inferior a los requerimientos de una planta sin cobertura.
El costo de los macrotúneles oscila entre US$ 40.000 y
US$ 200.000 por ha. Crédito: Haygrove.
Las otras opciones
Otras alternativas más modernas, y que recién están llegando a Chile, son los macrotúneles, estructuras de gran tamaño, que cuentan con tuberías de acero galvanizado y plásticos de polietileno de alta durabilidad. Su principal ventaja es que permiten a los productores manipular la temperatura en el interior.
“Además, tienen una mejor exposición a la luz solar por la forma arqueada del plástico, lo que permite una mejor trayectoria solar”, advierte Pablo Vial, representante en Chile de la empresa inglesa Haygrove, dedicada a la construcción de macrotúneles para la agricultura.
Si bien en el mundo hay alrededor de 4.000 hectáreas de macrotúneles, en Chile esta tecnología recién se está comenzando a conocer. De hecho, en la actualidad sólo existen unos cuantos cientos de hectáreas, aunque sólo un puñado es usado en cerezas. Una de las razones de esto es su alto valor, el cual puede partir en US$ 40.000 y llegar a más de US$ 200.000 por hectárea, en el caso de que el macrotúnel sea full automatizado y cuente con sistemas de ventilación de techo y lateral, y motores eléctricos. El valor también aumentará en la medida que esta herramienta deba ser instalada en zonas donde exista mucho viento. En ese caso, se usarán estructuras mucho más pesadas.
José Flores, productor de la zona de Rauco, en la Región del Maule, es uno de los usuarios de esta tecnología. Aunque sólo posee una hectárea en cerezos (Royal Down y Lapins), el tiempo de trabajo le ha permitido sacar interesantes conclusiones respecto a su funcionamiento.
"Ésta es nuestra tercera temporada con macrotúneles en cerezas y puedo decir que la inversión es demasiado alta para los beneficios que se obtienen”, indica.
Su apuesta —al igual como lo ha hecho en arándanos, donde posee nueve hectáreas bajo macrotúneles— era mediante el uso de esta tecnología lograr adelantar algunas semanas la cosecha. Sin embargo, las expectativas no se han cumplido del todo, debido a que los adelantos logrados apenas llegan a una semana, tiempo insuficiente para lograr una ventaja comercial.
"Por lo mismo, no se justifica mucho la inversión”, asegura.
Una tercera alternativa disponible para los productores son los invernaderos, los cuales permiten proteger a las plantas de eventos climáticos indeseados y, a la vez, manejar en cierto grado los tiempos de maduración de la fruta.
“Hemos logrado adelantar el cultivo de la cereza en hasta 14 días. Esto, en la práctica, significa que se pueden obtener US$ 2 o US$ 3 más por kilo, lo que lleva a retornos superiores a los US$ 30.000 por hectárea”, asegura Pablo Vial.
De todas maneras, hay que considerar que el costo de esta tecnología comienza en los US$ 70.000 por hectárea.
No obstante, Carlos Tapia no recomienda para nada el uso de invernaderos en cultivos de cerezos.
“Se estaría forzando un cultivo leñoso, con un gran contenido de nitrógeno estructural, en un ambiente de alta humedad y temperatura. En esos casos, los árboles tienden a irse al desequilibrio vegetativo, lo que a su vez produce una pérdida de flora por competencia”, indica.
Otro de los problemas a los cuales se ven expuestos algunos huertos de cerezos, especialmente aquellos ubicados en zonas como Chile Chico, es el viento. De hecho, en esos lugares no se puede colocar techo, debido a que se volaría, viéndose dañada toda la estructura del huerto.
“En esos lugares la mejor opción es ocupar cortinas cortavientos, que son cortinas naturales de árboles, las cuales son colocadas alrededor del cultivo”, explica Daniel Vieira.
Sin embargo, en el mercado hay respuestas para todo. Para la empresa Fruteck, por ejemplo, el viento no es un impedimento para la instalación de coberturas. Su secreto no es más que instalar los postes a una menor distancia, además de usar en las carpas elásticos y alambres más gruesos.
“Hay coberturas que tienen una doble capa: por arriba es un plástico impermeable, y por dentro una malla que permite que, en zonas de mucho viento, las ráfagas se metan bajo el cobertor, permitiendo la salida del viento y logrando que la estructura no sufra daños”, indica Carlos Tapia.
Variedades más resistentes a las lluvias
Antes de apostar por un proyecto de coberturas en cerezos, es importante considerar todas las variables. Una de ellas es la variedad que se pretende proteger. Esto debido a que algunas de ellas, como Regina, muestran una mayor resistencia al cracking. Pese a ello, Daniel Vieira es enfático en señalar que esto no significa, en ningún caso, que esta variedad sea inmune a las partiduras.
“Por ejemplo, si tenemos una lluvia de 30 mm, alrededor de un 50% de la producción se partirá, pero en el caso de Regina ese porcentaje será menor, y llegará a alrededor de 20%”, asegura.
Otra de las variedades que presenta cierta tolerancia a las partiduras —aunque en menor grado que Regina— es Lapins.
En el otro extremo se ubica la variedad Brooks, la cual es tan sensible a las partiduras que incluso puede resultar dañada por la neblina. Por lo mismo, muchos productores instalan plásticos para su protección.