Coberturas en arándandanos, alternativas y funcionalidades
Conozca a continuación las características técnicas y la experiencia de quienes han probado los macrotúneles, las coberturas y las mallas, es decir, las alternativas más reconocidas por los productores nacionales.
Ximena Fernández y Luis Muñoz
Las coberturas pueden aumentar entre 30% y 40%
la producción de fruta. Crédito: Integrity S.A.
Al igual como ocurre con otros frutales, los distintos tipos de coberturas de a poco se han ido ganando un espacio entre los productores de arándanos. Y es que si bien en un comienzo la finalidad era proteger la producción de potenciales eventos climáticos perjudiciales —como lluvias y heladas en momentos críticos para el cultivo—, hoy se sabe que los beneficios son muchos más.
De hecho, en el sector está instalada la idea de que el uso de estas herramientas permite aumentar el volumen de producción entre 30% y 40%, adelantar la cosecha, y desarrollar labores agrícolas sin importar las condiciones climáticas. A esto se agrega la consecución de una calidad homogénea de la fruta temporada tras temporada, algo que por estos días es muy valorado por las exportadoras y los mercados internacionales.
Consideraciones para la protección
En el marco del seminario de “Fruticultura Protegida”, organizado por el INIA y Subsole, Pilar Bañados, académica de la Pontificia Universidad Católica y gerente de I+D de Hortifrut, especificó las características y funcionalidades de los sistemas más usados en el país por los arandaneros.
En ese contexto, la especialista indica que lo primero que debe tener claro un agricultor, antes de echar a andar un proyecto de arándanos, es saber cómo quiere cultivar y qué espera como resultado. Y es que las alternativas son varias: al aire libre, bajo malla para disminuir la radiación, y con cubiertas de plástico para generar un ambiente controlado similar al de los invernaderos.
Otro punto importantísimo a considerar es la estructura que soportará el sistema de protección escogido. La idea, dice Pilar Bañados, es asegurar que la cobertura no ceda a la fuerza del viento. Por lo mismo, resulta fundamental conocer los datos exactos sobre su fuerza y periodicidad.
“Hay que conocer la velocidad máxima que puede alcanzar y no el promedio”, dice.
Funcionalidades / Protección |
Beneficios |
Tipos |
Precipitaciones |
Adelantar o atrasar estados fenológicos del arándano, por ende fecha de cosecha gracias a una mayor suma térmica. |
Mallas sombreadoras: Filtran radiación solar e inciden en la cantidad y calidad de luz que llega al cultivo, alterando su fisiología.
Tela tejida con rafia de polietileno de alta densidad. |
Heladas |
Aumento del volumen de producción. |
Plásticos: Intervienen en la termicidad, transmisión y difusión de luz que reciben las plantas.
Están hechos de una combinación de polímeros, polietilenos de baja y alta densidad y otros aditivos como protección UV para aumentar su durabilidad. |
Granizos |
Calidad y condición de la fruta más homogénea. |
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Viento |
Factibilidad de cosechar en días de lluvia, evitando sobre maduración de los arándanos. |
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Temperatura |
Protección de la inversión. |
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Radiación |
Mayor control de tº. Diferencia aprox. de 4ºC con el exterior. |
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De igual forma, es necesario que el productor monitoree de forma periódica todo lo que ocurra bajo la cobertura, cualquiera que ella sea. La idea es evitar que se produzca algún daño en la planta o en el fruto.
Los plásticos tienen filtro UV, lo que potencia e
l crecimiento vegetativo. Crédito: Integrity S.A.
Los macrotúneles
Entre los sistemas de cobertura más usados por los productores de arándanos nacionales figuran los macrotúneles, los cuales se asemejan, por su tamaño y tecnología, a los invernaderos.
En ese contexto, la experiencia dice que hay que preocuparse de la temperatura que existe al interior de la estructura, ya que esta y la ventilación debe regularse, a partir del clima que exista en el exterior. La idea, Pilar Bañados, es mantener lo más estable posible las condiciones en las que se desarrolla la planta.
“Los macrotúneles (abiertos o cerrados) permiten una mayor suma térmica a medida que se acerca la cosecha, que es lo que se busca para adelantar la entrada en producción”, agrega la académica.
“Mi experiencia con esta tecnología ha sido buena”. Así de claro es el productor José Miguel Izquierdo cuando se le pregunta cómo le ha resultado su apuesta por los macrotúneles en su campo de Nancagua, en la Región de O´Higgins.
Si bien cuando comenzó, hace cuatro temporadas, tenía ciertas dudas —de hecho, en un inicio sólo implementó esta herramienta en 1 hectárea—, estas se disiparon luego de un tiempo. Es más, en la actualidad, los buenos resultados obtenidos han llevado a este productor a aumentar a 10 sus hectáreas cubiertas con macrotúneles.
“La decisión de instalar los túneles pasó porque teníamos variedades tempranas y queríamos anticiparlas un poco. Lo cierto es que, dependiendo de las variedades y las condiciones de la temporada, la cosecha se puede llegar a adelantar hasta en un mes. De hecho, las que más se adelantan son las variedades tempranas, que tienen bajo requerimiento de frío. Nosotros, por ejemplo, partimos la cosecha en septiembre”, comenta.
José Miguel Izquierdo reconoce que esta no es una inversión barata, aunque vale la pena.
“La planta crece mejor dentro del macrotúnel, debido a que los plásticos tienen filtro UV, lo que potencia el crecimiento vegetativo. Por lo mismo, la calidad de la fruta también es mejor. Además, se puede cosechar cuando está lloviendo”, indica.
Lo mejor, dice, es el precio que puede alcanzar la fruta, aunque todo depende de la semana en que se logre cosechar.
“Pese a comenzar temprano, estas variedades producen durante 10 o 12 semanas y la mayor cantidad de fruta disponible se concentra entre mediados y fines de octubre, cuando se obtienen US$ 8-US$ 9 por kilo. Este resultado varía mucho, ya que no todas las zonas son tempranas ni tienen días despejados”, indica.
Gracias a esto, comenta que la inversión de los macrotúneles, en su caso, se ha podido pagar entre el tercer y cuarto año.
Hortifrut, empresa líder en producción y comercialización de arándanos, es otro de los actores que está experimentando por estos días con este tipo de tecnología. Así, por ejemplo, los macrotúneles ubicados desde Curicó al norte —los cuales se encuentran sobre una estructura metálica, tipo mecano, con una cobertura de polietileno—, le han permitido a la empresa adelantar la producción y obtener buenos precios. Por su parte, los que se ubicados hacia el sur, y que cuentan con las mismas características, han posibilitado que se pueda cosechar todos los días, sin importar si hay lluvia o mañanas con rocío o garúas.
“El beneficio de adelantar la cosecha en la zona sur no aparece como algo tan atractivo, debido a que, en la práctica, no se lograrán precios mucho mejores, producto de que en esa fecha habrá cierto volumen disponible en el mercado. No obstante, de Curicó al norte, esto sí aparece como una opción tremendamente interesante, ya que le permitirá al productor acceder a una ventana donde se logran altos retornos”, asegura Ramiro Soffia, gerente agrícola de Hortifrut.
Respecto a los resultados que han mostrado las distintas variedades en la producción en macrotúneles, en la empresa comentan que estos han sido buenos. Rocío y Corona, por ejemplo, han funcionado muy bien, gracias que son variedades tempranas, con poco requerimiento de horas frío, lo que a su vez les ha permitido adelantarse 15 o 20 días en determinados lugares de la zona central. De hecho, una de las conclusiones que se ha sacado de toda esta experiencia es que estas variedades se desarrollan mejor con coberturas que sin ellas.
Las mallas
Otra de las opciones que tienen a disposición los productores de arándanos es usar distintos tipos de mallas, las cuales varían en color y densidad. Lo realmente importante, dice Pilar Bañados, es que el sombreamiento que entregue el material nunca supere el 30% o 35%, debido a que cuando esto ocurre se puede producir una reducción en las inducciones de yemas de la temporada siguiente.
Cabe destacar que las mallas son un requisito para plantaciones en zonas de alta radiación. No contar con ellas provocará que los frutos sufran de golpes de sol y deshidratación,
“Además, al usar mallas negras, se ha visto una frecuencia mayor de cosecha, pasando de 10 días a 4 días”, indica Pilar Bañados.
Una de las que por estos días está probando Hortifrut es la malla de monofilamento de origen italiano, la que cumple dos propósitos: proteger la fruta de los golpes de sol, generados por la radiación solar excesiva, y de los granizos, fenómenos cada vez más frecuentes en el último tiempo. Su principal atractivo es que pueden dejarse instaladas y extendidas durante todo el año, ya que permiten un correcto paso de luz y una buena circulación del aire en su interior.
“Al quedar instaladas no provocan problemas de diferenciación o inducción de yemas florales, producto de la falta de luz o altas temperaturas, algo que sí ocurre si los túneles o mallas rashell se dejan todo el año”, comenta Soffia.
Su uso también genera un ahorro en el costo de mano de obra, ya que no existe la necesidad de abrir y cerrar la cobertura; y propicia una mayor duración de la malla y un menor estrés para la planta, debido a que esta siempre se desarrolla bajo condiciones estables.
A la fecha, las mallas monofilamento han demostrado un muy buen funcionamiento desde Angol hacia el norte, permitiendo una alta efectividad en la protección de variedades más susceptibles a la radiación solar, y resguardando a las plantas en episodios de granizos y en su capacidad de ventilación.
Carpas de dos aguas
La otra alternativa que en la actualidad se está testeando es una carpa de dos aguas, parecida a los techos que se usan para los cerezos, cuya cubierta es de polietileno fabricado con láminas de rafia.
Respecto a los resultados obtenidos, aún no se puede decir mucho, debido a que las pruebas recién llevan un poco más de una temporada. Sin embargo, Soffia indica que a la fecha se ha visto que esta herramienta es un poco más ventilada que los túneles y que posee una gran resistencia mecánica, por lo que en teoría se podría adaptar bien en zonas más calurosas para proteger a las plantas de la lluvia.
“Hasta ahora estos sistemas (italianos) no han presentado ningún inconveniente y son un poco más baratos que los túneles”, agrega Ramiro Soffia.
Si bien es importante tener en consideración que el desempeño de los modelos italianos debe seguir evaluándose en el territorio nacional, ya se perfilan como otra opción para los productores de arándanos nacionales.
Tipo de plástico
Las investigaciones realizadas por diversos estamentos en los últimos años han permitido sacar varias lecciones. Una de ellas es que la elección de los materiales de las coberturas no puede estar basada netamente en los costos, debido a que las plantas dependiendo del tipo de herramienta tendrán requerimientos distintos.
En el caso de los plásticos, por ejemplo, se debe considerar las propiedades físicas del elemento, como el peso, la densidad, el espesor y la resistencia. Asimismo, las propiedades térmicas como la radiación solar que retiene o deja pasar al interior, las longitudes de onda que puede filtrar y la termicidad que acumula, resultan esenciales a la hora de diseñar un proyecto de coberturas.
Los expertos señalan que, en general, todos los plásticos y mallas deben ser cambiados tras 3 temporadas de uso, con el fin de que sus propiedades iniciales no se degraden demasiado y se pueda alterar el ambiente que se ha creado para el cultivo del arándano.
“Diferentes materiales nos darán distintos resultados, y hay que tomar conciencia de que estamos modificando el ambiente y el manejo. Por tanto, el fenotipo que estamos obteniendo es distinto”, señala Pilar Bañados.