¿Hacia dónde avanza el negocio de los arándanos?
Luego de varias temporadas de resultados mediocres, en la industria aseguran que la clave para que el negocio recupere la competitividad perdida será aumentar la producción y calidad de fruta.
Florencia Polanco
La producción de Chile llegó a 110 mil toneladas
la última temporada. Crédito: El Mercurio.
“Pese a que las condiciones ya no son las mismas que las de los últimos años, el arándano sigue siendo un buen negocio para los productores chilenos”. Así de claro es Manuel Alcaíno, presidente de Decofrut, al analizar el presente que vive esta industria.
Y es que, a su juicio, la pérdida de competitividad que en los últimos años han experimentado los productores nacionales no significa, en ningún caso, el fin de la industria ni nada por el estilo, sino más bien representa una buena oportunidad para reenfocar los objetivos y cambiar de estrategia.
“Somos el mayor exportador del Hemisferio Sur, por lejos, con 110 mil toneladas de producción en la última temporada. Sin embargo, todavía hay varios desafíos pendientes si queremos mantenernos en esa posición”, afirma.
Gonzalo Ruiz-Tagle, productor de arándanos en Special T, coincide con la visión de Alcaíno y agrega que es lógico esperar que el negocio se vaya estrechando, debido a que esto pasa en todas las industrias.
“No se puede pretender obtener los resultados que tuvimos años atrás. Siempre llega el momento en que cada ventana de precios altos o condiciones de mercado excepcionales, se acaba y se pasa por tiempos calmos con resultados menores. Lo importante es tener claro que la única manera de revertir esa situación es logrando una mayor producción”, advierte.
Esto, según el productor, significa aumentar de manera importante —al menos hasta las 14 ton/ha— la producción media del país, que en la actualidad bordea las 8 ton/ha.
Perú, la gran amenaza
El potencial orgánico del sur
Si bien la producción orgánica de arándanos se desarrolla hace décadas en Chile, su crecimiento a nivel de exportaciones ha sido más lento del esperado. Según cifras de Asoex, durante la temporada 2017/18 se exportaron 110.240 toneladas de arándanos frescos, de las cuales 9.984 toneladas fueron orgánicas, es decir, sólo 9% del total de envíos.
Pese a que a nivel mundial el consumo orgánico crece fuertemente (el mercado global de alimentos y bebidas mueve alrededor de US$ 89.700 millones anuales), los productores de arándanos chilenos no han podido aprovechar esta tendencia al 100%, debido a la restricción de acceso al mercado norteamericano que padecen las regiones de O’Higgins, del Maule y del Biobío por la presencia de Lobesia Botrana. Y es que Estado Unidos, el principal destino para los arándanos chilenos, exige la fumigación de toda la fruta proveniente de esas zonas, que produce más del 60% de los arándanos orgánicos del país. De hecho, en la actualidad más del 70% de la fruta debe ser fumigada, con lo que se pierde de forma automática la certificación. Por lo mismo, una de las opciones que han debido tomar muchos de los productores es redirigir su fruta a la industria de los orgánicos congelados, que no requiere de este proceso.
“Por las restricciones se hace difícil seguir creciendo a tasas importantes”, asegura Gonzalo Ruiz-Tagle.
De todas maneras, se cree que los altos precios que se pagan por la fruta orgánica, que es hasta 30% más alto que el de la convencional, llevará cada vez a más productores a plantar arándanos en lugares libres de Lobesia Botrana, especialmente desde la Región de La Araucanía al sur. De hecho, por estos días esta zona concentra alrededor de 30% del total de producción orgánica del país, aunque para los próximos años se espera que esta siga creciendo.
No obstante, los expertos hacen un llamado a pensar muy bien las decisiones que se toman, pues las condiciones climáticas del sur, especialmente sus recurrentes lluvias, podrían hacer muy complicada la producción de arándanos.
“Si estás en una región sin Lobesia Botrana puede ser interesante incursionar en este tipo de producción”, asegura Manuel Alcaíno.
En paralelo, por estos días se está discutiendo una propuesta para que Estados Unidos exija fumigaciones a nivel comunal y no por región, lo que también permitiría aumentar los volúmenes de exportación orgánica.
Entre las razones que explican el cambio en el panorama para los productores de arándanos de Chile, los expertos coinciden en que el surgimiento de nuevos actores —los que en la práctica han ido sumando producción al mercado mundial— es el más importante. En ese grupo destacan países como México y Estados Unidos (Florida) —cuyas producciones luchan por hacerse un lugar en el mercado tardío—, aunque es Perú, con un volumen de producción de más de 25 mil toneladas en la última temporada, el que más ha complicado las expectativas nacionales.
Para los expertos esto se debe, en gran medida, a que su producción se da bien en distintas épocas del año. De hecho, como tienen acceso a fruta más precoz se pueden dar el lujo de insertarse en el mercado en agosto, cuando Chile aún no aparece.
“Perú no sólo desafía la producción temprana (entre noviembre y diciembre), sino que la temporada completa”, dice Manuel Alcaíno.
Pero no todo es color de rosas para la industria peruana. Es así como muchos productores han tenido algunas complicaciones, especialmente con el exceso de lluvias. De hecho, en la última temporada los volúmenes de producción de ese país no aumentaron, pese a que la superficie de plantación sí lo hizo.
A esto se suma el hecho de que la producción peruana, que se concentra principalmente en la variedad Biloxi, es percibida por los mercados de destino como atractiva desde el punto de vista del tamaño, color y firmeza, pero débil en términos organolépticos.
“A las cadenas de supermercado les gusta porque es una fruta firme. Sin embargo, el arándano chileno tiene dos o tres grados brix más que la variedad que producen mayoritariamente los peruanos. Por lo mismo, están intentando con otras variedades de mejor dulzor y les ha ido bien”, comenta Manuel Alcaíno.
Aprovechar las oportunidades
En ese contexto, los expertos hacen un llamado para que se hagan los esfuerzos que le permitan a la industria arandanera nacional aprovechar sus ventajas competitivas.
La apertura de mercados
Así como en los últimos años han aumentado los productores de arándanos, también lo han hecho los mercados de destinos. Y es que no hay que olvidar que hasta hace una década casi toda la fruta producida por Chile era enviada a Estados Unidos. Si bien el país norteamericano sigue siendo el mayor receptor de los arándanos chilenos, con los años ha tendido a bajar su importancia en la torta de reparto. Así, por ejemplo, el 61% del total de arándanos chilenos exportados la temporada pasada fue a dar a Estados Unidos. El resto lo hizo a Europa (20%) y Asia (12%).
“El trabajo que se ha hecho en Europa en los últimos cinco años es destacable. Lo de China también lo es, pues le da una flexibilidad interesante al negocio. Si bien el arándano no es un producto que allí cause gran sensación —de hecho su crecimiento ha sido más bien lento—, a la fecha llega a un buen porcentaje”, destaca Manuel Alcaíno.
Lo importante, dicen los expertos, es que el consumo de arándanos en el mundo está aumentando, por lo que hay que prepararse.
Gonzalo Ruiz-Tagle, por ejemplo, propone desde el punto de vista productivo, centrarse en la búsqueda de nuevas variedades más sabrosas.
“Además, tenemos las condiciones para explorar variedades con mayor requerimiento de frío, que en general son más consistentes”, asegura.
*Revise aquí las variedades de arándanos con mayor potencial comercial para Chile.
Y es que no hay que olvidar que la planta de arándano necesita de frío invernal para florecer y que el fruto crezca, situación que en Chile, a diferencia de lo que ocurre en otros países como Perú, se da con normalidad.
Manuel Alcaíno, por su parte, va más allá. A su juicio, se deberían arrancar todas las variedades que no dan un buen producto final.
“Hoy no representan un gran porcentaje del total, pero todavía existe producción de variedades como Blue Jay, Blue Ray, Patriot y otras, las cuales deberían haber salido hace rato. Incluso, por estos días, habría que cuestionarse el rendimiento de O’Neal, una variedad que sin ser de las peores, no viaja bien”, dice.
Otra tarea importante que tiene el sector por delante, según los especialistas, es incrementar el calibre mínimo de exportación. Y es que hoy el Comité de Arándanos recomienda enviar a los mercados extranjeros fruta de al menos a 12 mm,
“Se trata de un calibre que aún es chico. La exigencia en los mercados siempre va en aumento y una fruta de buen sabor y mayor tamaño es más competitiva”, puntualiza Manuel Alcaíno.
En la misma línea, el presidente de Decofrut propone reducir al máximo los envíos del llamado tercer tercio de la cosecha, que representa cerca del 10% del volumen total. Y es que, según comenta, aunque la fruta se ve bien en Chile, tiene menos materia seca y se ablanda más fácilmente en tránsito.
“Esta es fruta que debiera ir a la industria y sacarse de la exportación en fresco. Estas medidas se traducirán en un mejor producto final, esencialmente más firme, que es lo que busca el mercado”, asegura.
En ese contexto, una forma de mejorar la firmeza de la fruta es revisar los procesos de poscosecha, debido a que hay un porcentaje alto de la producción que proviene de campos pequeños, cuyos manejos después de la cosecha no son los mejores. Y es que no hay que olvidar que si la fruta pasa muchas horas expuesta a temperatura ambiente antes de ser enfriada, se verá resentida en su calidad. Por lo mismo, la recomendación de los expertos apunta a enfriar la fruta lo antes posible después de la cosecha, lo que en la práctica hace necesario la existencia de una logística adecuada en los campos.