Manejos y recomendaciones para entrar al invierno adecuadamente
Realizar una adecuada fertilización, ayudar al cultivo a entrar en dormancia, ejecutar una poda apropiada dependiendo de la edad del huerto y tener precauciones ante plagas y enfermedades son parte de las recomendaciones de los especialistas.
Rolando Araos Millar
Mientras los productores cosechan sus nueces a toda máquina, también deben tener puesto su foco en lo que vendrá después: la poscosecha y cómo hacer que la planta enfrente la temporada invernal en óptimas condiciones, lo que será determinante para la siguiente temporada.
Y las acciones para eso, especialmente la fertilización, deben ser tomadas ya desde la precosecha.
“Antes se fertilizaba una vez finalizada la cosecha, pero hoy, por condiciones climáticas y de oferta hídrica, se ha optado por efectuarla días previos a la cosecha, etapa donde la condición de la planta es mejor y, además, coincide con el segundo flash de crecimiento radicular, lo que permite una mejor adsorción de los nutrientes aplicados”, dice Giovanni Lobos, investigador del INIA Intihuasi y especialista en nogales.
Esta fertilización de precosecha, dice Lobos, debe realizarse sobre la base del análisis foliar que se lleva a cabo en enero para corregir deficiencias que pueda presentar la planta, con el fin de que los nutrientes queden almacenados en raíces, madera y estructuras reproductivas para la primavera siguiente.
Sin embargo, si el agricultor no pudo fertilizar en precosecha, deberá enfocarse en un segundo manejo: lograr que la planta “duerma”.
Este no es un desafío menor, advierten los especialistas.
Debido a que el otoño ha presentado temperaturas por sobre la media normal para la época —y aparentemente seguirá así— provocará que la planta siga activa, de esta forma, el árbol mantendrá sus hojas verdes por más tiempo.
“Si la fertilización de pre o postcosecha se hace tarde, las hojas se mantendrán más tiempo activas en la planta, y lo que interesa es que ya, a mediados de mayo, la mitad de las hojas estén senescentes, que es cuando la planta comienza con la acumulación de horas frío, requerimiento esencial para el nogal”, advierte Lobos.
El especialista recomienda que, durante estas semanas y como una forma de ayudar en este proceso, se comiencen a distanciar los riegos, disminuyendo su frecuencia y bajando los tiempos de aplicación. Con esto la planta recibirá la señal de que sus hojas deben comenzar con la senescencia —y con ello, la caída se produciría idealmente durante mayo—, y que las ramas más nuevas maduren y no esperen a que las bajas temperaturas o heladas provoquen la caída de las hojas.
Qué hacer ante una helada
Con la llegada del otoño y la proximidad al invierno empieza la preocupación por las heladas.
En el caso de los nogales, estas plantas son de hoja caduca por lo que se encuentran en receso durante el periodo invernal, lo que les permite tolerar bajas temperaturas —de hasta -9°C — sin que se genere daño a algunas de las estructuras.
“Incluso, muchos de los huertos en las últimas temporadas han estado hasta con nieve, sin que se genere algún problema a la madera. Hay problemas de daño de heladas cuando estas se producen temprano en la temporada, en mayo, donde muchos de los huertos aún presentan crecimiento vegetativo herbáceo, que es muy típico en huertos nuevos, donde la maduración de las ramillas es muy tardía en la temporada”, dice Giovanni Lobos.
Sin embargo, si ocurren heladas muy temprano o durante la primavera, los manejos que pueden mitigar o evitar el daño son pocos ya que las estructuras vegetativas en ese periodo solo toleran hasta -1 °C, lo que puede provocar daños tanto a brotes como a flores.
“Se podría preparar la planta, a través de algunos productos foliares, pero el tiempo puede ser corto, ya que, si la helada cae a mediados de septiembre, no da tiempo para preparar a la planta”, dice el investigador del INIA.
Lobos hace un contraste con los paltos, donde las aplicaciones se realizan 45 días antes que se genere la helada. En nogales, en cambio, no se puede porque no hay brotación.
“Otra opción son medidas mecánicas, por medio de la combinación de las masas de aire con aerogeneradores o la combustión de petróleo o similar, pero son altamente contaminantes”, cierra Lobos.
Eso sí, es fundamental que la disminución de estos riegos no sea brusca para evitar generar un desequilibrio o problema en la planta.
“No se puede estresar tanto al árbol dejándolo sin agua bruscamente y de un día para otro. Al contrario, el déficit hídrico debe ser controlado y también tener claro dónde y cuánto se regará para asegurarse de que el agua logre penetrar lo necesario para hidratar raíces (generalmente entre 1 a 1,2 metros de profundidad)”, dice Juan Pablo Subercaseaux, académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Una vía alternativa
Otra forma de trabajar con los nogales, además de la fertilización en precosecha, implica mejorar las condiciones edáficas de sustentabilidad, es decir, del suelo.
Esto se logra a través de las “3M”: Minerales, Materia Orgánica y Microorganismos.
El impulsor de este tipo de manejo, el especialista en frutos secos Jean Paul Joublan, asegura que a través de aplicaciones de materia orgánica y minerales es posible llegar y activar a los microorganismos que se encuentran en el suelo.
Suelo manejado con equilibrio de las “3 M” en un huerto de la región del Biobío en 2023. Crédito: Jean Paul Joublan
“Hay formas, a través de materia orgánica, de llegar a estos microorganismos del suelo y disminuir en forma sustancial las aplicaciones de fertilizante. Considerando el precio de los fertilizantes en los últimos años, esto puede ser una gran oportunidad”, dice Joublan.
Para ello, se deben realizar aplicaciones de inóculo madre, material orgánico que tiene como característica ser rico en microorganismos que facilitan una serie de funciones ecológicas que permiten que el suelo se mantenga vivo y sano.
“Este material puede ser producido de manera simple a nivel intrapredial, sin generar dependencia de un proveedor. Los ingredientes pueden ser similares a los de un compost, pero el manejo es más acucioso, tiene otros tiempos de proceso y el resultado siempre debe ser evaluado mediante microscopia directa”, explica Joublan.
El asesor dice que este elemento, a diferencia del compost, no debe ser estabilizado. Si no que se activa por sí solo gracias a la gran cantidad de grupos funcionales de microorganismos.
Esta alternativa disminuye los problemas sanitarios y permite reemplazar, total o parcialmente, la fertilización tradicional.
Crédito: Jean Paul Joublan
Aunque también recomienda contratar a un especialista que lo elabore y posteriormente lo aplique.
“Por supuesto también siempre está la opción de contratar los servicios de un especialista, que es más efectivo y eficiente”, dice el asesor.
Además, complementa, esta solución no solo disminuye los problemas sanitarios, sino que también permite reemplazar parcial o incluso totalmente la fertilización tradicional.
Fertilización en invierno
En invierno también es posible fertilizar, aunque cómo se realice dependerá del tipo de riego que se utilice.
Así, si el huerto se riega en forma tradicional (surco), se debe aplicar todo el fósforo y potasio juntos, ya que estos tienen baja movilidad.
“Esta aplicación puede ir en conjunto con la incorporación de materia orgánica, lo que favorece las condiciones físicas del suelo”, dice Lobos.
En cambio, para aquellos huertos que se riegan en forma tecnificada, no es necesario aplicar fertilizantes en dicho periodo, aunque sí se puede realizar la inyección de ácidos húmicos o fúlvicos, u otras enmiendas orgánicas líquidas, pero esta dependerá de cómo se comporte el invierno con las lluvias.
La poda, un manejo esencial
Otro aspecto a tener en consideración para el receso invernal es la poda del árbol, la que se puede comenzar auncuando todavía hayahojas.
“Esto favorecería la identificación de aquellas ramas que se encuentran mal ubicadas y generando un exceso de sombra al interior de la planta, pero normalmente se comienza a realizar ya cuando las plantas están sin hojas”, dice Giovanni Lobos.
En este sentido, lo que se busca es entregarle más luminosidad al árbol, junto con dejar solo estructuras que sean productivas, es decir, que en la próxima temporada entregarán fruta.
“Lo que el productor debe buscar es darle luminosidad al árbol y dejar solo las ramas que sean de carácter productivo. Chupones o ramas que sombreen deben ser eliminadas, de esta forma primará la estructura productiva”, dice Juan Pablo Subercaseaux.
Respecto de cuándo realizar esta labor, los especialistas recomiendan que sea más temprano que tarde, considerando que, según los pronósticos, este año tendrá lluvias sobre lo normal, por lo que será una estación desfavorable para realizar esta labor.
“No es recomendable podar el huerto con altas condiciones de humedad ambiental. Esto puede favorecer el desarrollo o ataque de hongos de madera que últimamente han generado una gran cantidad de muertes de ramillas, lo que repercute al final en la calidad y cantidad de nueces a cosechar”, dice Lobos.
Además, la poda invernal requiere de una gran cobertura, ya que justamente los hongos están esporulando y basta con que se genere una herida en la madera para que este quede infectado.
“La poda en invierno tiene que cubrirse muy bien porque hay muchos hongos amenazando. Esto es crítico cuando el nogal ya ha entrado en diapausa o dormancia, puesto que en esos momentos no existe flujo savial ni fitoalexinas que defienden a las plantas”, advierte Jean Paul Joublan.
Por ello, es clave sellar los cortes que se realicen para evitar que este manejo se transforme en blanco de entradas para hongos de la madera y otras enfermedades.
Tipos de poda a realizar
Otro punto relevante es el tipo de poda a realizar, elección que dependerá de la edad del huerto.
Así, si el huerto es nuevo, se debe favorecer su formación, en este caso, dice Lobos, permitiendo lograr el mayor crecimiento del eje central en los primeros 3 años, y dejar toda rama lateral sin intervenir estas. Pero a medida que la planta se va desarrollando y molestando unas a otras, dichas ramas se deben ir eliminando.
En el caso de los huertos en producción, este manejo debe estar orientado a la mantención y generación de centros productivos, que son los encargados de la poda.
“Además, debe estar enfocada solo en aquellas ramas mal ubicadas y que estén generando un exceso de sombra. Esta labor puede ser manual, centrándose en los árboles que presentan mayor problema de emboscamiento. Para esto se debe eliminar un máximo de dos ramas gruesas, especialmente aquellas que reciben la máxima exposición de luz desde primavera en adelante, zona donde ingresa la mayor cantidad de luz al interior de la planta en dicho periodo. La desventaja de esta labor es que se requiere personal calificado y, además, es costosa”, explica Giovanni Lobos.
Aunque existe otra forma de podar, que es a través de un manejo mecanizado tipo topping que se realiza por una de las dos caras de la planta, volviendo a efectuarse por ese lado después de dos a tres temporadas.
“Esta poda es mucho más rápida, eso sí no discrimina rama, lo que implica que posteriormente se genera crecimiento muy vigoroso, que deberá corregirse en forma manual a la siguiente temporada. La ventaja de esta poda es que es muy rápida y de menor costo por hectárea”, dice el investigador del INIA.
La otra alternativa es una poda de rejuvenecimiento, orientada especialmente a aquellos huertos viejos, donde la productividad va disminuyendo.
En este caso, dice Lobos, la poda es mayor, eliminándose más del 30% a 40% de las estructuras de la planta, lo que permite la formación o desarrollo de nuevas estructuras.
“Este tipo de poda (de rejuvenecimiento) debe realizarse en forma paulatina, para evitar que la caída de la producción no sea tan brusca y se realiza en junio o julio, para que las nuevas brotaciones que se generen en primavera lleguen maduras a fines de año, y puedan alcanzar a fructificar para la próxima temporada y recuperar la producción más pronto”, dice el investigador del INIA.
Lobos recalca que los nogales no solo se podan en invierno, sino que este manejo se puede realizar durante todo el periodo vegetativo.
“La diferencia de podar en invierno es que uno logra vigorizar la planta, mientras que con la poda de verano se genera lo contrario, es decir, frena el crecimiento, lo que también se puede lograr con el uso de reguladores de crecimiento”, recalca el especialista.
Atención a plagas y enfermedades
La eventual presencia de plagas se debe monitorear de manera constante, pero a medida que se acerca el invierno hay que poner más atención en algunas, como como arañita roja europea y escama morada, cuyos huevos deben empezar a buscarse desde temprano.
“Esto se debe realizar a inicios de junio, ya que si es necesario efectuar el control se debe aplicar aceite mineral, realizando la primera aplicación en junio y la segunda 45 días posterior a la primera. Con esto se logra controlar hasta el 90 % de las poblaciones de arañitas y escamas”, dice Giovanni Lobos.
Respecto de las enfermedades, solo se debe monitorear las plantas que presentan síntomas de alguna enfermedad y realizar el control, ya sea a través de la eliminación de cancros o madera dañada.
“No es necesario realizar aplicaciones fitosanitarias en este periodo, ya que tienen bajo impacto”, dice Lobos.
Misma visión es la que posee Joublan, quien asegura que el tiempo de realizar aplicaciones fitosanitarias ya pasó. Hacerlo, solo representará una pérdida económica.
“Por ejemplo, las bacterias del género Xanthomonas ya están guardadas dentro de la yema, protegidas, y haga lo que haga el agricultor no tendrá ningún efecto desde el punto de vista fitosanitario en la planta. Hay que pensar que hay entre 1 a 13 millones de formadores de colonia por cada gramo de yema de nogal”, advierte Joublan.