Nuevas oportunidades para la almendra
La baja en la estimación de la producción de California de cara a la cosecha de septiembre, ha generado una importante alza de precios en las últimas semanas que podría ser aprovechada por los productores nacionales.
Rolando Araos Millar
Por estos días el precio de la almendra nonpareil
puede llegar a US$ 7 por kilo. Crédito: El Mercurio.
Buenas perspectivas para Chile tiene en este momento el mercado global de las almendras.
Lo anterior porque la producción estimada de California, que representa cerca del 80% de la cosecha mundial, cayó 20% respecto a lo que esperaba el mercado. Según el último informe objetivo del USDA, la cosecha —a realizarse en septiembre— sería de 997 millones de toneladas, lejos de los 1.200 millones de toneladas que se esperaban en un principio.
Esta caída en la estimación de la producción de EE.UU. deja espacios que pueden ser aprovechados por los productores chilenos.
Sin embargo, esta temporada la producción nacional sufrió una caída de 15% respecto a la temporada anterior, ya que de momento se han cosechado cerca de 14 mil toneladas, lejos de las 16.470 mil de 2018. Esto es causado por diversos problemas de calidad.
Alza de precios
Sin embargo, la baja productiva global trae también buenas noticias.
El menor volumen estimado en EE.UU., sumado a la alta demanda global por este fruto seco, disparó los precios hasta en un dólar por kilo FOB en las dos primeras semanas de julio.
“Chile está en una posición muy ventajosa y privilegiada, ya que siempre el almendro nacional ha tenido un sobreprecio de entre 10% a 12% respecto al que produce California, por lo que si el precio sube allá, también lo hace acá. Esto se da porque el fruto chileno es de mejor calidad y sabor, sale en contra estación y la producción es muy pequeña”, asegura Agustín Giaquinto, fundador y encargado de la planta procesadora y exportadora de almendros y nueces Indufrut, con sede en Llay Llay.
Esta alza, asegura Giaquinto, se ve reflejada en que, si el año pasado el precio FOB por kilo de almendra nonpareil llegaba a US$ 6,50, actualmente puede supera los 7 dólares por kilo FOB e incluso llegar a 7,20 o 7,30. Esto también se ha visto en las variedades “tipo nonpareil” —todas las variedades que no sean ni nonpareil ni carmel— producidas en Chile.
“Variedades como fritz, independence, mission, merced y price están llegando a US$ 6,80 por kilo FOB, mientras que las carmel se tasan en US$ 6,90 e incluso US$ 7,00 por kilo FOB”, asegura Giaquinto, añadiendo que se esperan precios todavía más altos al acercarse la cosecha norteamericana que se realiza en septiembre.
Esto implica, dice Giaquinto, que con nonpareil y los valores actuales se pueden obtener ganancias de entre US$ 6 mil y US$ 8 mil/ha, considerando un gasto en torno a los US$ 5 mil/ha y retornos que se muevan entre US$ 11 mil e incluso US$ 13 mil/ha, asumiendo una producción de entre 2.200 y 2.400 toneladas por hectárea.
“Respecto a las demás variedades —carmel y tipo nonpareil— hay que ser menos optimista, pero sigue siendo atractivo”, plantea Giaquinto.
Los problemas de calidad
En el país existe una superficie total de 5.788 hectáreas de almendros, según el último catastro de Odepa.
Esto es muy lejano en comparación a la superficie de sus “hermanos mayores” como el avellano europeo que totaliza 17.108 hectáreas o el nogal que suma 43.511, de acuerdo a los últimos datos de Odepa.
El gran problema de la almendra, dice Sebastián Valdés, gerente general de la exportadora de frutos secos HDV, es que solo se puede plantar en zonas que no estén expuestas a heladas que puedan dañar su floración.
Esta situación ha llevado a la alta concentración de la zona productiva la que está centrada en las regiones de O’Higgins, Metropolitana, Valparaíso y, en menor medida, Coquimbo.
La ventaja de Chile en el Mercosur
Sumado al alza de precios en Estados Unidos, existe otro factor que es positivo para los almendros chilenos y que tiene que ver con las inexistentes barreras arancelarias en el Mercosur.
“Chile tiene una libre entrada a importantes mercados como Argentina, Brasil o Perú. Tal ventaja no es propia de California, la que debe pagar un arancel para poder ingresar a esos destinos. Por lo mismo, la baja producción chilena, sumada a la baja producción de California, es una fórmula que puede entregar muchos réditos a los productores nacionales”, dice Giaquinto.
Cristián Manterola, gerente general de la exportadora y procesadora de almendras Parmex, asegura que este año la excesiva concentración terminó por jugar en contra de la producción.
“Las altas temperaturas que se produjeron en la zona central, donde está la mayoría de la producción, terminaron por deshidratar las almendras, lo que las hizo pesar mucho menos, totalizando cerca de 14 mil toneladas. Esto es un 15% menos de lo que se produjo el año pasado”, dice Manterola.
Valdés, en la misma línea de Manterola, asegura que esta baja, según cifras de HDV, fue del orden del 8% a 10%, justamente por una disminución en el peso del fruto, por lo que estima necesario comenzar a pensar en nuevas zonas de plantación, para evitar que este tipo de hechos vuelvan a ocurrir.
“Las ventas en viveros han aumentado en los últimos tres años, llegando a vender el equivalente a mil hectáreas. Sin embargo, la producción sigue siendo muy artesanal y baja, por lo que es necesario ampliarla y buscar nuevas zonas productivas”, apunta Valdés.
Buscando nuevas variedades
En el país, la variedad predominante es nonpareil, que posee 3.183 hectáreas —55% del total de la superficie de almendros en Chile—.
“En el horizonte no veo ninguna variedad que pueda hacerle algún tipo de contrapeso a nonpareil. Es la que tiene mayor demanda en el mercado, la más noble para proceso industrial, la más versátil para uso final. Es por eso que por años ha marcado una diferencia de precio con el resto de las variedades. Además es un commodity, ya que su calidad estándar hace que se venda, sea cual sea su condición”, asegura Valdés.
Sin embargo, el gerente general de la exportadora HDV asegura que nonpareil tiene un problema y es que solo se puede plantar en determinadas zonas de nuestro país: aquellas que no estén expuestas a heladas que puedan dañar su temprana floración, y tengan suficiente agua.
Por lo mismo, se están buscando nuevas variedades para diversificar la producción. Entre ellas, las españolas son una de las alternativas para ampliar las zonas de plantación.
Paulo Estrada, gerente de productores de la exportadora HDV, asegura que, al menos en este momento, es una producción muy pequeña y, por lo mismo, de bajo impacto comercial.
“En Chile, con suerte, hay entre 500 a 800 hectáreas comerciales de variedades españolas, donde la que predomina es guara. Y esa cantidad es la que se necesitaría para cerrar el negocio con un solo cliente. Por lo que termina siendo muy difícil poder concretar negocios así”, advierte Estrada.
Sebastián Valdés concuerda con Estrada y señala que esa baja superficie, impide que los volúmenes entregados por las variedades españolas sean interesantes para un potencial cliente.
“Los clientes exigen un gran volumen de almendras y también piden determinados calibres. Pero la oferta chilena (de las españolas) es tan pequeña que no es posible garantizarles calibres 33/35, por ejemplo, que suele ser el más solicitado en guara. Porque simplemente no hay stock de esos tamaños para un embarque que sea significativo en términos comerciales”, dice Valdés.
Estrada advierte que, además, hay otro problema con las variedades españolas: aquellas que no son producidas en España, sufren un importante castigo en el precio.
“Como en Chile se venden en tres categorías: nonpareil, carmel y tipo nonpareil, nadie compra la variedad española por su nombre, la compra por ser un sucedáneo de nonpareil, por lo que el precio por kilo FOB que va a alcanzar es entre US$ 1 y US$ 1,5 menos respecto a nonpareil. Por lo mismo, puede que esto no sea tan atractivo”, advierte Estrada.
Sin embargo, sí son una alternativa para sumar nuevas zonas, ya que estas almendras duras —así se les llama a las variedades españolas porque son más dificiles de pelar— poseen una floración más tardía que nonpareil, por lo que se podrían plantar en alta densidad en la zona sur del país, esto es desde Curicó al sur, donde los terrenos son más baratos.
“Los suelos del sur son mucho más baratos que los de la zona central y la zona norte, donde se requieren inversiones de US$ 60 mil y US$ 80 mil respectivamente para comprar tierra y comenzar un proyecto agrícola. En cambio, en el sur, es posible adquirir terrenos por US$ 20 mil, ya que si bien son de menor calidad, son suficientes para que las variedades españolas, como guara, se desarrollen bien”, explica Valdés.