"Sin debate y cierto consenso acerca de la Constitución que queremos, es improbable un buen acuerdo acerca del mecanismo y arriesgamos un nuevo rechazo".

''Haber puesto las esperanzas en partidos nuevos, que asoman y mueren con la misma rapidez solo ha servido para aumentar la decepción de la gente con la política''.

''Lo derrotado no fue solo un proyecto constitucional, sino un manifiesto político, una proclama pletórica de declaraciones y símbolos que identifican y sustentan a la coalición gobernante''.

''No estaremos avanzando hacia una buena y nueva Constitución mientras la sigamos concibiendo como el espejo en que nos reflejamos como sociedad''.

''Para no fracasar en el segundo intento, parece indispensable girar desde la lógica de la negociación a la de la deliberación''.

''La Constitución no es el lugar para imponer utopías ni para intentar detener una historia así de inestable''.

"De ganar el apruebo, el quehacer legislativo y de los gobiernos quedará pauteado al menos por un decenio. Por ello, el proyecto que se vota mañana es, probablemente, el más ambicioso y pretencioso de los intentos de dirigismo político de la historia de Chile".

"Más vale partir de nuevo que partir mal. Es preferible vadear un pantano que meterse a él para tratar de salir avanzando".

"En el debate democrático, ningún grupo puede reclamar la superioridad de sus principios y valores".

"Comparar el proyecto constitucional de Bachelet con el de la Convención permite apreciar cuánto han cambiado de opinión, en poco tiempo, los partidos de centroizquierda. ¿Será igual con sus electores?".

"En momentos de pocos consensos y en que aún no se asienta la crisis, el pacto constitucional más viable puede ser uno de contención, uno que opte por una Carta sobria, de buenas reglas políticas".