Norman Dabner es un misionero. Su buena nueva viene de Tulahuén, en el valle del Limarí. Ha recorrido Londres, París y Shanghái predicando las bondades de Waqar, su pisco.Le ha ido bien a Dabner.
La empresa de la que es socio y gerente general exportó el año pasado 650 mil euros, principalmente a Europa y China. El trabajo, eso sí, no ha sido fácil. A diferencia del vodka o el whisky, el pisco casi no existe como categoría fuera de Sudamérica, por eso para vender una botella, primero hay que realizar muchas actividades