Heladas: El camino seguido por California y Nueva Zelandia
A menudo existe la sensación de que nuestro país se encuentra atrasado en esta materia respecto a lo que ocurre en estas dos zonas, las cuales históricamente han sido un referente para la actividad agrícola chilena. ¿Qué tan cierta es esta percepción? Descúbralo a continuación.
Ximena Fernández
Este tipo de hélices puede regular su posición en base a la
altura donde empieza el aire caliente y el cultivo. Además,
es liviana y fácilmente transportable en un tractor o camioneta.
Crédito: Pier Zecchetto, Zimex.
En todo el mundo, con diferentes frecuencias e intensidades, se producen pérdidas económicas a raíz del daño por heladas. Es el caso de California, Estados Unidos, y Nueva Zelandia, dos referentes agrícolas para nuestro país, que con el tiempo han debido prepararse para enfrentar y controlar los daños provocados por estos fenómenos climáticos.
En California, por ejemplo, en las últimas décadas han ocurrido varias heladas de importancia para la agricultura. Sin embargo, las más recordadas —y las que sirvieron para que los productores y autoridades tomaran real consciencia acerca de su importancia— son las de 1990 y 1998, las cuales son reconocidas como dos de las peores ocurridas en el siglo XX. Mientras la primera generó pérdidas por más de US$ 500 millones y afectó a alrededor de 450.000 hectáreas de superficie agrícola, la segunda dejó pérdidas por cerca de US$ 700 millones y dañó principalmente a la industria de cítricos.
En Nueva Zelandia, en tanto, si bien también son recurrentes —especialmente en primavera—, no generan tantos daños como en Estados Unidos, donde son consideradas verdaderas calamidades para la actividad agrícola.
Una de las industrias que más se ha visto perjudicada en el país oceánico por estos fenómenos ha sido la del kiwi, siendo la Zespri Gold la variedad que ha resultado más dañada, debido a su temprana brotación, la cual ocurre en agosto, es decir, un mes antes que Hayward.
En medio de ese panorama, resulta tremendamente interesante saber cómo se encuentra nuestro país, respecto a estas dos realidades.
Predicción de heladas
En los últimos años tanto California como Nueva Zelandia han debido llevar a cabo importantes inversiones para desarrollar sistemas de alerta capaces de informarles a los agricultores con una determinada anterioridad el riesgo de que se produzca una helada.
En esta tarea no sólo han colaborado las autoridades gubernamentales de cada uno de los países, a través de la instalación de estaciones metereológicas en diversos puntos del territorio, sino que también han participado algunas universidades y otras instituciones privadas. Así, ambos cuentan en la actualidad con una gran red de monitoreo que pone a disposición de los agricultores, pronósticos climáticos periódicos (cada una hora) de grandes zonas, pero también de lugares más específicos. Si bien en los reportes se privilegia la entrega de información del momento, también se le da espacio a la histórica, que en la práctica resulta fundamental para que los productores puedan tomar buenas decisiones.
Para acceder a estos datos un productor sólo debe contar con internet, pues su utilización es totalmente gratuita. Pero eso no es todo: en el caso de que lo prefiera, existe la posibilidad de que pueda recibir la información a través de mensaje de texto en su teléfono celular.
En ambos países, además, muchos productores han optado por utilizar herramientas tecnológicas, cuyo fin es establecer pronósticos de predios ubicados en zonas determinadas, donde a menudo las estaciones instaladas por el gobierno o las universidades no llegan o no leen la información de manera exacta. Para los expertos, si bien esta alternativa es una excelente opción para los productores, pues permite tomar decisiones a partir de datos acertados y fidedignos, aparece como una solución bastante cara. Así, dicen, su instalación dependerá del presupuesto que posea el agricultor.
Los planes de Zimex
Zimex, la empresa que comercializa en Chile las nuevas hélices móviles, por estos días está trabajando junto a una empresa neozelandesa en un proyecto FIA, con el fin de agregarle a esta tecnología un elemento generador de calor que permita combatir las heladas polares. Cabe destacar que en estas el aire frío se encuentra en todas las alturas, a diferencia de lo que ocurre con las radiativas, las cuales normalmente son más fáciles de combatir.
La apuesta de Nueva Zelandia
En el caso del control de heladas, en Nueva Zelandia se usan básicamente las mismas herramientas que se utilizan en Chile. De hecho, muchas de las empresas que comercializan estas tecnologías en nuestro país son de origen neozelandés.
De acuerdo a Mark Trought, profesor de la Lincoln University (NZ) e investigador principal del New Zealand Institute for Plant & Food Research, las máquinas de viento (hélices, ventiladores industriales, etc.) son las más usadas en Nueva Zelandia, debido a que los productores tienen la idea en su cabeza de que se trata de herramientas efectivas, confiables y, a la vista, tremendamente rentables.
“Hay que tener en cuenta que con sólo un evento de helada sin pérdidas económicas se paga un ventilador y más”, asegura.
Cabe destacar que las hélices tradicionales fueron inventadas en Nueva Zelandia y que su modelo original tenía 10-12 metros de altura y unas aspas gigantes. Si bien en general esta tecnología operaba tremendamente bien, no era perfecta. Y es que su funcionamiento generaba altos decibeles, los cuales no se ajustaban a las normas industriales, y demandaba una alta cantidad de combustible (60 lt/hr aprox.). A lo anterior, se debe sumar el hecho de que su estructura no podía ser movida a otros sectores del campo.
Por estos motivos, uno de los fabricantes neozelandeses buscó la forma de mejorar el diseño para lograr una mayor eficiencia. Así, dio con una nueva alternativa, la cual es móvil y no es ruidosa. De hecho, a 300 metros de distancia ya no se oye. Sus hélices son plegables, se bajan y suben, y su motor, el que se ubica en la superficie, es considerablemente más pequeño, por lo que usa menos combustible.
“Se pueden echar a andar con una décima parte del combustible, cubren la misma superficie que las tradicionales (5 hectáreas) y su encendido se puede programar de forma automática, según la temperatura.”, recalca Pier Zecchetto, gerente general de Zimex, empresa que comercializa estas nuevas hélices en Chile, cuyo costo es de alrededor de US$ 33.000, más la instalación (US $3.000).
Otra herramienta usada por los productores neozelandeses para combatir las heladas son los helicópteros. Si bien el costo de este servicio es tremendamente alto en el país oceánico, genera buenos resultados, especialmente en viñedos.
“El único inconveniente es que deben ser reservados con anticipación por los productores, lo que siempre es un problema”, indica Mark Trought.
En la misma línea aparecen otras alternativas como los aspersores, los cuales de acuerdo al académico neozelandés representan una buena alternativa, especialmente porque protegen bastante bien los cultivos. Sin embargo, también pone énfasis en que se trata de una tecnología que demanda una alta cantidad de agua.
Pero con la adquisición de tecnología no se acaba el problema, dicen en Nueva Zelandia. De hecho, los expertos les recomiendan a los productores integrar las herramientas de control con manejos adecuados que permitan aminorar los efectos de las heladas.
Así, los instan a llevar a cabo acciones como realizar una adecuada selección del sitio de plantación. Para ello, dicen, evaluar el comportamiento de temperaturas y el riesgo de heladas antes de plantar resulta fundamental.
De la misma forma, aseguran, se debe mantener una capa corta de vegetación en la entre hilera, para lo cual hay que cultivarla de manera correcta. Y es que sobre suelos compactados la temperatura aumenta en, al menos, 1°C.
“En mi opinión, el mejor método para evitar el efecto de las heladas, es la selección del terreno, ya que desde ahí parte todo. En el caso de las herramientas, la más recomendada es el agua, aunque también es la más cara. Por lo mismo, la mayoría usa las máquinas de viento”, expresa el profesor Trought.
La realidad de California
En California, en tanto, el método de control de heladas más usado por los productores es el de riego por aspersión, debido en gran medida a su alta eficiencia, especialmente en lo que se refiere al uso de energía y mano de obra. Sin embargo, no todo es perfecto. Y es que esta herramienta, a la vez, tiene un alto costo de instalación y demanda altas cantidades de agua, un recurso que en los últimos años ha sido bastante escaso en California.
Otras de las herramientas usadas en ese lugar de Estados Unidos, aunque en mucha menor medida que el riego por aspersión, son los calefactores, los cuales normalmente demandan altas cantidades de mano de obra y combustible para funcionar y generan importantes índices de polución.
“Son justamente estas las razones que han desincentivado su uso entre los agricultores del estado de California”, indica Richard Snyder, especialista en biometeorología de la UC Davis.
Una técnica que a menudo es usada por los productores californianos de cítricos es el riego superficial, la cual requiere una alta cantidad de agua para asegurar una buena efectividad. Por lo mismo, se usa en huertos más pequeños y en zonas donde el costo del recurso hídrico es más bajo.
“Este sistema se puede usar en combinación con los ventiladores”, dice Richard Snyder.
Las máquinas de viento, en tanto, son utilizadas mayoritariamente por los productores de cítricos y viñedos. Cabe destacar que para muchos agricultores las versiones eléctricas de estas herramientas son muy poco rentables, ya que consumen grandes cantidades de energía, siendo la electricidad uno de los recursos más caros.
El veredicto de los expertos
Tanto Richard Snyder como Mark Trought han estado en Chile en varias ocasiones, por lo que han podido ver la forma en que el sector agrícola de nuestro país trabaja.
Así, ambos coinciden en que Chile cuenta con un nivel tecnológico altísimo y muy similar al de sus respectivos países. No obstante, aseguran, aún hay cosas por ajustar, sobre todo lo que se refiere a transferencia tecnológica.
“En general, las tecnologías se encuentran disponibles, aunque en ocasiones son mal utilizadas. Muchas veces los agricultores no se atreven a dar el salto por temor a lo desconocido”, indican.
Recomendaciones para elegir el método de protección adecuado
Buscar la alternativa más adecuada para proteger la producción agrícola aparece como una prioridad. Sin embargo, esta tarea no es fácil, pues dependerá de la ubicación del huerto, la topografía del terreno, el historial climático y la especie/variedad/portainjerto con la que se esté trabajando.
Richard Snyder, comenta que a menudo los países que tienen problemas leves de heladas usan métodos pasivos, los cuales en general son más rentables, debido a que suelen ser más baratos y generan los beneficios suficientes para que el productor pueda protegerse. Entre ellos, se encuentran los siguientes:
-Gestión de la nutrición de las plantas
-Poda adecuada
-Cobertura de plantas
-Evitar laboreo del suelo
-Riego
-Eliminar cubiertas de hierba que cubren el suelo
-Coberturas de suelo
-Pintar troncos y envolturas
-Control bacteriano
En cambio, los países con mayor ocurrencia de heladas y más susceptibilidad a daños causados por este fenómeno, optan por los métodos de protección activa, entre los que se encuentran:
-Calefactores
-Ventiladores
-Helicópteros
-Aspersores
-Riego de superficie
-Aislamiento con espumas
-Métodos combinados
Antes de optar por una protección activa de heladas, el experto estadounidense recomienda evaluar el costo del cultivo, las pérdidas económicas anteriores por causa de las heladas, la cobertura que dará el seguro (si existe) y el valor del método seleccionado. Así, dice, en cultivos de alta rentabilidad (cerezas, almendras, etc.), que se encuentren en zonas proclives a heladas, disponer de estas herramientas se justificará absolutamente.
“En ese caso, las pérdidas por daño serán muy superiores al costo del sistema de protección elegido”, asegura.