Cómo preparar un huerto frutal para enfrentar las heladas
Para enfrentar con éxito estos fenómenos es necesario llevar a cabo una estrategia integral, donde se incluyen la realización de ciertos manejos y la adquisición de tecnología de punta. Revise a continuación las recomendaciones de diversos expertos en el tema.
Claudia Fernández y Luis Muñoz
Son muchos los productores que en los últimos años
han invertido en adquirir sistemas de control de heladas.
Crédito: El Mercurio
Las heladas son, sin duda, el fenómeno climático que más daño económico le produce al sector frutícola. Las de septiembre de 2013, por ejemplo, generaron pérdidas por más de US$ 500 millones en la industria y dejaron sus marcas en los huertos de los productores por varias temporadas.
Si bien este hecho sirvió para que el agro nacional tomara conciencia y comenzara a invertir en distintas herramientas para el control de heladas, también aportó para que los especialistas técnicos de los distintos huertos pusieran mayor énfasis en que uno de los aspectos más importantes en el combate de las heladas es la prevención.
“La prevención comienza con el desarrollo de la planta, cada temporada, pero debe intensificarse desde fines de invierno a inicio de primavera”, señala Gamalier Lemus, especialista en fruticultura y subdirector de I+D del Inia Rayentué.
La fertilización adecuada
En esa línea, el experto indica que es importante prestar atención al nivel nutricional del huerto, con el fin de que este logre el máximo de equilibrio posible. Su recomendación apunta a evitar niveles altos o excesivos de nitrógeno (N) y mantener niveles adecuados de potasio (K), magnesio (Mg) y de los microelementos cinc (Zn) y manganeso (Mn), con el fin de que las plantas estén mejor preparadas para soportar la ocurrencia de heladas.
Y es que en una planta bien nutrida el punto de congelación en los tejidos será menor que en aquellas no tratadas, por lo que habrá una mayor concentración de sales minerales en la savia y en los tejidos.
Pero eso no es todo. En el caso del N, Gamalier Lemus recomienda otra práctica que se relaciona con analizar el volumen de las aplicaciones en poscosecha.
“Esto podría retardar la lignificación de la madera en otoño”, agrega.
Manejos del suelo
Otras de las tareas que, de acuerdo a los expertos, resulta fundamental para enfrentar con éxito a las heladas es llevar a cabo un adecuado manejo del suelo.
Según el viñatero español, Pedro Benito Sáez, “el estado del suelo puede contribuir a incrementar el poder calorífico o a limitar la irradiación”. Por lo mismo, dice, los principios básicos son mantenerlo bien húmedo a partir de las lluvias invernales o del riego.
Así, se estima que un suelo sin compactación, con alta porosidad, permite una mayor capacidad de estanque de agua y, por lo tanto, cuenta con una mayor capacidad de mitigación de temperaturas extremas. De esta forma, la planta estará mejor preparada desde el punto de vista fisiológico para este reto.
Otros aspectos que se deben tomar en cuenta a la hora de evaluar el suelo son el nivel de vida microbiológica del mismo y la efectividad de la nutrición en la planta.
De acuerdo a los expertos, una buena alternativa es adicionar en aquellos suelos compactados todo tipo de materia orgánica, como rastrojos picados, guano y ácidos húmicos, entre otros, lo que servirá para modificar los parámetros físicos del mismo, incrementando porosidad, disminuyendo resistencia a la penetración y mejorando la velocidad de infiltración y retención del agua.
Más recomendaciones
Otra consideración que se debe tener en cuenta es el control de las enfermedades, con el fin de disminuir la población de bacterias presentes en un huerto frutal, las cuales eventualmente podrían potenciar la formación de cristales de hielo en la plantas.
Por otra parte, hay que poner atención en las aplicaciones de compensadores de frío y considerarlos sólo en zonas donde el riesgo de heladas sea bajo o nulo, ya que inducen un adelanto en la fenología, dejando a las plantas en sus estados más susceptibles.
Herramientas de control
Para Luis Ahumada, productor y asesor frutícola, antes de llevar a cabo la plantación resulta fundamental estudiar el clima de la zona en que se enclavará el proyecto, con el fin de plantar la especie, variedad y portainjerto correcto. En el caso de que el huerto ya exista y se encuentre en una zona en que las heladas sean eventos más o menos frecuentes, recomienda pensar en la instalación de un buen sistema de control de heladas.
En ese contexto, existen dos tipos de herramientas: las activas y las pasivas.
Las activas corresponden a aquellas aplicadas antes o durante el fenómeno.
“En teoría, para evitar una helada es necesario aportar a la superficie del suelo una energía complementaria igual a aquella perdida por el suelo, que es la que provoca el enfriamiento”, explica Luis Morales, físico, doctor en Ciencias Ambientales y académico de la Universidad de Chile.
Entre los aspectos que caracterizan a estos métodos destacan su alto costo, lo que en la práctica dificulta que un productor pequeño o mediano pueda acceder a ellos; y la necesidad de que su puesta en marcha se realice con absoluta precisión.
Es importante, además, que antes de elegir el sistema se considere que no todas las alternativas generan los mismos efectos (lea la entrevista a Fernando Santibáñez, quien hace recomendaciones para elegir las adecuadas).
Dentro de esta gama los métodos más utilizados en Chile son los siguientes:
-Inundación de terrenos:
La idea de este sistema es acumular el calor del día y, por ende, aumentar la capacidad calórica del suelo y su conductividad térmica.
La inundación de los terrenos debe ser realizada antes de que se produzca la helada, por lo que su utilización dependerá de que el agricultor tenga absoluta claridad acerca de que se producirá un evento de esas características.
La mayor debilidad del sistema apunta a que no todos los productores cuentan con agua suficiente para poner en práctica esta metodología y a que no todos los cultivos aguantarán de igual forma una inmersión bajo el agua prolongada. Por lo mismo, los expertos en general recomiendan utilizarlo sólo en casos extremos.
Los mezcladores de aire son unas de las herramientas
más efectivas para enfrentar las heladas.
Crédito: El Mercurio
-Mezcla mecánica del aire:
Esta metodología se relaciona con mezclar el aire frío cercano al suelo con el aire cálido de las capas atmosféricas más altas, para lo cual se utilizan hélices mecánicas, cuyo tamaño puede variar en promedio ente 8 y 15 metros.
Es importante tener en cuenta que la utilización de estas herramientas durante una helada advectiva puede agravar la situación, ya que como este tipo de fenómeno implica la entrada de una masa de aire polar, en la práctica se estará lanzando más aire frío al cultivo.
“En 2013 y 2007, por ejemplo, se dieron varios casos en que los productores que prendieron sus máquinas terminaron por perjudicar aún más sus cultivos”, comenta Luis Morales.
Quienes conocen el sistema dicen que es capaz de aumentar la temperatura de la zona de aplicación entre 1,5°C y 4°C, aunque hay especialistas franceses que dicen que sólo se pueden aumentar a 0,5°C o 1°C.
En la actualidad existen sistemas fabricados en Nueva Zelandia que poseen ruedas, por lo que pueden ser trasladados por los productores de un lugar a otro en el predio.
-Sumidero Invertido Selectivo:
El Sumidero Invertido Selectivo (SIS) es un equipo mecánico que drena en forma selectiva el aire más frío, que es el que más daña los cultivos, extrayéndolo desde distancias muy extensas y lanzándolo eficientemente, a través de potencia mecánica, fuera de la zona de cultivo.
La disposición de estos equipos en la zona de cultivo variará dependiendo de la topografía del terreno. En el caso de los terrenos con laderas, el SIS extrae selectivamente el aire frío proveniente de las laderas, impidiendo su acumulación y evitando que las heladas generen mayores daños. En terrenos planos, donde la totalidad de los cultivos quedan expuestos bajo la misma capa fría, el SIS se ubica en el perímetro de la zona que se pretende proteger. Así, es capaz de drenar de forma selectiva el aire frío del interior, al mismo tiempo que impide que el aire frío del exterior ingrese al área de cultivo.
Es un sistema que de a poco ha ido ganando fama, especialmente en algunas zonas agrícolas de Estados Unidos.
-Helicópteros:
Los tradicionales helicópteros también pueden ser usados para combatir las heladas. Su efecto consiste en empujar el aire caliente presente en las capas atmosféricas hacia bajo, para lo cual se requiere de una inversión térmica. Para ser efectivo debe pasarse de forma repetida por la zona que se desea proteger, lo que a su vez incrementará los costos de operación. Por lo mismo, los expertos recomiendan usarlos sólo en casos de emergencia.
Quienes han usado el sistema comentan que un solo helicóptero es capaz de proteger hasta 20 hectáreas y brindar protección a cultivos que no se vean expuestos a temperaturas inferiores a -1,7°C.
-Cortinas de humo:
Se trata de humos artificiales en la capa de aire adyacente a la superficie del suelo que buscan reponer las pérdidas de calor agregando una cantidad de este. Sin embargo, su uso es cuestionado por la contaminación ambiental que generan.
Sin embargo, sus defensores afirman que es de los métodos más baratos que existen.
Los aspersores de agua han demostrado efectividad para
enfrentar incluso heladas advectivas. Crédito: El Mercurio
-Aspersión de agua:
Para los expertos el uso de aspersores y microaspersores aparece como uno de los métodos más efectivos para el combate de las heladas en los predios agrícolas.
Esta herramienta aprovecha la liberación de calor que se produce al congelarse el agua (80 cal/gr) y la energía almacenada en el agua (1 cal/gr/°C).
En la práctica, estos sistemas podrían ser efectivos en situaciones en que se presentaran temperaturas de -4°C o -5°C.
Su utilización debe estar necesariamente ligado al diseño de un sistema de drenaje que impida que el cultivo se inunde, especialmente en suelos pesados o arcillosos.
En el caso de los microaspersores estos deben seguir funcionando una vez que termine la helada, de lo contrario se podría generar un daño en los cultivos.
De acuerdo a Luis Morales este es un método que ha demostrado una cierta efectividad frente a heladas advectivas, es decir, las más complicadas de enfrentar.
“Al menos, para las heladas de 2013 algunos productores que regaron presentaron daños mínimos en sus cultivos”, asegura.
Su costo es de alrededor de US$ 2.000/ha (adicionales al sistema de riego).
Las máquinas Lazo se han hecho famosas en el mundo.
Crédito: El Mercurio
-Calentamiento del aire:
Esta técnica es muy usada en los campos. Su uso consiste en calentar el aire frío que rodea la planta, que el que provoca su enfriamiento.
Para que sea efectivo se deben distribuir un cierto número de estufillas pequeñas (idealmente entre 100 y 300 por hectárea) de petróleo o propano sobre el terreno, las cuales deben ser encendidas cuando la temperatura se encuentra entre 0°C y -1°C. De hecho, las recomendaciones apuntan a que sean encendidas parcialmente cuando la temperatura está a 1°C, con el fin de ganar tiempo y frenar la disminución de la temperatura.
Si bien el uso de estas herramientas presenta una buena efectividad, aumenta de manera importante los costos, debido principalmente al alto uso de combustible que implica su funcionamiento.
En ese segmento, una alternativa es la máquina Lazo FCM (Frost Control Machine), la cual posee un ventilador centrífugo con dos salidas que calienta el aire frío en base a gas licuado y que es arrastrado por un tractor. Su objetivo es lanzar aire caliente a nivel del suelo para que no se congelen las yemas.
Para Florencio Lazo, inventor de esta tecnología que ha llegado a diversos países del mundo, es importante que los productores estén conscientes del riesgo económico que representan las heladas.
“Creo que en el último tiempo hemos progresado mucho, pero aún falta. El hecho de que la helada sea un fenómeno ocasional, hace que los productores no le den la importancia que tiene”, indica.
-Mantas térmicas:
Las mantas térmicas son herramientas que sirven para envolver a las plantas, lo que genera que se cree un microclima y se evite el efecto de la helada. Así, se considera que retienen el aire cálido que libera el suelo durante la noche, formando un colchón de aire que actúa como escudo térmico, y logrando una diferencia de temperatura de 3°C a 5ºC con el exterior.
“En la práctica, estas herramientas buscan generar el mismo efecto de las nubes. Así, el calor que está perdiendo el suelo producto de la helada, queda atrapado gracias a la manta”, explica Luis Morales.
El consumo de petróleo estimado llega a 300-600 lt/ha/hora. Respecto a la mano de obra, se calcula que un obrero es capaz de encender una hectárea de quemadores por hora.
-Barreras de desvío:
Otra de las herramientas que, de acuerdo a los especialistas, puede ser utilizada por los productores para enfrentar las heladas son las barreras de desvío, las cuales en la práctica operan como pabellones que permiten desviar las masas de aire frío, brindándole protección a determinados lugares del predio.
Sin embargo, Luis Morales es enfático en señalar que antes de optar por un sistema de estas características se debe realizar un profundo y muchas veces lento estudio del predio y de su ubicación, con el fin de llevar un adecuado control de daños y no perjudicar a nadie.
“El problema de este sistema es que las trayectorias de aire cuando se encuentran con un obstáculo se desvían. Así, fácilmente una masa de aire puede ser desviada hacia un campo vecino que naturalmente se encuentra más protegido. Es decir, lo que puede ser la solución para uno puede transformarse en un gran problema para otro”, explica.
Más allá de las complicaciones, este sistema a juicio del experto aparece como uno de los más efectivos.
Protección pasiva: La mejor opción
La alternativa más promovida por el equipo de Luis Morales en la Universidad de Chile es la relacionada con la protección pasiva, es decir, aquella que contempla la realización de un completo análisis del predio antes de llevar a cabo las siembras o plantaciones, con el fin de definir los lugares específicos donde las heladas resultan más dañinas.
“De esta forma, el productor podrá escoger las especies o variedades y ubicarlas en el campo, de acuerdo a los antecedentes que pueda recoger del análisis. En rigor, es mucho más barata que un método activo”, asegura.
De hecho, la misma Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile ha realizado estudios para algunos agricultores, incluso de Argentina, que han resultado todo un éxito. En ellos se ha podido determinar aspectos específicos de cada uno de los predios como la acumulación de calor y frío, la determinación de las temperaturas mínimas a las cuales se puede llegar, la frecuencia en que se podría dar un fenómeno de heladas y los lugares específicos donde se podrían generar con mayor fuerza estos fenómenos, entre otros.
En el caso de aquellos productores que ya tengan establecido su huerto, la realización de estos análisis les permitirá adquirir información relevante para manejar el manejo de sus huertos. Así, podrán plantar o arrancar especies o variedades de lugares determinados del campo, dependiendo de qué tan agresivas sean las heladas. De igual forma, se tendrá mayor certeza acerca de qué alternativas complementarias se podrán tomar para enfrentar estos fenómenos climáticos.
Quienes quieran llevar a cabo un estudio de estas características se pueden comunicar directamente con la Universidad de Chile.
¿Cuándo realizar acciones de control?
Para Gamalier Lemus los equipos de prevención de heladas deben ser accionados cuando la temperatura en el huerto sea de 0.5°C a 1°C mayor al límite del daño fisiológico de la especie de frutal. Cabe destacar que este umbral varía con el estado de desarrollo de la planta, siendo el momento más sensible el que se da desde plena floración hasta el comienzo de la caída de restos florales.
Luis Ahumada coincide en que los sistemas de control necesitan estar operativos antes de una helada, ya que poco se puede hacer si esta llega y el productor no tiene con qué defenderse.
“Ante un riesgo de heladas inminente, se pueden mojar los suelos, lo que ayuda bastante. Esto, por supuesto, considerando que haya agua. Cabe destacar que aunque se tenga un buen método de control, el hecho de tener mojado el suelo el día de la helada reduce el riesgo de daño, siempre que esta sea hasta -0.5°C o -1°C”, añade el asesor.
Tan importante como disponer de herramientas de control de heladas, será contar con operadores confiables que echen a andar el mecanismo en el momento preciso.
“Hay muchos casos en que está todo pero nadie accionó el sistema o no tenían petróleo para las hélices”, cuenta Luis Ahumada.
Modelación de drenaje de aire frío en un predio Crédito: Luis Morales