Oportunidades y desafíos para la mecanización de la cosecha de arándanos en Chile
Un grupo de investigadores de la U. de Talca comprobó que el uso de ganchos remecedores aparece como una alternativa viable para que la fruta cosechada mecánicamente pueda exportarse en fresco. Sin embargo, los mismos promotores de la idea aseguran que aún se deben hacer mejoras al sistema.
Florencia Polanco
Estructura para cosecha desarrollada en Holanda.Crédito: Jorge Retamales
La producción de arándanos es una actividad que día a día tiene más desafíos por delante. Uno de los más importantes es el que se relaciona con la necesidad de que la fruta, especialmente aquella destinada al mercado en fresco, llegue en perfectas condiciones a destinos cada vez más lejanos como China.
Se debe recordar que el arándano es tremendamente sensible a los golpes, por lo que su manejo debe realizarse con mucho cuidado, especialmente durante la cosecha, que es cuando existe mayor opción de que la fruta sufra daños por impacto.
“Existe suficiente información que demuestra lo sensible que es el arándano al daño por impacto (golpe), lo que puede disminuir su vida de poscosecha y, por ende, la calidad percibida por el consumidor final”, señala Claudia Moggia, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Talca.
Por lo mismo, en el segmento de fruta dirigida al mercado en fresco tradicionalmente se ha apostado por llevar a cabo una recolección de forma manual, usando trabajadores entrenados y con vasta experiencia en la labor. Después de todo, es aquí donde se juega buena parte del desafío de llegar a destino con una fruta de alta calidad.
Sin embargo, la escasez de mano de obra, que ha llevado a que la cosecha represente hasta cerca del 60% de los costos de producción de un huerto, y la necesidad de aumentar la rentabilidad del negocio en general, ha obligado a la industria a pensar en otras formas de hacer las cosas.
Una de ellas es avanzar hacia la mecanización de las labores, siendo la cosecha uno de los puntos más relevantes. Pese a que muchos piensan que la cosecha mecanizada de arándanos sigue siendo una posibilidad sólo para la fruta dirigida al IQF, hay expertos que creen que las opciones de incluir en esta dinámica a los arándanos destinados al mercado en fresco son cada vez más concretas, aunque aclaran que hace falta más evidencia.
“En Chile hacen falta estudios serios que ayuden al sector productivo a elegir la mejor alternativa bajo nuestras condiciones y la lejanía de los mercados. Hoy, la mecanización de la cosecha no es un tema suficientemente abordado por los investigadores nacionales o de la región”, dice Gustavo A. Lobos, también de la U. de Talca.
Lo que se sabe hasta ahora
Jorge Retamales, del Departamento de Horticultura de la citada casa de estudios, quien ha trabajado en este tema junto a Moggia y Lobos, sostiene que en el mediano plazo, la mecanización será una necesidad para la mayor parte de los huertos del país.
“La excepción serán los huertos de pequeño tamaño que usan mano de obra familiar, los cercanos a grandes centros urbanos o donde haya escasa competencia por mano de obra”, puntualiza.
Si bien existen diferentes alternativas de mecanización que son utilizadas en Chile y otros países productores de arándanos, como Holanda y Estados Unidos, los estudios realizados por Retamales y su equipo apuntan a que no todas son aptas para la exportación en fresco a destinos lejanos.
En Estados Unidos, por ejemplo, a menudo se utilizan equipos automotrices en forma de U invertida, con varillas plásticas que golpean o remecen los brotes y cañas para separar la fruta, la cual cae (a veces desde 2 metros) a estructuras de colecta y luego es depositada en cajas cosecheras de plástico.
“Esa fruta es apta para procesado o, luego de una exigente selección previo al embalaje, para consumo fresco en un plazo breve, normalmente inferior a una semana”, especifica. Este método, entonces, sería más adecuado en Chile si la fruta se destinara a congelado o agroindustria.
Una segunda opción, y la que se asoma como la más viable para los productores chilenos, es el uso de máquinas neumáticas a las cuales se les conectan mangueras unidas a rastrillos o ganchos.
Estos se usan para remecer la fruta de cada una de las cañas de la planta. Adicionalmente, se instalan estructuras de colecta a cada lado de ella para recibir la fruta. Se trata de un sistema semi-mecanizado, pues debe ser controlado por un operario especializado.
“En nuestra investigación, el uso de ganchos remecedores mostró que al cabo de 60 días de cosecha, la fruta tenía una vida útil y calidad similar a la de la fruta cosechada a mano”, asegura Retamales.
Durante dos temporadas se evaluaron las variedades O’Neal y Brigitta y, según complementa Claudia Moggia, se evidenció que la firmeza y condición de la fruta no se vieron seriamente afectadas con el uso de este sistema.
“Más aún, en gran parte de las evaluaciones realizadas en tres momentos de cosecha, dos horarios (a.m. vs. p.m.), y considerando un retraso en la entrada en enfriamiento (2 vs. 6 horas), la cosecha manual no fue significativamente mejor”, añade.
A pesar de que no fue un aspecto central de su estudio, también estimaron que la eficiencia del operario (fruta cosechada por jornada) puede aumentar en, al menos, un 100%.
“Creemos que con algunas modificaciones menores en el equipo y una capacitación adecuada a los cosecheros, la eficiencia podría mejorar considerablemente”, asegura Claudia Moggia.
Sin embargo, también existen desventajas en el uso de esta tecnología. La principal es que disminuye el porcentaje de fruta exportable, al final de la línea de proceso.
“Aun cuando dista mucho de las cosechadoras automotrices, el equipo vibrador semi-mecanizado igualmente genera un aumento de la fruta inmadura y de calibres indeseados. Es un aspecto importante, pero creemos que es factible de mejorar”, enfatiza Gustavo Lobos.
Desafío pendiente
Según el equipo de investigadores de la U. de Talca, el éxito de la mecanización se relaciona directamente con el terminal del brazo vibrador. El que utilizaron en sus ensayos tiene forma de “C” perpendicular al brazo, por lo que permite coger cada caña y acercarla a la cama recolectora, disminuyendo al máximo la altura de la caída y las pérdidas por frutos en el suelo.
Aun así, precisan, hay aspectos importantes que se deben mejorar, dado que la mayoría de estos equipos han sido diseñados para la recolección de otras especies. El brazo remecedor de esta máquina, por ejemplo, sólo cuenta con un gatillo para abrir el paso del aire y producir la vibración, lo que permite regular el tiempo, pero no la intensidad de la misma.
“La regulación de la presión se realiza en el cuerpo del equipo, el cual está a varios metros de donde se ubican los cosecheros. Si existiera un segundo gatillo en el brazo, que permitiera regular la fuerza ejercida, el operario podría combinar tanto el tiempo como la intensidad de la vibración, ayudando a una cosecha más eficiente en cada caña, en distintos niveles de madurez”, detalla Lobos.
En cuanto a la eficiencia de la cosecha, el especialista especifica que sería aconsejable montar la cama recolectora en un equipo autopropulsado, ya que el movimiento de esta es lento. Así, mediante un sistema hidráulico, el operario podría posicionar las camas por debajo de las plantas de una forma más rápida y con la intervención de menos personas.
Pese a estos hallazgos, Retamales advierte que el dogma de la incompatibilidad de la cosecha mecanizada con la exportación en fresco ha sido más potente que estas investigaciones, por lo que el uso de estas remecedoras, a pesar de tener similar calidad de fruta y bajar al menos a la mitad la necesidad de mano de obra para cosechar, ha sido bastante reducido por parte de los productores chilenos.
“Falta probar, adaptar y demostrar que el sistema funciona en distintas variedades, huertos y sistemas de manejo. Sólo así, pienso, se podrá empezar a cambiar este dogma”, dice. Agrega que “el dogma de la incompatibilidad de cosecha mecánica y exportación de fruta fresca debe empezar a ser desafiado”.
Un primer paso, a su juicio, es tender puentes entre los investigadores y las empresas, productores y exportadores.
“Nos falta el vínculo que pruebe y demuestre la aplicación práctica y los ajustes necesarios para que los nuevos desarrollos generados sean realmente aplicados por la industria”, enfatiza.
La realidad en otros países
En diversa medida y urgencia, todos los países agrícolas enfrentan el problema de la escasez de mano de obra para la cosecha de arándanos. Incluso, los que han ingresado recientemente a producir esta fruta, como es el caso de Perú.
Pero hay países, como Estados Unidos, que no tienen la limitación de la larga vida de poscosecha que tiene Chile, pues la mayoría de la fruta se consume dentro del país, por lo que el período que transcurre entre la cosecha y la llegada al consumidor final no supera los 10 días.
En Michigan, el principal estado productor de arándanos de arbusto alto en Estados Unidos, la cosecha a mano se destina a fresco, mientras que la cosecha mecanizada apunta a procesado. Sólo en ciertos casos, explica Jorge Retamales, la fruta de cosecha mecanizada puede destinarse a fresco. Para ello se debe contar con equipos bien regulados, operación de cosecha cuidadosa y selección en packing exigente.
En Holanda, en tanto, se usan estrategias para reducir el tiempo muerto de los cosecheros, para lo cual han desarrollado estructuras de colecta o acopio de fruta que aumentan la proporción del tiempo que cada cosechero efectivamente ocupa para llevar a cabo la labor.
“Sin embargo, estudios conjuntos con el U.S. Department of Agriculture (USDA) han mostrado que las superficies de estas estructuras de colecta son demasiado rígidas y provocan daño a la fruta. Por lo mismo, se está estudiando la forma de reducir ese daño”, señala Jorge Retamales.
Así, pese a que existen opciones que permiten aumentar la eficiencia de cosecha y reducir las necesidades de mano de obra, sin disminuir la calidad de la fruta que llega al consumidor, aún existen desarrollos pendientes para lograr que la mecanización de la cosecha de arándanos sea implementada masivamente por los productores nacionales.