En los últimos años, la tendencia en la fruticultura mundial ha avanzado de manera firme a aumentar los rendimientos de los huertos, para lo cual, en muchos casos, se ha tendido a utilizar densidades de las plantaciones mayores. En el caso de las almendras, este tipo de modelos se encuentra en franca expansión.
En España, por ejemplo, las plantaciones de almendros en alta densidad están de moda. Y es que este país, pese a su enorme tradición almendrera, con el tiempo ha ido perdiendo competitividad frente a otras naciones productoras. Así pese a ser en la actualidad el tercer mayor productor del mundo (51.000 ton), detrás de Estados Unidos (840.000 ton) y Australia (75.000 ton), es también el que posee la mayor superficie de plantación en el mundo —547.822 has, es decir, 240.000 más que Estados Unidos y 517.000 más que Australia—, lo que en la práctica denota su bajo rendimiento productivo. De hecho, hasta hace poco tiempo, los productores más experimentados de ese país, en el mejor de los casos, sólo eran capaces de producir 150 kg de grano/ha.
Por lo mismo, en el último tiempo, los esfuerzos de los expertos españoles no sólo han estado centrados en desarrollar nuevas variedades y mejorar las tradicionales, sino también en expandir entre los productores estos nuevos modelos productivos, basados en la alta densidad y que, en el caso español, fueron emulados a partir de la positiva experiencia que tuvieron en olivos, donde se pasó de una densidad de 300 plantas/ha a, incluso, 2.000 plantas/ha, y se llegó a rendimientos mínimos de 10 ton/ha, es decir, entre 50% y 70% más de producción que con el sistema tradicional.
Pero, ¿cómo funcionan estos huertos superintensivos o SHD (Super High Density) en almendros? El principio es bastante simple y similar al que se utiliza en otros frutales: se necesita un portainjerto enanizante, el cual al ser injertado con variedades poco vigororsas dan como resultado un seto con menor desarrollo vegetativo, más bajo y capaz de entrar rápidamente en producción. Pero eso no es todo, pues con este sistema de formación se posibilita la mecanización de gran parte o la totalidad de las labores, lo que en la práctica significa ahorrar muchos recursos en mano de obra.
Innovación productiva
Los almendros en SHD poseen características únicas que los hacen muy distintos a los tradicionales.
El marco de plantación, por ejemplo, se establece con una distancia de entre hilera de 3.5 m a 4 m, y de sobre hilera de 0.8 m a 1.2 m. Además, su estructura formativa es libre, sin ejes o amarras formativas. Lo único que se utiliza es un tutor de 60 cm (90 cm en total y 30 cm enterrados). Paralelo a ello, durante el primer y segundo año de crecimiento, se realiza un topping o poda superior, con el fin de rebajar la altura de la planta, y una poda lateral, para mantener mi hilera dentro del ancho deseado.
Lo anterior responde a que la finalidad de este sistema de formación es copar rápidamente el espacio entre plantas e ir formando una espaldera no muy gruesa para que la luz le llegue a la planta desde ambos lados. Si bien la altura de esta no debiera superar los 2.5 m, este factor estará determinado por el alto de la máquina cosechera cabalgante que se utilice.
Poda mecánica almendros SHD (video)
2da cosecha mecánica almendros SHD (video)
Otros aspectos positivos que ha demostrado este sistema se relacionan con la mayor facilidad y eficiencia —se cubre un área más pequeña y uniforme— a la hora de realizar las aplicaciones de tratamientos fitosanitarios.
Pero eso no es todo: la sanidad del suelo y de los frutos también se verá beneficiada debido a que buena parte de las labores agronómicas se pueden mecanizar.
Respecto a la entrada en producción, es importante tener en cuenta que con el SHD esta se adelanta, en promedio, dos temporadas, aunque en algunos casos puede ser más.
La cercanía de los frutos con el tronco o ramas principales de la planta que propicia este sistema, permite que todos los elementos nutricionales lleguen de forma mucho más directa, lo que se traducirá en fruta de mejor calibre. Así también, como habrá menos fruta por árbol, la fertirrigación se optimizará y el gasto en productos disminuirá.
La llegada del sistema a Chile
A diferencia de lo que ocurre en otros lugares del mundo, en Chile el SHD recién se está dando a conocer. Uno de sus impulsores en el país es el vivero Agromillora Sur, el que en los últimos dos años ha llevado a varios productores nacionales a España para que vean in situ cómo funciona. De hecho, hoy son tres los agricultores que están realizando ensayos en nuestro país, entre los que figura Andrés Schurter, de la zona de Peralillo, quien el año pasado plantó 3 ha de almendros Nonpareil en un marco de 3.5 m x 1.5 m en la modalidad de estructura libre o Smarttree con portainjerto Rootpac-20.
Si bien la primera producción interesante espera obtenerla recién el próximo año, el productor se muestra optimista. Y es que hace algún tiempo realizó un ensayo en ciruelas con un sistema simular al que implementó ahora, el cual le ha dado muy buenos resultados.
Si bien en España este sistema se está trabajando principalmente con variedades como Solera y Guara, de acuerdo a los expertos no existe ningún impedimento para que se utilicen otras de origen americano como Carmel, Fritz y especialmente Nonpareil, la favorita de los productores chilenos.
“Pese a esto, sabemos que Guara se está trabajando cada vez más en Chile, pese a que su cáscara es más dura que la de Nonpareil. Su gran ventaja es que es muy productiva y autofértil. Además, es más resistente al ataque de pájaros e ingreso de enfermedades, y presenta una mejor guarda. También tiene menor requerimiento de agua y florece unos 15 días más tarde que Nonpareil”, comenta Ely Chernillo, gerente general de Agromillora Sur.
A juicio del representante del vivero, la gran ventaja de Guara es que puede ser injertada sobre Rootpac-20 o Rootpac-40, portainjertos diseñado genéticamente por el Grupo Agromillora, que permiten densificar al máximo ciertos frutales, como los almendros.