La almendra vuelve a conquistar a los productores
El alto precio logrado por este fruto seco a nivel internacional y las buenas perspectivas a futuro son, sin duda, las principales motivaciones que están llevando a los productores a apostar por este negocio.
Florencia Polanco
Los expertos proyectan en el mediano plazo ingresos promedios para los huertos de US$ 10.000 y US$ 12.000 por hectárea. Crédito: El Mercurio
Pese al estancamiento de la superficie de plantación, a que las variedades cultivadas están limitadas geográficamente y a que en los últimos años muchos agricultores decidieron reconvertir sus proyectos con otras especies más rentables como el nogal o el cerezo, el negocio de las almendras sigue más vivo que nunca. De hecho, diversos expertos y productores aseguran que el panorama para el sector en Chile es tremendamente promisorio.
“En el mediano y largo plazo proyectamos ingresos promedio de entre US $10.000 y US $ 12.000 por hectárea a los productores de almendras. En 2015, por ejemplo, estos superaron los US $20.000 por hectárea”, señala Elena Puentes, gerente general de Chilenut.
La experta comenta que otro factor que incide en este panorama es el hecho de que California —principal productor de este cultivo a nivel global— no tiene mucho más espacio para seguir creciendo, producto de la escasez de superficies con agua.
“Proyectamos la almendra como una oportunidad de desarrollo en Chile, en reemplazo de cultivos con una alta demanda de mano de obra, pues esta tiene la ventaja de tener una altísima mecanización”, agrega.
Cabe destacar que en la actualidad alrededor del 0,5% de la producción mundial de almendras proviene de Chile, lo que se traduce en unas 12 mil a 15 mil toneladas y una facturación de US $100 millones anuales.
Atentos al cambio
Agustín Rojas de Paine ha producido almendras por más de 40 años, y pese a la enorme tentación que en algún minuto significó convertir su huerto a nogales, siguió adelante con su apuesta.
“La situación ha ido cambiando los dos últimos años. El valor de la almendra ha alcanzado montos históricamente elevados y se insinúa un decrecimiento de consideración en el valor de la nuez, producto del incremento de la oferta de este fruto en Estados Unidos”, detalla.
En su caso, de los US$ 4 a US$ 5 por kilo de pepa (almendra pelada) que solía recibir en un año común, pasó a cobrar US$ 11 por kilo durante la última temporada.
“El precio de las últimas dos temporadas hace atractivo el negocio, en el caso de contar con huertos bien ubicados y manejados, y producciones superiores a 2.000 o 2.500 kilos de pepa por hectárea”, añade.
Según Cristián Manterola, gerente de ventas de la comercializadora Parmex, a nivel mundial el negocio de las almendras ha gozado de una fuerte demanda en los últimos años, con crecimientos sobre el 10%, lo que ha repercutido en un boom de plantaciones, sobre todo en California y Australia, grandes productores a nivel global.
Respecto de Chile, dice que sí se ha registrado un aumento de la superficie plantada en el último tiempo, aunque este es muy bajo. Más que estancamiento, especifica, ha habido una baja en la superficie por extracción de huertos poco productivos o viejos.
“En todo caso, en dos o tres años más, la superficie aumentará gracias a los mejores rendimientos que se pueden obtener en los huertos por manejos, diseños de plantación y utilización de variedades autofértiles. Los márgenes de rentabilidad también han mejorado, y desde la temporada pasada se observa más interés de los agricultores por ingresar al negocio de las almendras”, dice.
La piedra de tope
Pese al buen pronóstico para el negocio de las almendras, también hay tareas pendientes que se deben resolver. Y es que actualmente existen desincentivos para los productores, siendo los principales las heladas y la escasez de tierras adecuadas para su producción.
“Si bien las condiciones económicas son atractivas, el desarrollo de las plantaciones aparece relativamente estancado debido a que la especie tiene un requerimiento climático muy exigente. Por lo mismo, la superficie plantada con almendro difícilmente variará en un 700% en 30 años, como ocurrió con el palto, el nogal y el cerezo”, señala Gamalier Lemus, investigador del INIA.
Cabe destacar que el almendro debe ser plantado en zonas donde no se produzcan heladas a fines de invierno —desde mediados de julio hasta inicios de septiembre—, lo que se da muy escasamente en el valle central. El problema, es que sectores más protegidos climáticamente se encuentran ocupados en la actualidad por especies tanto o más rentables que este fruto seco, como el palto. Otras zonas de interés, como la Región de Coquimbo, presentan escasez hídrica, lo que también es una limitante para el correcto desarrollo de este frutal.
Según Rojas, zonas costeras de la Región de Valparaíso hacia al norte resultarían interesantes de analizar, siempre y cuando existiera una adecuada dotación de agua de riego.
De igual forma, indica que si en la zona elegida no se tiene certeza de la no ocurrencia de heladas en el período de primavera temprana, lo mejor será seleccionar variedades de floración más tardía.
“Por la susceptibilidad climática del almendro, la variabilidad de la cosecha de un año a otro puede ser significativa, no así en el nogal, que es menos sensible”, agrega.
Así, explica que el peor escenario para Chile es que se produzca una buena cosecha en el hemisferio norte, y una primavera lluviosa y helada en el país, lo que en la práctica afectaría el volumen de cosecha.
Manterola, por su parte, coincide con la idea de que el lento crecimiento de la superficie de almendros en el país se debe a la poca disponibilidad y alto costos de tierras con un clima apropiado para este cultivo. Una situación que en el caso de nogal no se da.
“Los nogales son mucho más amplios en el espectro de las zonas en las que se puede plantar”, detalla.
Según el gerente de ventas de la comercializadora Parmex “no es que el nogal haya influido directamente en la superficie plantada de los almendros, sino que este y las cerezas compiten de forma directa por la poca tierra disponible con almendros y otras especies como uvas y carozos, entre otras”.
Proyecciones para Chile
Chile es el principal productor de almendras de Latinoamérica, gracias en gran medida a que es uno de los pocos lugares donde el clima permite su cultivo. Pese a ello, los especialistas descartan que nuestro país vaya a convertirse en el futuro en un gran productor a nivel mundial.
“Puede incrementar su oferta de almendras, con buenos precios y mejoras tecnológicas en el manejo. Sin embargo, lo reducido de su superficie en términos comparativos no permiten pensar en que pueda llegar a ser un productor de importancia”, admite Rojas.
“En el hemisferio sur, por ejemplo, Australia produce más de 80 mil toneladas, versus las 15 mil toneladas de Chile. Por las restricciones de tierra y agua, sumado a la rentabilidad de otros cultivos, es difícil que nuestro país se posicione como potencia productora”, complementa Manterola.
No obstante, los expertos coinciden en que Chile sí puede seguir potenciando su crecimiento a nivel interno. Lemus, por ejemplo, dice que una posibilidad para nuestro país es comenzar a producir almendras para proceso.
“Así se ampliarían la zona cultivable con la especie. De hecho, el almendro es opuesto al avellano, pues casi la totalidad es para consumo directo”, sostiene.
Sin embargo, para lograr este objetivo resulta fundamental ampliar el espectro de variedades utilizadas —especialmente por las dificultades climáticas— y mejorar el manejo agronómico de las plantas. En ese contexto, destaca el trabajo llevado a cabo por California, que consigue altos rendimientos unitarios, gracias a que sus productores realizan un apropiado manejo del riego, de la nutrición, de la poda y de los portainjertos.
De acuerdo a las estimaciones de la gerente general de Chilenut, la oportunidad está. De hecho, piensa que Chile incluso podría crecer 20 veces en superficie plantada, sin afectar en nada el precio mundial.
“Pero hay que atreverse con variedades nuevas que puedan plantarse en lugares que hoy están limitados por clima principalmente. Falta un trabajo de promoción importante”, dice.
Como ejemplo pone a Australia, país que hace 10 años tenía un volumen de producción igual o inferior al de Chile, y que hoy produce cuatro a cinco veces esa cantidad.
La clave, señala, fue que los productores se asociaron, lo que les permitió obtener precios de entre 5% y 10% superiores a los de California.
“Además, se diferencian por ofrecer productos de mayor calidad que Estados Unidos, mejor seleccionados y con menor daño mecánico”, complementa.